La trifulca entre las baronías del PSOE y el presidente del gobierno ha opacado el primer trámite de los presupuestos del Estado y ha servido para que propios y extraños hayan hecho propaganda en favor o en contra de los elementos en disputa. Tanto como para provocar el enfado de Pedro Sánchez que ha terminado por acusar a los militantes y dirigentes socialistas que han criticado la acción de gobierno de “desleales o ignorantes”. O se está con ÉL o se está contra ÉL ha sido el resumen de la confrontación donde desde Ferraz han declarado que la “doctrina del PSOE es clara”. Ahora bien, todos se preguntarán si todo esto es tan sólo por el apoyo de EH Bildu a los presupuestos o hay algo más.

Respecto a un no-existente pacto con EH Bildu como dejó dicho José Luis Ábalos el lunes en rueda de prensa, ya que los vascos decidieron apoyar porque les venía bien y no a cambio del acercamiento de presos (algo que han hecho todos los gobiernos independientemente del color), ni por otras cuestiones ocultas o a negociar, no parece que sea el principal problema. Recuérdese que Sánchez I ya fue avisado por las mismas baronías que hoy han hablado en el famoso Comité Federal del 28 de diciembre de 2014 cuando, tras “unos resultados históricos”, el candidato socialista pidió al máximo órgano entre congresos que le dejasen intentar la investidura si Mariano Rajoy no conseguía la mayoría. Las líneas rojas fueron claras, ni con los herederos de ETA, ni con los independentistas. Tras las primeras elecciones de 2019, en Comité Federal las baronías volvieron a señalarle esas líneas rojas, esperando que pactase, como así estuvo negociando en la sombra Iván Redondo, con Ciudadanos y formar un gobierno de 180 diputados. No se dio por la negativa ególatra de Albert Rivera y sus fanáticos populistas del sistema, pero se intentó. Producto de esa negociación fueron las declaraciones de Sánchez II sobre no poder dormir con Podemos en el gobierno o su “no es no” a EH Bildu.

No puede decir Sánchez que no ha sido avisado por las baronías porque lo han hecho hasta la saciedad, incluso le han llegado a permitir que con mucho cuidado negociase aspectos con los independentistas de ERC. Emiliano García-Page fue claro, en la negociación de la segunda investidura, que las negociaciones con los catalanes debían ser claras y no perjudicar al común de los españoles. Por tanto decir hace dos días que las baronías tienen su teléfono para decirle que lo de EH Bildu no les gusta es absurdo pues es algo que le han repetido hasta la saciedad en privado y en público. De hecho, siendo Sánchez el presidente y viendo la situación, podría haber llamado a las baronías y avisarles de lo que podía ocurrir para que no hablasen, puesto que la maravilla de los teléfonos permite llamar a las dos partes –salvo que se tenga de pre-pago y no se disponga de saldo-. Si se fijan en la línea temporal de las críticas, todas se produjeron después de la aprobación para debate de los presupuestos generales, no antes. Y esto ha sentado mal a Moncloa y a Ferraz (si es que siguen siendo dos cosas distintas como venden los medios afines) por estropearles la campaña de publicidad. ¿Por estropear la campaña de publicidad de unos presupuestos que aún no están aprobados ya que faltan todas las enmiendas parciales y algunas cuestiones podrían ser retiradas por extrañas alianzas parlamentarias se llama desleales a compañeros de partido?

Menosprecio a su posición.

Entre todas las filtraciones que han hecho desde Ferraz casi todo el mundo se ha quedado con los calificativos de desleales y de ignorantes, los cuales se han extendido a toda la militancia que haya criticado la acción de gobierno. Un aviso para los sugus que ya tienen instrumento de ataque y una amenaza para las baronías. O son desleales “a la doctrina del partido” o es que son ignorantes y por ende deben callar y dedicarse a sus regiones o sus cosas privadas sin molestar en las redes sociales. Calificativos demasiado gordos por haber criticado posibles acuerdos con los herederos de ETA, los cuales conllevan un valor emocional de muchas personas en España, da igual su ideología porque para eso los terroristas no hacían distingos, ya que han sido dolientes del terror por unas cuestiones u otras. Imagínense los cientos de miles de chavales que hicieron la mili en esos años y sabían que un día podían poner una bomba en su cuartel, el autobús con mandos que conducían, en la furgoneta o en coche de un alto mando. Así que tener cierto resquemor a esos pactos es hasta normal para un español corriente y de mediana edad, como son los barones García-Page, Javier Lambán o Guillermo Fernández Vara. Si esto no lo entienden en Ferraz se les podría llamar desalmados pero el problema es otro, no es EH Bildu.

Realmente lo que ha molestado a Sánchez y a su equipo es que desde las baronías o el ínclito Alfonso Guerra se les haya tachado de monigotes o peleles de Pablo Iglesias. En este sentido han sido claros los cuatro, no puede ser que el presidente del Gobierno de España ceda al su vicepresidente segundo la función de negociar los presupuestos con ERC y Eh Bildu y alardear de ello; no puede el presidente dejar que todas las medidas –aunque luego no se hayan podido aplicar correctamente o hayan sido fraudulentas (sí se podía despedir pero más caro, o sí han seguido los desahucios…)- que tienen un carácter más positivo o social sean apropiadas por una sola parte del gobierno y no por el conjunto; no puede ser que el presidente del Gobierno no asuma su responsabilidad institucional plenamente ya sea para cesar a quienes han insultado al jefe del Estado, ya sea para permitir que se diga tranquilamente desde la vicepresidencia segunda que EH Bildu viene a Madrid a dirigir el gobierno. Esto es lo que han dicho las baronías y Guerra que tan mal ha sentado a Sánchez y por lo que les ha catalogado de desleales.

A ello súmenle que esto está siendo jaleado desde los medios de la caverna mediática destacadamente. Lo que incide en enfadar al presidente del gobierno, a su camarlengo y al secretario general del partido. Incluso a su vicesecretaria general que ha salido a decir que “esta es otra generación así que déjennos dirigir a nosotros”. No ha gustado ni en Moncloa, ni en Ferraz que les digan que quien marca el paso en el gobierno es el vicepresidente segundo al que, según se puede colegir, están postrados los demás miembros de la coalición. Sólo les ha faltado decir que aún no han derogado la ley mordaza al completo o que la ley laboral del PP para haber sido entendido como una amenaza de guerra. Desde Ferraz han sido claros, no se puede criticar al gobierno. Ni baronías, ni militantes. Y si lo hacen es porque no aceptan los resultados (recuérdese que hay un 50,3% de los votantes en primarias que no apoyaron al actual secretario general) o porque ignoran la “doctrina del PSOE”, sea cual sea ésta. En este PSOE no se puede discrepar en el exterior del partido y sólo en los órganos internos aunque no se haya convocado al comité federal para ello.

Lo que le ha sentado mal a Sánchez no es que critiquen sus decisiones sino que le critiquen a él y le menosprecien poniendo en mayor valor a Iglesias. Le ha molestado que se extienda la imagen de ser un rehén del vicepresidente segundo. Le ha molestado que los méritos se le concedan más a Podemos que a Sánchez, aunque de esto no tienen culpa las baronías sino los medios de comunicación. Le ha molestado que se proyecte esa imagen de despreocupado, de dejado, de pusilánime ante los actos de la parte podemita. Le ha molestado que no le ponga a él en valor por presidir el gobierno, no porque haga esto o aquello. Le molesta todo lo que no sean alabanzas a su persona porque desde los medios de comunicación bastantes palos le vienen dando con argumentos similares a los que han expresado las baronías. Claro que nadie se imagina a Lambán llamando a Sánchez para decirle “eres un cagao Pedro”, a García-Page igual sí. Pero no es el pacto con EH Bildu, que según Ábalos no existe, sino no elevar a los cielos al presidente del gobierno y dejarle a los pies de los caballos frente a su gran contendiente Iglesias. Tanto esfuerzo de Redondo para nada habrán pensado en Moncloa. Por ello las baronías son desleales e ignorantes, como toda la militancia (el 50% que no le votó en primarias se entiende) que le critica porque no conoce la doctrina del PSOE…

2 Comentarios

  1. Yo, sin embargo, humildemente creo que, sencillamente, lo que pasa es que los elementos reaccionarios del pleistoceno que aún quedan en el P??E (Guerra, Page, Díaz, MrX GAL, Ibarra, Carqüera, Lambán, you name it) deberían una de dos: a) extinguirse (simbólicamente, ojo) como hicieron los dinosaurios; b) directamente afiliarse al PP, o mejor a Vagoox (encajarían mucho mejor allí, como abascalillos que son).

    Y, ya de paso, dejar paso a otras personas y mentalidades del partido más acordes al complejo mundo del siglo XXI y el «peak oil» que nos ha tocado vivir. Porque, de hecho, lo mejor que puede hacer hoy en día el P??E es dejarse llevar por UP… que al menos es una coalición de verdadera izquierda, y no como el P??E que desde principios de los 70 no ha sido más que un partido pijo de izquierda fake, mal que le pese a gran parte de su digna militancia de base.

  2. Dices en medio de tanto alocado desvarío dialéctico «A ello súmenle que esto está siendo jaleado desde los medios de la caverna mediática destacadamente.» a lo que tu contribuyes con este largo escrito en el que no te ha faltado de nada. Pero yendo al punto del tema, lo que yo creo es que lo del apelativo de barones es ya algo que ellos mismos se creen, cuando la realidad es que no son mas que viejos pantuflos bufones, lo de viejos no lo digo por la edad, que la edad nos hace mayores no viejos, sino, lo digo por sus ideas viejas, casposas y obsoletas en un socialismo del siglo XXI, donde ellos no caben, se quedan atras, y ven con miedo que están fuera de lugar, y saben que si se aprueban los presupuestos y Sanchez gobierna la legislatura, ellos ya tienen la fecha de caducidad cuñada, y que seran los propios socialistas de sus territorios los que les echaran con un «cierre la puerta al salir»

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