Se desconoce si lo hace adrede, o es pura coincidencia, pero Ramón Espinar ha cogido la manía de realizar cambios justo antes del comienzo de las fiestas del solsticio de invierno. Ha decidido relevar de la presidencia del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid a Marco Candela, para nombrar (el partido no él directamente) a Mónica García. Se entiende como un cambio de posicionamiento del pablismo madrileño en favor del errejonismo y frente a los anticapitalistas. Hace unas fechas ya se publicó en Diario 16 Mediterráneo que las purgas de anticapis se producirían poco a poco. Aunque en esta ocasión se explica desde la ejecutiva morada que se trata de acuerdos tomados hace tiempo entre los dos grupos.

Unos cambios que, se entiende, van a servir para potenciar la candidatura de Íñigo Errejón a la Comunidad de Madrid. Y, evidentemente, como producto del cambio en la secretaría general de Podemos Madrid ciudad. Por ello la incorporación de Julio Rodríguez. Otro destacado errejonista que pasa a formar parte de la dirección en la Asamblea, y que está haciendo una labor encomiable respecto a la investigación del despilfarro del PP madrileño, es Hugo Martínez Abarca. Y esos nombramientos en el Consejo de Coordinación han supuesto la defenestración de Isabel Serra, Raúl Camargo y Jacinto Morano.

Réplica del sector anticapitalista

Los cambios han sentado mal dentro del grupo anticapitalista, lo que se une a los problemas que está habiendo dentro de Ahora Madrid. Rechazan esos relevos por considerar que son contrarios al “mandato de los inscritos e inscritas de Podemos Comunidad de Madrid explicitado en la Asamblea Ciudadana Autonómica de hace año y medio y en la reciente asamblea municipal de la ciudad de Madrid para configurar la unidad desde la pluralidad”.

Acusan veladamente a Espinar de cambiar de opinión y salirse de los acuerdos alcanzados hace un año, cuando ganaron las primarias madrileñas y que entienden debería ir más allá de los procesos democráticos de escala menor: “Cuando entramos en este Consejo Ciudadano y en este Consejo de Coordinación lo hicimos en la base de un acuerdo político del que, más allá de las circunstancias y como se puede comprobar comparando el documento aprobado y la práctica diaria, nosotras no nos hemos movido”. Así pues entienden como desleal a Espinar.

También explican que, frente a la complejidad del entorno y el reto de las elecciones de 2019, sólo cabe la diversidad frente a la unidad que se parece querer establecer: “La construcción de una dirección más uniforme y controlada es menos útil para el proyecto político de cambio a través de la unidad popular y la acción política transformadora que nos marcamos en la asamblea ciudadana autonómica”. Y esa unidad, muy leninista, es contraproducente justo en estos momentos en que Podemos está sufriendo cierta persecución por parte de los aparatos del Estado. En especial las intervenciones del ministro Montoro. Tema en el cual no comparten la respuesta que quiere ofrecen Espinar.

“Que en vez de una discusión política y un debate de compañeros en la dirección autonómica de Podemos, se aparten preventivamente a las voces discrepantes creemos que es un mensaje equivocado sobre lo que queremos construir” han manifestado en un comunicado los anticapis. A todo ello, y con más de un tercio de los votos en las primarias de la capital (donde critican las intenciones de invisibilizar la candidatura de Serra), entienden que Espinar, y por ende Pablo Iglesias, no han comprendido “el mensaje de las bases de que unidad no significa uniformidad por mucho que se trate de definir así desde los órganos de poder”.

Tampoco entienden la justificación del cambio realizado. Por mucho que se quiera reformar el Consejo Ciudadano y el Consejo de coordinación “es no sólo un error político del modelo organizativo sino una ofensa a los propios círculos y su espíritu que, hasta ahora, han sabido gestionar las discrepancias y conjugar mucho mejor la pluralidad que los órganos y los dirigentes de esta organización”.

No se arredran desde el movimiento anticapitalista y avisan a futuro: “Nosotras, más allá de las consecuencias que internamente pueda acarrear, vamos a seguir defendiendo ese Podemos en el que creemos en todos los espacios donde podamos defenderlo. Como hemos dicho siempre, cuando nos pidan un paso atrás nos encontraran siempre dando cien pasos al frente”. Un problema de encaje que se le suscita a Espinar entre distintas lealtades y distintos proyectos. Un Podemos fuerte, en el que no tengan que sufrir algunas patochadas de diversos grupos que se aprovecharon (no los anticapis) del movimiento ciudadano, y se pueda competir cara a cara contra Cifuentes en las elecciones autonómicas (Aguado pese a ser de Ciudadanos es peso mosca).

“Vamos a seguir defendiendo un Podemos que se organice como proyecto plural y pluralista, un Podemos feminista, un Podemos radicalmente democrático que nunca renuncie a las primarias proporcionales ni a hacer el programa directamente con la ciudadanía, un Podemos transformador que no se plegue frente a las presiones de los poderes establecidos, un Podemos autónomo y no subordinado a las fuerzas del régimen, un Podemos vinculado a la sociedad civil y los movimientos sociales que sea tan fuerte como las fuerzas de las bases y la ciudadanía que moviliza. Seguiremos trabajando para conseguirlo” concluyen.

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