En estas páginas ya hemos expuesto lo que está suponiendo para España la presencia de esos ciudadanos venezolanos que se enriquecieron gracias a la corrupción en los diferentes estamentos de Venezuela y, sobre todo, en PDVSA. En otros casos, ese enriquecimiento vino por el aprovechamiento de las «bondades» económicas del país. Es el caso de Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco y de la entidad gallega Abanca.

Mucho se ha hablado de la relación del banquero con Hugo Chávez, un tira y afloja constante en el que el presidente le lanzaba puyas a través de su programa Aló Presidente mientras luego le pedía consejos sobre la economía.

Escotet se hizo con Abanca, la entidad nacida de la fallida fusión entre Caixanova y Caixa Galicia, por un precio de 1.000 millones de euros y faltó tiempo para que en 2015 el Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac) colocara al banco en su punto de mira por la existencia de serios indicios de que la entidad estaba siendo utilizada para presuntamente atraer capitales de Latinoamérica de los que no se conocía su origen.

Al igual que otros bolichicos venezolanos —Rafael Ramírez, Jorge Neri, Baldo Sansó, Nervis Villalobos, Diego Salazar, etc.—, Juan Carlos Escotet también frecuenta los paraísos fiscales como las Islas Bahamas, un país donde muchos bolichicos ocultaron el dinero expoliado al pueblo venezolano. Además, su nombre apareció en la Lista Falciani.  En el año 2.014, por ejemplo, su filial en Panamá

Mientras otros bolichicos están realizando inversiones millonarias en diferentes sectores, Escotet no se sale de su zona de confort y pretende aumentar su imperio en el sector bancario español porque, a diferencia de sus compatriotas que entran en sectores empresariales que desconocen y que, por tanto, les generan pérdidas millonarias que presuntamente utilizan como fórmula de supuesto lavado de dinero, Escotet sí sabe a la perfección el rumbo de la banca y, tras la crisis global de 2008, tiene asumido que Abanca necesita un refuerzo porque el mercado va en el sentido de las grandes entidades. Por esta razón, ahora pretende hacerse con Liberbank con una oferta de más de 1.500 millones de euros. Además, ha logrado que el Banco Central Europeo aprobara la operación, aunque se haga a través de Banesco y no del banco gallego.

Liberbank, por su parte, intentó una fusión con Unicaja que falló porque, según fuentes del sector financiero consultadas por Diario16, hubo mucha desconfianza en las negociaciones y se negaron, entre otras cosas, a facilitar el estudio íntegro de los libros.

Este fracaso de las negociaciones entre dos bancos españoles fue incomprensible desde todos los puntos de vista, como lo es la continua intromisión del Banco Central Europeo. También sería ilógico que el BCE autorice una operación con capital de un banco americano para hacerse con otra entidad española (como ya ocurrió con Abanca) si no estuviese ocupando la vicepresidencia el ex ministro Luis de Guindos. Por ejemplo, ¿por qué no se permitió a ningún banco extranjero entrar en la puja por el Banco Popular?

En el mundo financiero no existen las casualidades. En la época de Luis de Guindos se aprobó la operación de Escotet en Abanca (2014). Cinco años después, con el ex ministro nuevamente con capacidad de decisión, se le vuelve a permitir otro movimiento de compra de un banco español. ¿Hubo presiones desde Fráncfort para abortar la fusión entre Liberbank y Unicaja? Porque no es casualidad que se rompieran las negociaciones en apenas 24 horas.

¿Esta operación de Banesco con Liberbank no puede ser el inicio de algún movimiento contra el Banco Sabadell que parte de la imposición de una multa a la entidad catalana por la integración de TSB por un valor muy superior al que se está manejando en el mundo financiero? En este sentido, para defender la soberanía financiera de España, la ministra Nadia Calviño debería tomar cartas en el asunto para evitar injerencias que no hacen más que beneficiar a los grandes bancos y, por consiguiente, perjudicar a los clientes y accionistas.

Por tanto, nos encontramos ante un paso más de la estrategia de los bolichicos venezolanos para hacerse con el control de una parte importante de la economía española. Por un lado, ya son dueños de algunos de los barrios más exclusivos de España, de históricos medios de comunicación, de bancos, y de otras inversiones realizadas desde paraísos fiscales. ¿Nadie va a ponerles freno?

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