Normalmente los medios de comunicación, por mor de la “actualidad” y la digestión sencilla, en cuanto sale el CIS ponen los datos de voto, de preocupaciones del electorado y valoración de dirigentes políticos (porque llamar líderes a quienes no llegan ni al cuatro es cuando menos excesivo). Sin embargo, sociólogos y politólogos, así como los aparatos de los distintos partidos, se estudian con detenimiento las demás preguntas en todas sus modalidades (sexo, edad, tamaño de municipio, clase, etc.). Porque es ahí donde pueden ver si van bien o van mal, o por dónde pueden ir para conseguir ese voto más. Porque, por desgracia, esto de las encuestas es más de votos que de democracia o soberanía popular por mucho que digan.

Teniendo Cataluña en la mirada, porque parece que no hay otra cosa en la piel de toro, es curioso que el 52,9% de los votantes del PSOE no quieren cambiar el actual sistema de Comunidades Autónomas, un 12,25 vería bien un poco más de autonomía, un 14,9 sacaría su vena jacobina y querría un Estado centralizado y sólo 2% querría que las distintas nacionalidades pudiesen tener un derecho a decidir. Interesantes datos dado que en el PSOE hay muchas voces que piden referéndum apoyándose en otros sondeos. Pues el CIS dice que a los socialistas eso como que no les gusta. Que prefieren algo federal sí, pero que al final sea como lo que hay ahora.

En el mismo sentido en Podemos tienen un dilema porque los jacobinos del Estado centralizado suman un 21%, un 31,5% dejarían todo como está, un 22,5% algo más de autonomía y un 18,3% el derecho a decidir. Todo muy transversal, tan transversal que es fácil deducir que los votos se les pueden estar yendo por ese 21% o ese 31%. Los electores de sus socios de En Comú (o Catalunya en Comú) piensan que más autonomía en un 49,2% y derecho de autodeterminación 35,4%. Puede encajar con la idea que defiende Iglesias, pero no concuerda con los deseos de sus votantes de “verdad”. Los que le votan en otros lugares, como han destacado Bescansa o Errejón. La primera una gran analista de encuestas y el segundo sí debió cursar la asignatura de procesos electorales.

A esto hay que sumar que los votantes de Podemos ponen como principal preocupación (Pregunta 8. ¿Y  cuál  es  el  problema  que  a  Ud.,  personalmente,  le  afecta  más?) el paro (27,7%), la corrupción y el fraude (11,3%) antes que la independencia de Cataluña (1,9%). Incluso en el PSOE hay un 4% de personas preocupadas por la independencia de Cataluña. Pero es que para el electorado de En Comú la principal preocupación personal son los problemas de índole económica (16,9%), el paro (13,8%) antes que la independencia (12,3%). Para hacérselo mirar.

Poca confianza en la oposición

Por el lado del PSOE, ya que la confianza en el Gobierno ya lo cuentan los demás medios, hay que destacar que sus propios votantes no están muy contentos con la actuación como oposición. Entienden que lo está haciendo de forma regular un 58,2%. Mal un 15,1%. Y bien un 19,8%. Esto da a entender que las semanas de espera en la Ejecutiva Federal para moverse le han pasado factura (recuérdese que las muestras se han llevado a cabo durante la primera semana de octubre). También que se esperaba más contundencia contra el PP es aspectos relacionados con lo social, lo laboral o lo económico mucho más que con el 155. Porque lo territorial, como muestra la encuesta, preocupa relativamente al votante del PSOE.

En el resto de partidos los votantes afirman que el PSOE lo hace mal o muy mal, como era de esperar, salvo un 31% de votantes de Podemos que afirman que lo hace regular. Un dato que permite vislumbrar una posible salida de votantes o un caladero para el PSOE, en especial, en zonas urbanas medias y pequeñas, y en el mundo más rural. Como se ve en otro de los informes del CIS. Porque Podemos, haciendo la comparación con encuestas anteriores, pierde votos en ciudades de menos de 200.000 habitantes y en aquellas que tienen entre 2.000 y 50.000. De momento la transferencia al PSOE ha sido de un 7% de los votantes (claro que un 4,2 ha sido, de forma mucho más significativa a Ciudadanos).

Mantenimiento, cambios y tipos de votantes.

El PSOE tiene un apoyo asegurado del 69,6% que lo volverían a votar sin dudar. La mayoría de lo que pierde, en ese voto directo confirmado, se va al grupo de indecisos con un 17,3%. No hay cambios hacia otros partidos significativos o mayores del 2%. Por tanto, se reafirma con un electorado fiel. Mucho más que sus competidores por la izquierda que sólo consiguen fidelizar a un 60,1% de sus votantes. Y con una transferencia, como se dijo, del 7% al PSOE.

A esto habría que añadir que el 58,2% de los votantes del PSOE jamás lo haría por el Podemos. Lo que en el caso catalán aumenta, pues los votantes del PSC no votarían a En Comú Podem jamás en un porcentaje del 79,5%. Deberían leer esta parte Nuria Parlón y los alcaldes que abandonan el barco. Igual no está equivocado el PSC al defender lo que defiende. Que en las redes sociales hay mucho ruido, y más aún en los grupos de whatsapp.

Y es que los votantes del PSOE ven a Podemos como un partido de ultraizquierda en un 58%. Aviso a los podemitas internos del PSOE. Claro que los votantes de Podemos se ven a sí mismos con de ultraizquierda en un 45%. Lo que se contradice, según el manual clásico de sociología, con el 49,8% de los votantes de Podemos que son de clase alta/media alta/nuevas clases medias. Casi el 50% de los votantes de Podemos son ricos y se dicen de ultraizquierda. Algo se había avanzado en estas páginas sobre el izquierdismo, pero no es tan paradójico como se piensa. Algo similar le pasaba al PSOE en los años 1980s, y a finales de los 1990s esa gente fue girando hacia el PP de Aznar. Digamos que es un efecto de “primavera revolucionaria”.

Es curioso cómo se reclaman algunos de la clase trabajadora (la clase para sí, debe ser) pero quienes les votan son otra cosa. También es curioso que, con todo lo que se le llama al PSOE en las redes sociales, sea el partido que más votos recoge de la clase trabajadora, 53,6% de sus votantes por un 40,1% de Podemos. Los cuales en su mayoría, como pone al descubierto la encuesta, provienen de IU. Las clases medias en el PSOE suponen un 34,7% de los que les votan. Por tanto sigue siendo “obrerista” e indica que podría crecer un poco más en la clase media urbana de las ciudades de entre 100.000 y 400.000 habitantes. Incluso en las de más de 1 millón.

Otro dato curioso es que los que votan al PSOE son más pobres que los que votan a otros partidos, mejor dicho, ganan menos. Lo cual es indicativo. El grueso de los votantes del PSOE gana entre 301 a 1.200 euros netos. Los de Podemos de 901 a 2.400 euros netos. Paradójico que los votantes de En Comú Podem ganen en su mayoría entre 1.201 euros hasta 2.400 euros netos, similar al votante medio de Ciudadanos. Cuando Francisco Frutos les llama hijos de la burguesía no se equivoca demasiado.

Los electores que se definen como socialistas, que en su mayoría apoyan al PSOE, viven en municipios de entre 2.000 a 100.000 habitantes mayoritariamente. Aunque mantiene buenos porcentajes en las urbes más grandes. Podemos, sin embargo, concentra a sus votantes en municipios de más de 400.000 habitantes, sin dejar de tener buenos porcentajes de apoyo en municipios de 50.000 en adelante.

Existe un último dato que los medios no han ofrecido, cual es el voto directo más simpatía directa. En voto directo PP y PSOE estaban empatados, pero en ese segundo escalón de análisis el PSOE adelanta al PP. Los socialistas obtienen el apoyo del 19,7% y el PP del 18,5%. Podemos y confluencias sumaría el 12,9% y Ciudadanos el 12,6. Por tanto, la proyección otorgando más voto oculto al PP, por gobernar, podría estar encubriendo otro tipo de movimientos o tendencias a futuro. Ahora bien ¿tendencias a subir el PSOE?, ¿Ciudadanos? De momento lo que queda claro es que el PSOE tiene una tendencia al mantenimiento de su electorado por lo que el crecimiento es factible (depende de Ferraz). El aumento de Ciudadanos habría que tomarlo con más cautela y revisar bien los editoriales de los periódicos (salvo ABC), porque ahí es donde se expresa el deseo de la clase dominante que los apoya y financia.

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