Un estudio reciente de investigadores de Centers for Disease Control and Prevention, -centros para el control y prevención de las enfermedades-, publicado en la revista científica Pediatrics, revela  el alto índice de menores que mueren anualmente por armas de fuego en Estados Unidos. Alrededor de 1.300 menores, entre ellos, elevadas cifras de adolescentes, fallecen por heridas de armas, -en algunos casos vinculados al suicidio-,  siendo la segunda causa de muerte después de los accidentes de tráfico. Este equipo de pediatras, considera estas muertes como un problema de salud pública, al examinar estas lesiones mortales,  según los datos arrojados por el Sistema Nacional de Estadísticas Vitales y de lesiones no fatales, – mediante el uso de datos del Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones entre 2002-2014-, que revelaron resultados sobre 5.790 menores  tratados por heridas de bala cada año.

Este equipo de especialistas,  estudió las circunstancias  de estos fallecimientos de menores en Estados Unidos, a través de los datos aportados por Nacional Reporting System, y determinaron que “de 1.300 muertes anualmente por armas de fuego,  el 53% son homicidios, y un 38% corresponde a suicidios.  Se contabilizan alrededor de 6.000 niños, -atendidos por heridas de armas de fuego al año-,  de los cuales, el 88% son adolescentes y en paralela proporción varones, lo que supone una media de 19 atenciones diarias.

Aunque las muertes por armas de fuego no intencionados entre los niños descendieron  de 2002 a 2014,  y los  homicidios con armas de fuego disminuyeron de 2007 a 2014, según expone Katherine A. Fowler, coautora  del estudio, subraya el incremento del 60% en la tendencia de los menores  hacia el suicidio con armas de fuego entre 2007 y 2014, a pesar de que esta dramática realidad había descendido  en el periodo 2002-2007.  Además, las secuelas de por vida debido a la exposición de los menores a las armas de fuego, que se encuentran con serias discapacidades, es otro aspecto doloroso reseñado por el equipo que realizó este estudio.

Los expertos apuntan a un tercio de estudiantes que acudieron al suicidio con armas de fuego, por conflictos sentimentales  motivados por rupturas, y conflictos académicos que empujaron a los menores a escoger el suicidio.  No se descartan actos más irracionales, o movidos por impulsos, que los investigadores en una parte, creen evitar  si no tuvieran tan cerca armas de fuego.

La creciente preocupación por los casos de homicidios y menores heridos en los colegios, -incluso hay profesores autorizados a llevar armas ocultas a los colegios-, y estos resultados, ponen de manifiesto la necesidad de “soluciones científicamente sólidas” para hacer frente a este “importante problema de salud”, argumentan los  investigadores de Centers for Disease Control and Prevention.

En las conclusiones sostienen que “estas heridas de bala pediátricos y muertes son un importante problema de salud pública en los Estados Unidos, lo que contribuye sustancialmente cada año a la muerte prematura, enfermedad y discapacidad de los niños”. Este estudio advierte que la comprensión de la naturaleza, magnitud y repercusión en la salud de la violencia de armas de fuego contra los niños es un primer paso importante.

El equipo de Katherine A. Fowler trabaja para encontrar maneras de prevenir este tipo de lesiones y garantizar que todos los niños tienen crianza, relaciones estables, seguras y ambientes saludables.

 

 

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