Lo contábamos hace dos semanas, Gabriel Amat va a modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Las Salinas, mediante el procedimiento de la innovación. Un lugar donde, por cierto, según sospechas de la investigación judicial que se está llevando a cabo, familiares del propio alcalde (¿testaferros?) tienen intereses económicos. Sin embargo, la ciudadanía roquetera ha dicho basta y se rebela contra los deseos del alcalde conservador del PP. No quieren un pelotazo urbanístico en una zona que se considera de un alto valor ecológico e histórico. No en vano son las salinas romanas y la urbanización quedaría pegada a los restos arqueológicos.

Nada de esto importa a Amat, mucho más acostumbrado a hacer lo que quiere, donde quiere y como quiere pues se sabe respaldado por el poder del Gobierno estatal. Cuando le imputaron por primera vez, corrió raudo y veloz el ministro Catalá a desimputarle. Son muchos años de “apoyo” al partido, especialmente cuando lo ha pasado tan mal financieramente en Andalucía, para que se le abandone y cuente todas las cosas que conoce. Que según dicen en el interior del PP-A podría hacer empequeñecer al caso Gürtel.

Además, en toda la operación, cuyos beneficios rondarían mínimo los 500 millones de euros, hay intereses muy fuertes de las empresas inmobiliarias que tienen intereses en el sector. Léase el Banco de Santander, a través de la recién incautada Aliseda Inmobiliaria del Banco Popular, léase Colonial u otras empresas y bancos. El caso es que Las Salinas no podían estar más tiempo paradas sin construir y Amat, obediente con los poderosos señores del ladrillo y el dinero, se ha lanzado al “ladrillazo”. Y todo ello cuando en Roquetas de Mar hay cientos de viviendas vacías a la espera de un comprador. Pero son viviendas para “pobres”, no la fastuosidad que se quiere instalar en Las Salinas. 8.000 viviendas, con torres de cien metros y urbanizaciones selectas. Eso sí, calla Amat que la urbanización la tendrá que adelantar el Ayuntamiento que gastará más de 200 millones de euros de las arcas municipales.

A la reunión de los colectivos vecinales que pretenden dar la batalla por el futuro ecológico de Las Salinas acudieron la Asociación Posidonia de Aguadulce, la Sociedad para el Estudio y la Recuperación de la Biodiversidad Almeriense (Serbal), Ecologistas en Acción, Asociación de Vecinos de Las Colinas de Aguadulce, la Asociación de Vecinos La Paz de Aguadulce, la Plataforma Unidos por Turaniana, Amigos de la Alcazaba de Almería, Grupo Ecologista Mediterráneo, Asociación Athenáa, Acuíferos Vivos y Grupo Ecologista del Andarax. Colectivos que no han duda en calificar la operación urbanística como un atentado ecológico y urbanístico.

La oposición política, que piensa sumarse a las acciones de los movimientos vecinales, al menos así lo han expresado Izquierda Unida, Tú decides y el PSOE, nada puede hacer salvo denunciar porque el proyecto cuenta con el apoyo de la concejal tránsfuga María José López y Ciudadanos. Sin embargo, el Defensor del Pueblo andaluz sí se ha interesado por el tema aunque desde la Junta de Andalucía se calla. Los intereses ecológicos y sociales se ven pisoteados, como dicen desde el movimiento asociativo, por los intereses económicos en una operación que no aporta nada a un municipio carente de espacios sociales, verdes y con problemas en la recogida de basuras, por ejemplo.

“Frente al actual proyecto de destruir las Salinas y ahogar a la Ribera de la Algaida, el conjunto de asociaciones coincidimos en la necesidad de un proyecto alternativo para esta zona, que proteja sus valores naturales e históricos” han expresado los colectivos. Los cuales quieren que Las Salinas deberían ser el pulmón verde de la ciudad, así como una especie de museo al aire libre, nunca un hormiguero de seres humanos en distintas formas de urbanización.

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