¿Subirse el salario aprovechando leyes del pasado es corrupción? En la situación de crisis global, en la que el más mínimo recurso del Estado se convierte en fundamental para proporcionar bienestar al pueblo, sí. Podrá ser legal, nadie lo duda, pero es una forma de corrupción.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) gobernó República Dominicana durante 16 años consecutivos con figuras como Leonel Fernández y Danilo Medina liderando esos ejecutivos. Fue una época marcada por la corrupción más absoluta y eso se trasladó a las leyes que dictaron y que, en algunos casos, siguen vigentes a pesar del cambio de presidente. Esa es una herencia envenenada que está lastrando, no sólo a los fondos públicos que están destinados a ser distribuidos para cubrir las necesidades del pueblo, sino a la propia imagen que Luis Abinader está creando de un país estable en todos los ámbitos como atractivo para atraer inversiones extranjeras.

Sin embargo, la herencia envenenada y corrupta dejada por el PLD ha propiciado que haya altos ejecutivos de organismos autónomos que han decidido subirse de manera unilateral e irresponsable sus salarios en medio de una situación de crisis internacional que, evidentemente, también está afectando a República Dominicana.

Luis Abinader ha colocado la transparencia en la gestión de los fondos públicos como uno de los objetivos absolutamente prioritarios de su gobierno.

«El Gobierno Central, donde nosotros disponemos y ordenamos, y el Ministerio de Administración Pública tiene total control. No ha habido ni en los ministros ni en los viceministros ningún aumento [de salarios], todo lo contrario, nosotros manejamos cada centavo con la mayor eficiencia, buscando transparencia en un país que no estaba acostumbrado a eso», afirmó con contundencia el presidente dominicano ante los medios de comunicación, palabras que responden a la claridad que sólo puede ofrecer quien nada tiene que ocultar.

Los gobernantes y los gestores del erario público son los primeros que tienen que dar ejemplo al pueblo con sus comportamientos. Los directivos de las empresas privadas, aunque éticamente no sea aconsejable en una situación como la actual, pueden incrementar sus salarios lo que quieran y cuando quieran. Al fin y al cabo manejan su propio dinero.

Sin embargo, los dirigentes públicos no pueden hacer eso porque sus salarios se pagan con dinero de todos. De ahí que, en el escenario actual, todos los miembros del Gobierno Central, el que depende de Abinader, tengan los salarios congelados e, incluso, el presidente no perciba un solo peso porque su sueldo íntegro lo dona a instituciones benéficas.

Sin embargo, ha habido quienes se han aprovechado de las leyes que dejó el PLD, los que ahora dicen que quieren volver a gobernar, leyes que van en dirección contraria a las necesidades del pueblo.

Abinader fue contundente respecto al comportamiento de estas personas: «A lo que ellos le han llamado indexación o aumento de salario en las condiciones actuales en que vive el mundo, ni siquiera la República Dominicana, han sido acciones imprudentes. También quiero decir que donde ha habido esos aumentos en 4 o 5 entidades autónomas son especialmente en las superintendencias, algunas de ellas donde yo no he podido ni siquiera cambiar el director porque están por varios años y así es que dice la ley. Y esas entidades autónomas hay que respetarlas y yo soy un respetuoso tanto de las leyes como de la Constitución. Y repito algunas de esas superintendencias no he podido hacer cambios porque tienen un tiempo específico que así lo indica su ley, cada una de esas leyes fueron hechas y promulgadas en periodos anteriores, incluso el Ministerio de Administración Pública, hace unos meses, nos decía que debíamos en muchas de esas entidades autónomas si bien mantener su autonomía sobre sus acciones y en el caso del gasto tener algún tipo de control y de coadministración y el MAP está trabajando en ese sentido si lo llevamos al Consejo Económico Social para que esas entidades autónomas no puedan actuar de manera autónoma en cuanto a sus ingresos».

Un presidente responsable tiene que apechar con las leyes injustas que abren la puerta a la corrupción que le dejaron gobiernos anteriores y no tiene más remedio que cumplir porque, de otro modo, estaría prevaricando. Sin embargo, ante esta situación escandalosa, Abinader ha vuelto a dar muestra de, en primer lugar, la transparencia de su administración y, en segundo término, la responsabilidad a la hora de reformar y derogar esas leyes.

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