Si ayer se hablaba de los mamporreros al servicio del ser superior, hoy nada mejor que retomar el análisis con los mamporreros de la política. No se refiere el artículo a los apparatchik de los partidos, esos son bien conocidos. Los Simancas, los Arenas, los Meyers… ese tipo de personas que matan, pierden elecciones y siempre están en la mamandurria son parte del paisaje habitual. Y suelen mojarse poco por si pierden el cargo al que llevan agarrados desde se asustaron cuando les hablaron de trabajar.

El artículo tiene que ver con los medios y periodistas que ejercen dedicados a las loas de un partido y a la crítica del adversario/enemigo. Siempre y bajo cualquier condición. Viven, y muy bien, de escribir al albur de este o aquel partido político. Lo tienen de derecha a izquierda, del centro a la periferia. Ahí, inasequibles al desaliento en apoyo de “su” partido. Aunque luego se autocatalogan como profesionales de la información y sin sesgo alguno… ya.

Del PP y del PSOE de toda la vida

Hay gentes, ustedes los conocen bien, que llevan viviendo del PP y del PSOE toda la vida. No porque esos partidos les abonen cantidades algunas, no es necesario, sino porque les llevan defendiendo contra viento y marea. Un PP de corrupción hasta la cejas provocó que muchísimos columnistas se dedicasen a hablar de Venezuela (como si a los españoles les importase algo). Un PSOE incapaz de gestionar seriamente provocó columnas y artículos hablando de la corrupción del PP.

Se llegó a montar una conspiración de periodistas para derribar un gobierno. Pero todos ellos salen en prensa, escriben memorias y se califican de dignos. También es cierto que muchos de esos periodistas tienen trabajo gracias a sus contactos con esos partidos y, lo que es más importante, los fondos de subvenciones a los medios de comunicación mediante la publicidad institucional. Pueden ser unos juntaletras pero si consiguen pasta hasta les sacan en televisión.

Todólogos de partido

Son todólogos de partido. Doxósofos a sueldo. Se reparten por la prensa escrita, televisiones y radios poniendo el cazo, siempre y cuando tenga opinión de todo contra el adversario. Capaces de mentir sin sonrojarse y tener la caradura de defender a muerte a los suyos. Y no por una cuestión ideológica, la mayoría carece de ella más allá de la ideología dominante, sino porque si ejerciesen con dignidad la profesión no tendrían trabajo, ni habrían llegado a dirigir periódicos o programas de radio y televisión.

La verdad, aunque sea de forma precaria, no les importa. Son hacedores de opinión (de partido) y generadores de una realidad paralelas. Ahí tienen a los de derechas avisando del peligro socialcomunista y a los de izquierdas bramando contra el fascismo… y en España, hoy, no existe ni comunismo, ni socialismo, ni fascismo… Hay mucha tontería, sí, pero eso no tiene que ver con ideologías y/o teleologías.

Un día hicieron una crítica

Cuando vean a algún director de periódico, a algún columnista destacado, a algún presentador de radio o televisión haciendo una crítica “a los suyos” o una alabanza “a los otros”, no se asusten. No han tenido una caída de Damasco, es que algo están a la espera de rascar. Cierto que los BOE oficiales de PSOE, PP y Podemos suelen necesitar menos esas argucias, pero cuando llega la época de repartir subvenciones, de contratar publicidad institucional o de nuevas concesiones desde las administraciones… se lanzan a criticar.

Lo hacen de manera suave. Una especie de “mira que te doy”. En cuanto pactan los ingresos y cobran se acaban los arañazos y vuelven a lo suyo, al mamporrerismo. Que al grupo Planeta le dan una Universidad, pues los trabajadores de prensa, radio y televisión de esos medios salen a adorar a Isabelita. Que a Roures le conceden unas bicocas, Público y Ferreras elevan a Yolandita a los cielos. Que ayudan a reducir deuda de Prisa, su sanchidaz pasa a ser dios. Y así en todos los medios y columnas. Incluso los que parecen ir por libre, están haciendo trabajo para unos y otros.

Prebendas

Esos mamporreros acaban escribiendo libros en editoriales de postín. Acaban copando las televisiones hablando de cualquier estupidez que se presente (¿no se han fijado que hay como una rueda por todas las televisiones?). Si hay algún problema se le busca acomodo en la televisión regional donde se gobierna. Y así toda una pléyade de marionetas del sistema (y del supuesto antisistema) vive a cuerpo de rey a costa de pisotear la dignidad de la profesión.

En el caso de los nacionalismos vasco, valenciano y catalán esto es mucho más patente. Los que están por la causa tienen asegurados programas, canales de radio, editoriales y hasta drogas si hace falta. Dicen ser la voz de la sociedad civil pero no son más que esbirros del poder político… y del empresarial. ¿Por qué nadie critica a cierta cadena de supermercados, cierta marca de moda, cierto banco, ciertos centros comerciales…? Porque son los que ponen la pasta. Esto, siendo un déficit de ética –dentro del capitalismo es así y se sabe-, no tiene nada que ver con los mamporreros de partido. Aunque en algún caso hay fusión de intereses empresariales, políticos y futbolísticos.

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