En este artículo planteo continuar el perpetuo debate sobre la crisis del sistema capitalista. Formulo cuatro interrogantes a las que considero deberemos intentar dar respuestas con los diversos enfoques desde el prisma de las clases en litigio, pues la controversia entre la derecha y la izquierda es seguro que continuará: ¿Cuáles son las causas de la crisis capitalista? ¿Quién está pagando la crisis? ¿Quiénes son los responsables de la crisis? ¿Camina de nuevo la economía hacia el abismo?

La causa principal de cada crisis del sistema capitalista en esta fase imperialista multinacional es la sobreproducción de mercancías, que es la consecuencia de las contradicciones surgidas por la lógica del lucro privado de la burguesía, que se apropia de la plusvalía del asalariado (que es el valor del trabajo no pagado al trabajador que se apropia el capitalista y que representa la fuente del beneficio) y el menguante poder de compras de las masas, que está limitado, pues los precios de mercado que representa la oferta global, son más altos que la demanda en su conjunto.

La masiva producción de mercancías se viene acelerando por las nuevas tecnologías, la robótica y la competitividad; no encuentran suficientes compradores en este mercado globalizado, fenómeno producido por el limitado poder de compras de las masas que es la causa de la crisis que se reproduce.   Eso tiene su origen en la naturaleza anárquica y no planificada de la producción capitalista, que está sujeta a la camisa de fuerzas de la propiedad privada y concentrada de los medios de producción, en manos y bajo el control de unos cientos de multinacionales y sus banqueros con sus ansias de beneficios a costa de la explotación de las masas obreras; el otro factor que frena la producción son las fronteras nacionales que agrava la competencia entre los Estados y provoca enfrentamientos y guerras.

Las crisis económicas capitalistas se contagian y extienden a escala mundial y afectan con más virulencia a los eslabones más débiles de la cadena que son los llamados países emergentes o en vías de desarrollo, que a causa de su debilidad histórica siguen sometidos a las potencias imperialistas, porque el proceso llamado de “descolonización” fue una artimaña más ya que la “colonización ahora es económica” e incluso en algunos casos más cruel para las poblaciones sometidas.

La explotación y el saqueo de los países empobrecidos por parte de las multinacionales imperialistas intensifican todavía más las profundas contradicciones que genera el propio sistema capitalista. El intercambio desigual de mercancías baratas producidas por los países menos desarrollados, se intercambian por mercancías más caras y productos elaborados, tecnología y maquinaria que proceden de los países capitalistas desarrollados, que sangran a las débiles economías de los países más débiles, creando la terrible Deuda Externa  que resulta insostenible e impagable.

Este proceso se ha venido agravando desde la última crisis de 2007/8 y las multinacionales financieras imperialistas han forzado una caída cada vez más aguda de los precios de las materias primas que les expolian, aumentando sus beneficios, mientras amplios sectores de las masas de los países más pobres caen en la miseria absoluta; vimos las “primaveras árabes” y otros levantamientos y revoluciones abortadas en sangre por la bota de los cuatro núcleos imperialistas, que se disputan la hegemonía del control mundial. Situación agravada por los terrorismos resultantes de la descomposición de esas economías.

La política de sometimiento implantada por el FMI, el Banco Mundial y la amenazante presión bélica con guerras cruentas e incruentas, obligaron a esos países a someterse e incluso a privatizar las empresas públicas. Eso supuso el control de sectores estratégicos de la economía  que representa una gran dosis de  manipulación del mercado interno, que permite ofrecer condiciones favorables a los inversores que agrava el endeudamiento, disparando los déficits y las Deudas Públicas.

Esos factores han venido debilitando sus economías y las han hecho mucho más dependientes de las multinacionales que emplean incluso las guerras de rapiña, obligando a los gobiernos a acceder a las ayudas y préstamos del FMI  y a aplicar la hoja de ruta de políticas de apertura de mercados a los productos que las multinacionales indican, a reducir los gastos sociales que atacan los niveles de vida y derechos de los trabajadores y sectores populares empobrecidos, lo que agrava el actual escenario de la recesión económica profunda e incrementa la inestabilidad social y política.

¿Quién está pagando las crisis?

Una vez comenzaron los síntomas de la saturación de los mercados mundiales se intensificó la lucha entre las burguesías nacionales. Los grandes buitres financieros de la especulación retiraron sus capitales a Paraísos Fiscales y explotó la burbuja  con la quiebra bancaria de Lehman Brothers y otros, por la inundación del sector bancario de hipotecas basura y demás latrocinios. Fueron los países más débiles los que soportaron los costes, obligados por los gobiernos al rescate de bancos para salvar a los capitalistas y cargar las deudas sobre las espaldas de los trabajadores.

El paro aumentó vertiginosamente y se cerraban empresas como cajas de cerillas. El cierre de empresas y el paro hizo bajar la recaudación de los impuestos, debido a la falta de pago generalizada por el hundimiento de la economía y ello obligó a los Estados a continuar endeudándose, subiendo las primas de riesgo de forma desorbitada, beneficiando a los grandes banqueros con intereses abusivos.  Muchos empresarios alarmados, se negaban a pagar y mucho menos a invertir sus ganancias y evadieron sus capitales. Esas maniobras fraudulentas y  corruptas debilitaban a la economía de cada país que quedaron desarmados ante la grave crisis, a la vez que se encontraban sometidos a aplicar la política “ultraliberal” de recortes y austeridad que perjudica a los sectores más empobrecidos.

Los gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas se vieron sometidos a aplicar los sucesivos planes de ajustes e incluso con “socializaciones de pérdidas” y “privatizaciones de ganancias” a base de recortes salariales brutales y condiciones laborales precarias que reducían cada vez más los mercados internos.  Las deudas públicas se disparaban y junto con la venta de empresas públicas, eliminaron la posibilidad de que el empleo y los ingresos que se generasen pudiesen ser usados en el futuro para amortiguar los efectos de la larga y penosa crisis para los más pobres. Muchos Estados se vieron forzados a asumir las Deudas privadas de las empresas y los rescates, para una vez saneadas, venderlas a los capitalistas, como ocurrió principalmente en el sector bancario, con una concentración financiera enorme, como hizo el Gobierno Rajoy, permitiendo lo de Bankia, Cajas de Ahorro,  el Banco Popular, que fue adquirido por el Santander por UN euro.

El resultado del colapso financiero redujo la actividad económica, que se agravó por la evasión de capitales y la bancarrota bancaria, que se negaba por el Gobierno PP una y mil veces por boca del ex-presidente Rajoy. La suma de todos esos factores provocó la espiral descendente que llevó a la economía a una situación de quiebra técnica, aunque se negara por todas las fuerzas parlamentarias.  Rajoy culpaba a Zapatero y viceversa, sin reconocer que la crisis era del propio sistema capitalista y si ahora no se corrige y se aplica un nuevo modelo, pues el modelo capitalista ha fracasado, nos veremos pronto en una nueva crisis y su subsiguiente recesión. ¿Quién está pagando la crisis?  La respuesta es categórica: La clase trabajadora y los pobres, tanto a escala mundial como en nuestro país.

¿Quiénes son los responsables de la crisis?

Ha calado en la mente de la ciudadanía la afirmación de que los problemas que sufrimos la clase trabajadora, la juventud, las mujeres, los autónomos, los falsos autónomos y las masas empobrecidas en general, provienen principalmente de la existencia de políticos y jueces corruptos que han amasado enormes fortunas y nos han robado nuestro futuro.  No podemos negar que son esa caterva de ladrones, estafadores, corruptos y sinvergüenzas los que tienen parte de la responsabilidad, pero no es esa toda la verdad, como vamos a explicar.

Sin duda que las actuaciones de esos parásitos y canallas pueden haber agravado en parte los problemas que padecemos la ciudadanía; no podemos olvidar que toda esa pandilla de impresentables son en realidad meros testaferros y colaboradores necesarios de la banca y los capitalistas.  Han actuado en la práctica como los agentes políticos y judiciales al servicio de sus amos los capitalistas como corresponde a los gobiernos manejados por la Burguesía.

Toda la problemática que afecta a las familias trabajadoras, como el paro, los salarios de miseria, la falta de vivienda, los recortes en  sanidad, educación, servicios sociales, pensiones, aumento de las tarifas de la luz, el agua y demás productos, tienen su causa en el control que ejercen un reducido número de grandes banqueros, terratenientes, grandes empresarios y multinacionales sobre los recursos productivos y las riquezas.  Toda esa abundante riqueza ha sido creada durante años por la clase trabajadora con el  esfuerzo de sus manos y sus cerebros. ¿Quiénes son los responsables de la crisis?  El Capitalismo.

¿Camina de nuevo la economía hacia el abismo?

El objetivo que se trazó la burguesía de Europa y el Gobierno del ex-presidente Rajoy desde sus inicios, fue atacar y robar a los pobres para dárselo a los ricos, reduciendo los gastos sociales, de las pensiones, la sanidad, educación, vivienda, etc… produciendo una devaluación de los costes salariales para poder sanear las empresas, que vieron cómo se les ayudó para restaurar la tasa de beneficios a costa del más débil.  Eso mejoró las exportaciones, el turismo y demás sectores lo suficiente como para reanimar la inversión y la cadena de producción-consumo-inversión,  pensando que así, vía beneficios, pudiera volver a funcionar la economía con normalidad al cabo de un tiempo.

Toda la propaganda de la recuperación está basada en mentiras como han demostrado ya algunas escuelas económicas no financiadas por el Capitalista. Pero esos “Grandes Patriotas” financiadores del PP, en vez de invertir los recurso en salir de la crisis, lo han venido utilizando para evasión a Paraísos Fiscales o atesorándolos en sus cajas fuertes;   en el contexto actual, no van a invertir y las grandes multinacionales tampoco lo harán en la economía productiva, sino que lo están dedicando a la especulación, como hacen una vez más los Fondos Buitres en sectores inmobiliarios y del alquiler.

En el mejor de los casos, las inversiones que tendrían que realizar serían en crear empresas nuevas para conseguir acabar con los millones de parados, pero no lo harán por lo que resultará insuficiente para generar una recuperación seria de la economía, si solo se confía que sea el sector privado quién las realice.  Los sectores financieros del imperialismo no parecen estar demasiado dispuestos por el momento a facilitar a la burguesía española nuevos fondos para intentar recuperar al país de las consecuencias de la crisis. Eso sentaría un precedente muy peligroso, cuando representaría un apoyo a un Gobierno PSOE, que busca alianzas con otros vecinos de tendencias izquierdistas.

El margen para reformas que tiene el Gobierno provisional del PSOE es prácticamente nulo. Viene lastrado por los presupuestos dejados en herencia por el PP. Cierto que tras un largo periodo de esta recesión se ha iniciado un leve repunte de la economía, tras la brutal destrucción de las fuerzas productivas después de la crisis. Si hubiese un incremento de la recuperación aunque fuese leve, en el corto plazo, que permitiese volver a realizar algunas inversiones en el sector público, (pues se necesita reforzar las infraestructuras y los servicios), el crecimiento económico se podría reactivar si se consiguiese un crecimiento sostenido entre el 3% y el 5%. Eso no se producirá en el limitado tiempo de menos de dos años, periodo en el que nos enfrentaremos a una nueva confrontación electoral para ver qué orientación se le da al próximo gobierno. A pesar de este nuevo intento de estabilización del Presidente Sánchez  nos enfrentaremos al eterno problema: ¿Socialismo o barbarie?

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