El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente llevará a cabo el rescate de 215 ejemplares de nacra (Pinna nobilis), un molusco del Mediterráneo que se encuentra en peligro crítico de extinción debido a un episodio de mortalidad masiva que ha provocado un protozoo y afectando a gran parte de los ejemplares existentes. El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente destina casi 500.000 euros a la conservación de esta especie de molusco.

Las actuaciones para su extracción, rescate y conservación será realizada por un equipo de expertos coordinado por el Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina (IMEDMAR-UCV), que los trasladarán a los centros de recuperación en Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía.

En concreto, este protozoo, el Haplosporidio, está afectando a todas las poblaciones de la especie en el litoral Mediterráneo, excepto en las situadas al norte del delta del Ebro. De momento, se han recuperado 165 nacras del Delta del Ebro (Tarragona) y Portlligat (Gerona). Las cincuenta restantes se extraerán los próximos días.

Los ejemplares rescatados se están trasladando al Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Murcia  que albergará 50, al Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) de Huelva, que acogerá 50 ejemplares; el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA), en Tarragona, se encargará de 100 ejemplares; 10 más irán al Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina (IMEDMAR), en Calpe, y 5 ejemplares al Oceanográfico, en Valencia.

El objetivo del rescate y mantenimiento de estos ejemplares es poder evitar su infección, además de mantener una especie con una función ecológica básica para la preservación de la biodiversidad, disponer de un reservorio genético de la especie y poder llevar a cabo estudios y desarrollar un futuro programa de cría en cautividad.

La nacra es el molusco del Mediterráneo que puede alcanzar una longitud máxima de la concha de 120 centímetros. Una especie longeva que puede vivir hasta 50 años y que se ubica principalmente en las praderas de Posidonia oceánica y que puede vivir a 60 metros de profundidad.

Por su tamaño se considera una especie estructurante ya que proporciona nuevos hábitats generando un aumento de la biodiversidad y riqueza específica en los ecosistemas en los que está presente.

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