Realizar operaciones comerciales con la intención de obtener un beneficio. Ese es el primer significado de “Negociar” según el diccionario. Recuerdo que cuando era crío y daba mis primeros pasos como pastor de ovejas, cada cierto tiempo aparecía por el corral un tipo generalmente bien vestido que siempre se dirigía a las cuadras donde teníamos los corderos, y después según la época del año se paseaba por el huerto o por el parral y después hablaba un buen rato con mi padre, la conversación la mayor parte de veces acababa en un apretón de manos, signo inequívoco de que se había llegado a algún acuerdo. Y casi siempre después de irse el hombre, mi padre murmuraba, “ya me la ha vuelto a meter el pájaro este”.  Un día le pregunté a mi padre -¿y este tipo quien es?-. A lo que mi padre me respondió con cara de pocos amigos – «se dedica a negociar con productos del campo”.

Desde entonces la palabra “negociar” no acaba de gustarme, y mucho menos “negociante”, cada vez que las escucho se me erizan los cuatro pelos que me quedan, seguramente será porque las mas de las veces el “negociante” acababa siempre haciendo negocios a costa de nuestro trabajo.

Sin embargo últimamente la palabreja se escucha y se lee mucho, quizás en demasía. Y casi siempre se trata de negociar para tratar de llegar a algún acuerdo sobre algún asunto partiendo de posiciones irreconciliables, y en estos casos como en el caso de aquel negociante que llegaba a casa, unos ganan y otros pierden.

Así pues, aún reconociendo que a lo largo de la historia ha habido negociaciones necesarias y hábiles negociadores para acabar con grandes conflictos, pero lo cierto es que  las negociaciones se realizan cuando alguien tiene algo que ofrecer a cambio de algo, y evidentemente el “negociante” espera conseguir algún beneficio. Pero lo que realmente me asusta y me preocupa es cuando alguien que supuestamente parte de posiciones iguales o muy similares, se presenta o deja que le presenten como el mejor para “Negociar, acordar, unir, debatir, acercar posturas, algo que solo parece haber entendido aquel que lleva meses intentando que al Congreso se llegue con una única candidatura”.

A todo esto cabe preguntarse, ¿qué es lo que hay que negociar?, ¿porqué una única candidatura? A ver si va a resultar que la camarilla no es que esté empezando a ponerse nerviosa, es que está realmente nerviosa porque algunos ven peligrar su sillón y otros temen perder su capacidad de influencia en la futura ejecutiva regional del PSRM-PSOE. Dicen sus acólitos que “Joaquín López lleva tiempo trabajando por un proyecto de unión, sin personalismos, constructivo y sin exclusiones”. Veamos, no hay que ser muy estudiado para deducir cuales son las pretensiones de Joaquín López y de sus compadres, yo creo que no son otras que seguir ocupando sus carguillos, y para conseguirlo no dudan en “negociar” lo que haga falta, o dicho de otra manera ofrecer puestos actuales o futuribles a todo el que esté dispuesto a participar en sus componendas, y en caso de no ganar, hacer valer sus votos para mantener su silla en la mesa de camilla. Y en eso López si es un consumado negociador. O dicho de otra manera, como decía un viejo hostelero de mi pueblo cada vez que había que elegir directiva para alguna asociación “que siga la misma”, y es que algunas veces lo importante en una negociación es escuchar no lo que no se dice.

Cuando se negocia se trata de obtener algo mejor que lo que ya podríamos conseguir por nuestra cuenta. Si no se percibe de esta manera, evidentemente no tendría sentido negociar. Así pues, ¿a qué viene tanto interés de Joaquín López para negociar y llegar al Congreso con una candidatura única?, si no es para asegurarse al menos su continuidad como diputado a la espera de que lleguen tiempos mejores y poder optar a otro cargo de mas rango.

Perder esas prebendas es el miedo que tiene la camarilla ante la candidatura de Diego Conesa, la cual puede levantar las faldas de la mesa de camilla y  traer el aire fresco que tanto necesita el PSRM-PSOE, pero en cualquier caso serán los afiliados los que el 24 de septiembre podrán optar porque “siga la misma” o por abrir puertas y ventanas y hacer del socialismo murciano una verdadera opción de gobierno en la que puedan volver a confiar los ciudadanos para entregarle el gobierno de la región.

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