Fuente: Atlético de Madrid/Twitter

¿Qué es un neoatlético? Dícese de una persona que entiende el fútbol bajo la premisa del duopolio y que se alimenta de la prensa del duopolio sin hacer un análisis real de vida futbolística. O lo que es lo mismo, es muy hincha del Atlético de Madrid a las maduras pero jamás en las duras. A las duras alaba las casi tres temporadas del vasco Aguirre y su protección de Agüero, mientras que hoy se exige poner a un imberbe andador João Félix en todos los partidos. A las duras les parecía entrenador de calidad mundial Gregorio Manzano y hoy dicen que Diego Pablo Simeone es un caduco y que hay que cambiarle.

En realidad lo que sufren es el síndrome madridista. ¿Qué es ese síndrome? Pensar que cualquier jugador de tu equipo es top mundial pese a que su rendimiento sea de segunda división B. Pensar que lo que pasa en cualquier videoconsola o juego de ordenador es fútbol de verdad. Creer que hay que ganar todos los partidos por goleada. Eso lo pueden pensar los madridistas (incluso los barcelonistas) porque a) tienen una prensa dedicada todo el día a ensalzar hasta la forma de escupir de sus jugadores, b) doblan o triplican en presupuesto al resto de equipos con los que se enfrentan, c) tienen a todo el poder político y empresarial de su lado y d) el estamento arbitral corregirá cualquier desviación que se pueda producir. La grandeza del Atlético de Madrid es luchar contra todos esos elementos y eso, en la historia del equipo, sólo se ha logrado en muy pocas ocasiones. Se vendió a parte del ala infernal para poder pagar el Calderón (Joaquín Peiró), o se vende a Hugo Sánchez para pagar mil y un deudas. El Atleti siempre ha vivido pendiente de la última letra por venir. A los demás les recalifican terrenos o les benefician sin hacerse SAD (como ha denunciado la Unión Europea).

Los neoatléticos, cuya fuente de inspiración son ciertos personajes que piden más exigencia al entrenador (curiosamente ambos con pocos pelos en la cabeza y no son navarros), están agazapados en las redes sociales y en las barras de los bares hasta que el equipo pierde. En ese momento salen de su escondrijo y se lanzan a pedir la dimisión de Simeone (algo que aplaude el madridismo y el barcelonismo, cuestión que no les hace sospechar de su postura), la salida de jugadores como Saúl (que está mal, hay que reconocer como hace él) o la titularidad del último jugador al que hayan tomado cariño (tipo Šaponjić) sin valorar en qué contexto se juega y con qué armas se hace. Da igual que el Real Madrid y FC Barcelona tengan presupuestos (a día de hoy) que doblen al rojiblanco o que el Sevilla esté presupuestariamente al lado, el equipo debería golear a todos y cuando no lo hacen lloran, berrean y patalean contra Simeone.

No hace falta defender a Simeone, lo ha hecho muy bien Rubén Uría, aunque haya cometido errores. Pero no se puede obviar, como hacen los calvillos protestones y el resto de neoatléticos, que cuando mejor estaba el equipo pillan un brote de coronavirus (un virus muy complicado y que deja secuelas físicas y psicomotrices), sancionan a un jugador desde la pérfida Albión, se lesionan otros y por todo ello la mayoría pierde la forma (nadie en su sano juicio puede pensar que un jugador esté a tope jugando cada tres días sin “apoyos externos”). Todo eso no lo ven, ni lo quieren ver que es lo peor. Siguen con su lógica madridista de ganar todo aunque vayan sin piernas los jugadores porque la exigencia debe ser ganar todo. ¿Les ven mirar al palco a pedir que generen más ingresos para nutrir al equipo? No. Pretenden cambiar a Simeone por Bordalás (que como todo el mundo sabe ha conquista cientos de títulos). Pretenden cambiar a Koke por el último jugador random que les venden en la prensa… madridista.

Debe ganar la Champions según los neoatléticos porque han leído a Maldini que los equipos españoles son lo más, eso sí, no se fijan en que cualquier equipo inglés tiene un presupuesto superior al Atlético. El año pasado (del que se tienen todos los datos) el Atlético se coló en cuartos (los ocho mejores equipos europeos) con el decimotercer presupuesto. Este año no está entre esos mejores ocho, pero tampoco tiene el presupuesto de todos ellos (menos Oporto). Por ejemplo, el Borussia Dortmund tiene un presupuesto similar y eliminó a un equipo de similar presupuesto. El Chelsea, con todas las risas de los internacionalistos del fútbol, casi dobla en presupuesto a los rojiblancos. Pero quien debe irse es Simeone que no sabe de fútbol… aunque cuando se ganaba (previo al brote pandémico y demás) decían que se había reinventado y no-se-qué.

Duele no pasar, pero duele más leer y escuchar a los neoatléticos, a los que habría que recordar algo, si no les gusta al duopolio es bueno (¿a que ya no se escucha a los cervatillos decir “Cholo quédate”?). Tercer presupuesto en España da para ser terceros con la diferencia actual y, sin embargo, se está peleando la liga. Decimotercer presupuesto en Europa da para llegar a octavos. Cagada en la Copa, sí. Pero esas exigencias de ganar todo como por decreto o porque les ha inspirado san Roncero son en otra ventanilla. En 90 años de liga se han ganado 10. En Champions se ha llegado a tres finales en toda la historia (dos con Simeone, por cierto). Los neoatléticos no entienden este contexto y se piensan que hay algo más allá del partido a partido y no lo hay. Cada temporada se empeora la plantilla pero como les venden que se ha fichado al Maradona suizo o al Garrincha corso desde la prensa nacionalmadridista piensan que ya está todo hecho. Cuando en realidad venden esas motos, primero, para que nadie mire al palco y, segundo, para poder criticar al equipo cuando vienen mal dadas a los del duopolio. ¡Que el equipo está hecho de descartes leñe y Simeone les ha sacado todo el jugo! El día que se vaya los neoatléticos no llorarán porque viven en un mundo de fantasías y playstations del síndrome madridista.

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