En estos días la empresa norteamericana Netflix acaba de emitir la miniserie “Trotsky” dirigida por Alexander Kott y Konstantin Statsky. Había sido estrenada en el canal ruso más popular, el estatal Canal Uno de Rusia de la Federación Rusa en noviembre del año 2017. A los 100 años de la Revolución Rusa, Vladimir Putin, que preside de la Federación Rusa, y por ello el canal, eligió a León Trotsky para esta mega producción de 8 episodios.

Teniendo en cuenta el pasado estalinista de Putin como director de la KGB y que no deja de disimular sus añoranzas por la Gran Rusia zarista, no se podía esperar una serie que reflejara honesta y objetivamente la figura y obra de quien fue junto a Lenin el más importante dirigente de la Revolución de Octubre. ¿Cuál es el objetivo de Putin de reflotar estas falsificaciones? ¿Por qué denigrar a los revolucionarios cuando Rusia avanzó en la restauración capitalista y nada parece oponerse a la nueva burguesía rusa ni a Putin que gobierna hace 18 años? ¿Por qué Netflix que llega a millones de personas en el mundo reproduce esta serie?

Aquí algunas de las principales falsificaciones de la serie:

  1. Según sus autores no es un documental pero dice que está basada en hechos reales. Sin embargo, son las mismas falsificaciones que utilizaban los imperialistas y el zarismo o el estalinismo para defenestrar a Trotsky y sus seguidores cuando avanzaba la burocratización de la URSS. Todas ellas fueron refutadas por la Comisión Dewey formada especialmente por personalidades extrapartidarias en 1937, en México.
  2. Contra toda evidencia histórica y contradiciendo la visión de la época de sus allegados y no allegados, la personalidad de Trotsky se muestra como egocéntrica, mesiánica, autoritaria, inhumana, criminal, competitiva, lo que estaría ligado a su siempre recordado origen judío. En su vejez sufre alucinaciones, atormentado por el remordimiento de sus crímenes en la revolución.
  3. Jackson (Ramón Mercader) es un periodista estalinista honesto, crítico y sensible que entabla una larga relación con Trotsky para escribir su biografía, a la que supuestamente Trotsky accede. Pero en realidad Trotsky no conocía su adhesión al estalinismo y su relación se restringió a breves encuentros siempre por iniciativa de Mercader, quien como miembro de la NKVD tenía el encargo de Stalin de asesinar a Trotsky.
  4. En las revoluciones rusas se muestra a los obreros, campesinos, soldados y el pueblo ruso manipulados por dirigentes ambiciosos como Lenin y Trotsky que deciden por ellos. En la de 1905 se denigra a los soviets como meros auditorios para sus discursos. No hay lucha de clases, todo es enfrentamiento y venganza entre los individuos. Pero la revolución de 1917 no fue sólo uno de los movimientos de masas más grandes y radicales de la historia contra el zarismo, sino también contra el gobierno burgués provisional y la contrarrevolución de Kornilov instaurando el poder de los soviets, con la participación protagónica de los explotados y oprimidos, dirigidos por el partido bolchevique. La serie, en cambio, pretende presentar a la revolución como una lucha mezquina por el poder y a los revolucionarios como psicópatas manipuladores.
  5. Denosta todas las relaciones de Trotsky con las mujeres. Grandes bolcheviques como su primera esposa Aleksandra, es una ama de casa a la que Trotsky abandonó junto a sus dos hijas. Natalia, su segunda esposa, conquista a Trotsky por su belleza y luego de casados se convierte en una ama de casa al cuidado de sus hijos varones (a los que Trotsky ignora y es capaz de utilizarlos como escudos humanos en un supuesto intento de asesinato durante la revolución) y su secretaria personal. La muerte de los cuatro hijos (ocultando la participación del estalinismo en los cuatro) es una de las culpas que lo persigue hasta su muerte. Larissa Reissner es una femme fatal, acompañante (sobre todo sexual) y secretaria de Trotsky en el tren blindado. Pero la verdad es que Aleksandra Sokolovskaia era la dirigente del primer círculo marxista al que se unió Trotsky a los 16 años. Los dos fueron deportados a Siberia con sus dos hijas y ella fue quien ayudó a Trotsky a huir de Siberia decidiendo quedarse en Rusia. Natalia Sedova perteneció al Comisariado Soviético de Educación a partir de la revolución. Los cuatro hijas e hijos de Trotsky apoyaban la militancia de sus padres, especialmente León Sedov, el colaborador más íntimo de Trotsky e impulsor y principal organizador de la Oposición de Izquierda rusa en la clandestinidad. Larissa Reissner escribió sobre la guerra civil pero no desde el tren blindado. Tuvo un puesto importante en el quinto ejército como en la revolución en general. Se embarcó en la flotilla del Volga, tomó parte de los combates y participó en la revolución alemana: fue una de las más destacadas militantes bolcheviques hasta su muerte en 1926.
  6. La relación con Lenin antes y durante la revolución es presentada como una pelea de egos y acuerdos por conveniencia, al punto que Lenin quiere tirar de un balcón a Trotsky. Stalin es el secretario de Lenin. En el momento de la insurrección de Octubre Lenin escondido solo aparecerá frente al interrogante de Trotsky cuando la revolución ya triunfó. La serie omite que Lenin ya venía desde septiembre de 1917 luchando contra el Comité Central del Partido Bolchevique sobre la necesidad inmediata de la insurrección que, coincidiendo con Trotsky, sería el inicio de la dictadura del proletariado. Luego de la toma del poder y esperando el Congreso de los Soviets, los dos fueron juntos a descansar sobre unas mantas en el suelo donde conversaron sobre los últimos detalles de la conquista del poder. Respecto a la verdadera visión de Lenin sobre Stalin, se puede leer su testamento y sus críticas a los métodos “chovinistas gran rusos” en la cuestión georgiana.
  7. Durante las negociaciones de Brest-Litovsk con el imperio alemán, Trotsky ordena distribuir panfletos “subversivos” para provocar una rebelión contra el káiser, la que fracasará y justificará la ofensiva alemana. Los grandes opositores a que se firme el tratado son los exgenerales zaristas y no los socialistas revolucionarios, como fue en realidad. En la serie, Jackson culpa a Trotsky por no haber defendido a Rusia con los cosacos. Aquí se refleja la visión prozarista de Putin. La serie obvia que el Congreso de los Soviets había aprobado el decreto de paz para Rusia en la Primera Guerra Mundial (uno de los grandes reclamos de las masas) y que, ante la falta de respuesta de los aliados, Rusia debió comenzar las negociaciones con Alemania, donde la socialdemocracia estaba apoyando la guerra de su propio imperialismo. Tanto Lenin como Trotsky veían las negociaciones de Brest como una tribuna para impulsar la revolución mundial, especialmente la alemana.
  8. Cuando se le encarga la formación del Ejército Rojo se presenta a Trotsky dirigiendo el tren blindado como una estrella de rock, sexsymbol y asesino, que aprueba incluso una masacre de pobladores en un funeral. En 1918 se prepara un supuesto motín en Kronstadt (en realidad se produjo en 1921) al que Trotsky responde inventando cargos y testigos para aplicar la pena de muerte a su dirigente. La serie solo nombra la ofensiva checa y no la de 14 ejércitos imperialistas y al ejército blanco zarista al que el Ejército Rojo tuvo que enfrentar en la inmensidad del territorio soviético. Tampoco nombra los años del bloqueo económico imperialista. Respecto a Kronstadt, hay que considerar que su composición era totalmente diferente a la de 1917 cuando había sido vanguardia de la revolución. Una confirmación del carácter contrarrevolucionario del motín fue la aparición de la noticia, en la prensa tanto internacional como de los exiliados rusos, dos semanas antes de los acontecimientos. Trotsky también señalará la reacción al alza del mercado al conocerse la noticia del motín de Kronstadt.
  9. La fundación de la III Internacional en 1919 no es nombrada, aunque Trotsky declara su ambición de conquistar el mundo. Para la serie, la historia de la revolución termina con la muerte de Lenin. Es decir, no existe la Oposición de Izquierda fundada por Trotsky ni la época contrarrevolucionaria de Stalin, los Juicios de Moscú, las detenciones, torturas, encierros en campos de concentración y fusilamientos que sufrieron casi todos los dirigentes bolcheviques de la revolución y cualquiera que fuese sospechado de oposicionista al poder del régimen burocrático. Dando vuelta la historia, todos estos crímenes son adjudicados a Trotsky, incluso el asesinato de los Romanov, otra mentira, ya que ni Lenin ni Trotsky dieron esa orden.
  10. Recién en el último capítulo aparece el verdadero nombre de Jackson en una placa y alguien que le exige que haga su tarea ese día. Trotsky enfermo le pide a Jackson que entre a su casa. Mientras, llega un telegrama de la embajada canadiense que advierte a Trotsky sobre la falsa identidad de Jackson. Trotsky golpea a Mercader, el que le responde de frente con un piolet colgado en la pared de la habitación de Trotsky; la serie sugiere que el revolucionario ruso buscó con la provocación que el supuesto periodista lo atacara. La forma en que se presenta el atentado, es una nueva falsificación: oculta que Stalin quería concretar la sentencia a muerte de Trotsky antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ya que sabía que las condiciones de la guerra podían provocar la revolución política que éste había previsto para la URSS. Por eso y por la perspectiva de la revolución social en los países capitalistas, Trotsky y sus seguidores fundaron la IV Internacional. En una entrevista entre Hitler y el embajador francés Coulondre en agosto de 1939, el segundo dice “Stalin ha abusado del doble juego”, y que en caso de haber guerra “el verdadero ganador será Trotsky”. Las burguesías imperialistas le pusieron un nombre propio al espectro de la revolución. Pero la serie es una justificación del asesinato de este supuesto “monstruo” llamado Trotsky.

Los abajo firmantes repudiamos esta falsificación que busca enterrar el suceso más importante desde el punto de vista de la lucha por la emancipación de las clases laboriosas de la explotación y opresión capitalista, junto con la obra que legaron sus principales dirigentes.

Esteban Volkov (nieto de Trotsky) y CEIP (Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones) “León Trotsky” (Argentina, México);

Adhieren: Fredric Jameson, profesor, Universidad Duke (EEUU); Nancy Fraser, socióloga, New School de Nueva York y socialista (EEUU); Slavoj Žižek, filósofo y sociólogo; Robert Brenner, historiador, UCLA (EEUU); Mike Davis, escritor (California, EEUU); Michael Löwy, director emérito de investigaciones, CNRS, París (Francia); Michel Husson, economista (Francia); Stathis Kouvélakis, filósofo, King’s College (Gran Bretaña); Franck Gaudichaud, politólogo, Universidad de Grenoble Alpes (Francia); Ricardo Antunes, profesor de Sociología de la Universidad Estadual de Campinas, Unicamp (Brasil); Eric Toussaint, historiador y doctor en Ciencias Políticas, Universidad de Liège (Bélgica); Alex Callinicos, profesor de estudios europeos, departamento de estudios europeos e internacionales, King’s College (Gran Bretaña); Suzi Weissman, profesora de política, Saint Mary’s College de California, co-productora del próximo documental «Trotsky: el hombre más peligroso del mundo» (EEUU); Sebastian Budgen, editor, Verso (Londres-Nueva York); Catherine Samary, economista, Universidad de Paris Dauphiné (Francia); Isabelle Garo, filósofa (Francia); Paul Le Blanc, profesor de Historia, La Roche College Pittsburgh, Pennsylvania (EEUU); Cinzia Arruzza, profesora e filosofía en The New School for Social Research, Nueva York (EEUU); Warren Montag, Occidental College (Los Ángeles, EEUU); Jaime Pastor, politólogo, UNED (Estado español); Massimo Modonesi, historiador, sociólogo y politólogo, profesor de la Universidad Nacional Autónoma (México); Charles-André Udry, director de Editions Page 2 y del sitio A l’encontre (alencontre.org) (Suiza); Esteban Mercatante, economista, staff de Ideas de Izquierda y La Izquierda Diario (Argentina); Mathieu Bonzom, profesor de Estudios Norteamericanos, Universidad Paris 1, Panthéon-Sorbonne (Francia); Brais Fernández, revista Viento Sur (Estado español); Bill V. Mullen, profesor de Estudios Americanos y Globales, Universidad Purdue (Indiana /EEUU); Pelai Pagès, doctor en Historia y profesor de la Universidad de Barcelona (Estado Español); Pepe Gutiérrez-Álvarez, vicepresidente de la Fundación Andreu Nin (Barcelona/Estado Español); Tatiana Cozzarelli, comité editorial de Left Voice, miembro del Grupo Feminista Socialista del Democratic Socialists of America de Nueva York (EEUU); Lucía Nistal, investigadora becaria, Universidad Autónoma de Madrid (Estado Español); Alfonso Claverías, biógrafo de Joaquín Maurín, diputado de Podemos por Huesca (Estado Español); Andy Durgan, historiador, doctor en Historia por la Universidad Londres (Gran Bretaña); Javier Maestro, historiador y profesor de Historia en la Universidad Complutense de Madrid (Estado Español); Rolf Wörsdörfer, docente, Universidad Técnica de Darmstadt (Alemania); y cien firmas más de docentes e intelectuales de todo el mundo.

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