Fuente: Vox

Debe ser que cuando la presidencia del Gobierno es ocupada por una persona del PSOE, el mismo cargo dota de un aura especial a quien lo ocupa por el cual se puede insultar sin respetar a la institución. Le ocurrió a Felipe González, a José Luis Rodríguez y ahora a Pedro Sánchez. En el desfile militar por el día de la Fiesta Nacional, nuevamente el presidente del gobierno ha tenido que soportar los insultos de las personas allí congregadas en el momento en que llegó al tenderete montado para la ocasión. Sánchez acude como presidente del Gobierno de todas y todos los españoles, no sólo como el señor Sánchez, secretario general del PSOE, pero eso parece que no es comprendido ni por las personas que acuden, ni por los dirigentes políticos de las derechas.

Cuando ha ocurrido algo parecido con simples políticos de PP o Ciudadanos, especialmente a estos últimos porque ya se sabe de su afición a montar pollos, han pedido que el resto de partidos se solidaricen, que se persiga a los que han insultado (el día del orgullo gay, por ejemplo) y han pedido que la clase política sea tenida en consideración y respeto. Bueno cuando ellos y ellas insultan constantemente, como hace habitualmente Rafael Hernando, es parte de la vida política, pero que alguien de la izquierda ose hacerlo es una afrenta condenable. Cuando a Mariano Rajoy se le ha insultado en algún acto institucional desde el PP han tardado poco en señalar a PSOE o Podemos como instigadores de acciones de violencia. Cuando es en sentido contrario, se dice que los políticos y políticas de izquierdas tienen la piel muy fina, que si va en el sueldo y bla, bla, bla.

Los insultos a Sánchez no han recibido apoyo alguno por parte de los dirigentes del trifachito, los cuales peleaban por parecer más españoles que los demás, más patriotas que la cabra de la Legión y más de derechas que las personas que han estado insultando. En ese momento de la fiesta montada ad majorem gloriam de la monarquía, Sánchez no es socialdemócrata, ni del PSOE, es una proyección de cada español y española al que se debe, por tanto, respeto. Esto no lo entienden en el trifachito porque, para ellos, si no es la derecha quien está en el poder, todo es usurpación e ilegítimo. Cuando están ellos, empero, es la proyección del destino común de la nación española en su misión histórica de apostolado y sometimiento de los infieles.

Ni una sola palabra porque se sienten cómodos con esos insultos, aunque deberían, cuando menos, hacer pedagogía para que no se insulte a nadie en ningún momento. Pero como les molesta que Sánchez (o cualquiera de izquierdas) gobierne y, para más inri, les estén sacando a la momia del mausoleo, están que se suben por las paredes y no tienen la más mínima educación. Insultan al presidente del Gobierno de España, pero bien que aplaudían en su momento a las tropas del Imperio estadounidense. No soportan que alguien sea tan español como ellos y además de izquierdas y por eso insultan a Sánchez mientras el trifachito se regocija en ello. Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal bien firmes y disfrutando de los insultos al presidente del Gobierno. Si fueran ellos mandaban a una compañía de las que desfilan con bayoneta calada en carga mortal. Así es la derecha española.

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