Estas cosas Iván Redondo no las valora porque vive siempre al límite de la ocurrencia, como ha pasado con las mociones de censura que escudriñó y que han salido mal. Estas cosas no las pensará porque, en realidad, lo que pase dentro del PSOE se la trae al pairo. El PSOE no es un partido con historia, con personas de probada militancia de años, no. El PSOE es solamente un instrumento que debe plegarse a su voluntad estratégica sin más. Si hasta las siglas le sobran, imaginen la ideología o el futuro del partido. Y, sin embargo, eso es algo que a día de hoy puede ser fundamental para las elecciones de 2023. Pedro Sánchez está ante la oportunidad de limpiar el PSOE de Madrid y garantizarle un futuro.

Que todos los cargos socialistas hayan aceptado que las primarias no existan para el candidato a la Comunidad de Madrid no es porque crean que Ángel Gabilondo es el mejor –lo pueden creer-, porque crean que con ese candidato ganarán seguro –no lo cree ni el propio candidato-, es porque piensan que tampoco se tocarán las listas electorales y se garantizarán los dos años de seguir en el momio sin hacer mucho. “Clink, clink, caja” garantizada. Todos los actuales ocupantes de los curules asamblearios son conscientes que después de las elecciones del 4 de mayo Gabilondo saldrá corriendo hacia el cargo de Defensor del pueblo. Algo más que cerrado entre PSOE y PP. Algo que en el PSOE entienden como fundamental para quitarse de encima a Francisco Fernández Marugán, el cual les tiene fritos pese a ser del propio PSOE. Así que salvo milagro electoral, el candidato no será portavoz, ni hará oposición –tampoco lo hacía ahora dice la mayoría de madrileños socialistas-.

En esta tesitura, sabiendo que hay un Congreso regional a finales de año donde José Manuel Franco será despojado de la secretaría general ¿por qué no ir colocando peones, alfiles y caballos en el tablero madrileño? El 70% de los actuales diputados no deberían ir en las listas del 4 de mayo. Algunos porque llevan agarrados al escaño siglos sin demostrar algo más que perder elecciones. Otros porque no deberían haber llegado a ser diputados jamás (las trampas en las elecciones internas fueron épicas). Unos más porque parecen de otro partido y no del PSOE. Es el momento ideal para hacer limpia ya que el reglamento que está en vigor dentro del partido les permite hacerlo y sin que los perjudicados puedan protestar lo más mínimo. De hecho mucho de los que deberían irse a su casa apoyaron ese reglamento con efusividad, así que no les molestará que se lo apliquen. Renovar caras, prácticas y ánimo vital para luchar las siguientes elecciones. Que haya personas (esos grupos de jóvenes coroneles que dudan si dar el paso por no aguantar a los viejos cuadros) que se vayan formando, que vayan cogiendo tablas a dos años vista y que puedan ser el fundamento de una nueva candidatura en 2023 que venza a las derechas y a las izquierdas. Imaginen por un momento que Gabilondo no hubiese sido el candidato –con fecha de caducidad pero candidato- ¿quién hubiese sido el mismo? ¿José Cepeda? ¿Miguel Arranz? ¿Carla Antonelli? ¿Daniel Viondi?… Ese es el panorama actual del PSOE de Madrid, el cual podría empeorar con algunas alcaldesas o alcaldes que destacan por los años que llevan, no por otra cosa. Si en 2019 no supieron, pudieron, cambiar, ahora es el momento preciso para renovar en profundidad para ofrecer una nueva cara a dos años vista. Esto Redondo no lo piensa, pero miles de militantes socialistas sí.

1 Comentario

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here