La gran victoria de la noche para el PSOE se ha producido en donde menos podían esperarlo, Castilla-La Mancha. La casa de uno de los más odiados dirigentes del PSOE por el sanchismo ha dado la única victoria por mayoría absoluta de toda España. Esperanzados en otras candidaturas más filosóficas, o más de hacer equipo, al final ha sido un dirigente de la vieja guardia el que ha arrasado en las elecciones de su Comunidad. Emiliano García-Page revalida como presidente de Castilla-La Mancha cuando las encuestas vaticinaban mayores problemas.

Ha demostrado el manchego que, frente a experimentos y marketing de cuarto de hora, el conocer su Comunidad, el estar cerca de las personas y no hacer el lila en temas centrales, de esos que se llaman de Estado, sigue siendo un valor en política. Se puede pensar que CLM es territorio conservador, mentalmente hablando, pero la virtud de un buen político es demostrar capacidad de saber manejarse en el contexto dado y, desde ahí, transformar esa parte de la sociedad que está en tus manos. Esto lo ha venido haciendo García-Page durante estos cuatro últimos años. Frente a aquellos que esperaban su caída, tanto propios como extraños, frente a un trifachito amenazante, el presidente castellano-manchego no sólo ha alejado el peligro del cospedalismo sino que ha dejado en la nada a Podemos.

Los experimentos con gaseosa se suele decir y la ciudadanía castellano-manchega han seguido esa máxima dotando de todo el poder al candidato socialdemócrata y dejando en el limbo del asalto a los cielos a quienes han visto como incómodos para un gobierno progresista. Los neofascistas tampoco harán su aparición en las Cortes manchegas, demostrando la ciudadanía de la región que no se deja llevar por demagogos. García-Page los ha derrotado a todos, incluyendo al PP que quería privatizar la Sanidad, con la sorpresa de la entrada con cuatro diputados de Ciudadanos.

No sólo ha vencido García-Page en su comunidad sino que muestra que otras formas de hacer socialismo son igualmente válidas. De ahí que no sorprendan las victorias del PSOE en lugares como Manzanares, Valdepeñas o Talavera de la Reina. Puede de esta forma cumplir con holgura lo que prometió hace unos años, gobernar la región durante cuatro años más y retirarse dejando al PSOE en el Gobierno. La ciudadanía suele premiar a los políticos que no se lanzan a aventuras imposibles o cambian de parecer en cada momento, por ello le han premiado al presidente socialdemócrata. García-Page demuestra que la coherencia y el tener unos valores firmes tienen premio en esta época de moral líquida. Una victoria inapelable y rotunda que, seguramente, no tendrá la repercusión de otras ni dentro, ni fuera de su partido.

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