Juan Espadas

Lo bueno de estas temporadas de BBCs (bodas, bautizos y comuniones) es que se puede hablar con personas, familiares o no, de varias regiones españolas. Sufriendo 40º nada mejor que refrescarse todo lo posible. En esas pausas de hidratación se puede hablar de fútbol, de familiares fallecidos o de política. Si coincides con andaluces, esto último tiene debería ser un tema candente pues en una semana habrá elecciones a la Junta. Nada. Salvo el cuñado de Vox que irá a votar sí o sí, el resto de personas están a verlas venir.

Algunos comentan que seguramente vayan a votar, siempre y cuando no tengan algo mejor que hacer. ¿Algo mejor? Sí, como irse a un pueblo del interior (para los que son del exterior), del oriente, o de la costa a probar esa carne, pescado o delicia culinaria. Como hay elecciones igual no hay mucha gente y se puede visitar ese museo o pueblo con tranquilidad.

Otros muestran cara de sorpresa. “¿Son ya ese domingo las elecciones?” suele ser una respuesta típica. Saben que hay políticos en campaña… como pasa durante todo el año. El problema de hacer campaña permanente, algo común en todos los partidos, es que cuando llegan las elecciones de verdad, las de meter el voto en la urna y no ganar en el telediario o la encuesta tonta de un medio de comunicación, el personal o no se ha enterado o le viene a dar igual.

Y claro, coincide el fin de semana con un más que posible puente del Corpus Christi en algunos lugares de Andalucía. No porque haya puente en sí, sino porque algunos se lo montarán. Los que tengan la suerte de tener apartamento en la costa o en la montaña aprovecharán para dejarlo niquelado, echarle el vistazo necesario y esperar para mandar allí a los críos o recibir a los nietos y nietas. También los habrá que se irán a la playa y si llegan a tiempo votarán o no. Porque, al fin y al cabo, no les motiva votar ni al idiota del Bonilla, ni al soso del Espadas, ni a Teresita, ni a la piba esa que se piensa que los andaluces van de faralaes todos los días, ni… a la de Por Andalucía ni la conocen.

Ahora bien ¿cómo perjudicará o beneficiará a unos y otros? A saber, porque la pluralidad de abstencionistas, asqueados, votantes de última hora y desganados es tan amplia que podría no vencer a quien dan como ganador en todas las encuestas; podría haber sorpresas en las provincias costeras; podría hundirse alguno que no lo espera; y podría hasta haber un triple empate. Algunos encuestadores advierten de una volatilidad nada habitual y un nivel de abstención clave para quienes se creen en posesión de la llave de san Telmo. Igual piensan que todo está casi hecho, pero sólo hay que ver a los andaluces de carne y hueso para percatarse de que… el pescado no está ni en la red.

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