No es nuevo que en Podemos siempre han sido suspicaces con los medios de comunicación y los trabajadores de esos medios. Si se les hacía la pelota, si se hacía caso de todo lo que ellos querían “colocar” esa persona pasa a ser uno de los suyos. Incluso ha habido dentro de Podemos, en los tiempos de errejonistas e iglesistas, periodistas de uno y otro grupo a los que se filtraban las cuestiones peliagudas de los del otro grupo. Un intento de control del cuarto poder y/o de búsqueda de aliados (más bien adeptos) entre los trabajadores de esos medios hasta que han decidido montar su propio panfleto en la peor tradición del amarillismo. Y lo han hecho cuando a su jefe de filas peor le están yendo las cosas en los tribunales, ha pasado de perjudicado a posible imputado en el caso DINA.

En estas mismas páginas han podido comprobar cómo se señalaba y confrontaba a periodistas, columnistas, intelectuales por actuar en favor de la clase dominante tergiversando, ocultando datos y mintiendo. Se les ha criticado por lo que dicen sostener o por lo que hacen como aparato ideológico, pero nunca porque sostengan una posición ideológica propia, ni habrán visto los negocios personales de personajes, ni nada por el estilo. Lo que esa persona sea en su aspecto más privado importa poco o nada, salvo que exista algún tipo de vínculo político-empresarial que atente contra la legalidad o la ética. Pero decir que Pablo Iglesias puede tener problemas judiciales por haber ocultado la tarjeta de memoria de su asistente durante unos cuantos meses, sabiendo que lo había denunciado, e intentar controlar lo judicial con fiscales, letrados y cambios de declaraciones, no es un ataque desde las cloacas, sino contar la verdad. Nada tiene que ver el informe PISA que pidió Soraya Sáenz de Santamaría a la policía cloaquera, con lo que está pasando en la pieza DINA. Haber sido objeto de ataque por las cloacas no exime de ajustarse a lo legal en otros temas.

Ahora atacan a Vicente Vallés, como antes lo hicieron con otros, y mañana harán con cualquiera. Siempre han llevado mal que los plumillas no sigan al dictado lo que desde la cúpula de Podemos quieren. Es curioso que señalen como pecado de Vallés que preguntase a Iglesias por lo extraño de que compartan él e Irene Montero Consejo de ministros y vida conyugal. Eso es machismo, no nepotismo, ni falta de ética, ni nada por el estilo, si lo ha decidido el sumo hacedor morado es normal…, aunque no lo sea. Les molesta que le pregunten por ello, pero igual les molestará que les pregunten por qué han votado a favor de la mochila austríaca como fórmula para la “reconstrucción” de España. Lo curioso es que la información que salió del móvil de la actual directora del panfleto podemita no era falsa, sino lo que se decían entre ellos y ellas, con el añadido de que la perjudicada ha reconocido al juez que en alguno de los casos los pantallazos de aquellas conversaciones habían sido hechos por ella. Han cambiado tanto de testimonio que es normal que el juez ya sospeche de todos. Iglesias ha dicho en sede judicial que le dieron la tarjeta rota, que no estaba rota, que la rompió él para proteger a la perjudicada y que la envió a Irlanda. La perjudicada cada vez que acude al juzgado cambia de opinión. El juez se enfada y comienza a tomar decisiones que podrían provocar que Iglesias fuese imputado por delito informático. Esto es lo que cuenta Vallés y por ello le atacan, pero no contraponiendo sus argumentos sino mediante un proceso de caza y captura.

Como lo lanza Pablo Echenique parece que no es alguien que está en el gobierno quien dirige las operaciones. En esto suele pasarles como al PP, piensan que la mayoría de españoles son idiotas. Podemos está en el gobierno, así que no pueden estar pidiendo al gobierno que haga o deshaga pues son el gobierno. Más si cabe cuando Podemos no es más que una plataforma personalista de un pequeño grupo de amigos y familiares. Aun cuando diga Iglesias que el presidente del gobierno le respalda, no es menos cierto que en el PSOE existe preocupación por las actuaciones de los podemitas. Ese querer sorber y soplar a la vez para quedar inmaculados, esas campañas contra el propio gobierno en el que están los máximos dirigentes, esos problemas judiciales preocupan y mucho. Porque una cosa es que haya tensión debido a cuestiones programáticas, por debates ideológicos o estrategias dentro del gobierno, algo que no sucede pues a todo lo fundamental dicen que sí en Podemos, y otra cuestión es las distorsiones provengan de jaleos personales de un vicepresidente. Porque esto no es de cloacas, que Iglesias se quedase y rompiese una tarjeta de memoria y haya montando un panfleto a una asistente es una forma de actuación personal. Y por mucho troll que muevan en redes, las personas no son idiotas y se dan cuenta de que son dos problemas distintos (el victimismo aburre si es falso). También se dan cuenta de que Podemos critica mucho y son los primeros en apuntarse los méritos con cualquier política que parezca buena, pero cuando vienen mal dadas hacen como si fuesen oposición. Para que no se note eso nada mejor que montar campañas contra la prensa. Llevan años utilizando esa táctica cuando las cosas se les complican, pero ya no cuela.

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