En estas mismas páginas se criticó que habían abandonado el discurso del pueblo (populismo) para jugar con las banderas, también se comentó que estaban quedando fuera de cuadro político a nivel estatal por sus connivencias con el secesionismo, las encuestas demuestran que las gentes que les votaron no les comprenden, ni entienden algunas manifestaciones como las de los anticapitalistas, pero ellos y ellas siguen la linde del independentismo. Se han terminado posicionando con el independentismo, no se sabe bien si por estrategia, o por mera estupidez política.

Antes de que se supiese si se encarcelaba preventivamente a los consellers que no han huido al extranjero, Xavier Domènech, Pablo Echenique o Alberto Garzón acudían a apoyar a los secesionistas. Lo justificaban por una defensa de la democracia que resultaba cuando menos poco creíble, ya que esos consellers se habían saltado sus propias leyes catalanas, y las estatales, obviando la democracia en su propio territorio. Para Podemos, dentro de esa contradicción que les atenaza, lo que ha pasado en Cataluña no es más que la expresión de un pueblo. Nunca reconocen que sólo de parte del pueblo. Y así lo demuestran al apoyar a los secesionistas a las puertas de la Audiencia Nacional.

Todas las declaraciones que han ido ofreciendo a lo largo del día derriban su discurso desde Vistalegre II, o incluso antes, “Ni DUI, ni 155”. Apoyar a Junqueras o Rull supone que aceptan la DUI, al menos como una chiquillada, sin calcular los costes sociales que ha tenido toda esta deriva secesionista en la sociedad catalana. Se puede obviar, siendo generosos, la tontería del referéndum o de la “proclamación sí, parece que sí, ahora sí”. Ahora bien, cómo justificar que hayan roto la sociedad, que hayan provocado la aparición de las fuerzas más terribles que la historia lleva dentro de su seno (racismo y fascismo, por ambos lados).

Cabría preguntar a la dirigencia de Podemos si es justo o no que quienes destruyen la sociedad deben pagar por ello. Al igual que el PP debería ser inhabilitado por todas las tramas de corrupción ¿no deberían los secesionistas pagar por haber roto una sociedad y haber llevado a la ruina económica a su región? Y no hay que ir a las leyes, sino a la justicia, a la ética o a la razón. Son culpables los secesionistas desde un aspecto ético sin duda. Claro, pero Podemos se maneja en el maniqueísmo nihilista.

¿Qué hacía la dirigencia de Podemos y afines en la Audiencia Nacional? Ellos y ellas dicen que defender la democracia, pero realmente estaban defendiendo a la burguesía y la casta del 3%. A aquellos que han saqueado Cataluña y tienen la Sanidad por los suelos, eso sí, gastando todo el dinero del mundo en programas de ideologización de la sociedad. Realmente, aunque parezcan desconocerlo, están apoyando a unos totalitarios (sin necesidad de utilización de la fuerza bruta). A unas gentes que, desde un antagonismo racial y cultural, dividen la sociedad entre buenos y malos. Quedando entre los malos ese pueblo que sufre a la casta de los políticos que sólo mira por lo suyo. Esa casta que está dentro del PDeCAT o de ERC.

Y volvemos a los presos políticos

Toda esa dirigencia que clama por la formación de un pueblo, ha dado su respaldo al “Govern legítimo”. Ada Colau ha sido quien más contundentemente se ha expresado en este sentido: “El Govern elegido democráticamente en las urnas, a la prisión”. Además, ha sacado adelante una propuesta en el Ayuntamiento de Barcelona de apoyo al gobierno legítimo de Cataluña, como si lo que han venido haciendo desde ese Govern fuese baldío o gratuito. Situarse en esa posición es retrotraerse a los siglos de la Baja Edad Media donde se justificaban todos los actos del Monarca, fuesen buenos o malos, por la determinación divina del trono. En las urnas tampoco hay una determinación para hacer lo que se desee. Un Gobierno puede ser legal, pero pierde la legitimidad por sus actos. Recordarles a las gentes de Podemos que hasta Tomás de Aquino, tan santo él, defendía como último recurso el tiranicidio, en su libro La Monarquia.

Y claro hablar de presos políticos y de amnistía es algo que les pone en situación de revivir tiempos pasados, sin ser los mismos tiempos, ni ser las mismas condiciones. De momento son políticos presos por haberse saltado, presuntamente, las leyes del Estado y del Estatut. “Amnistía, libertad” saldrán a gritar por las calles. Ellos y ellas que no pudieron, en muchos casos, luchar contra el franquismo real, que no pudieron vivir la transición (esa que niegan hoy en día), tienen un camino para sacar a la luz la pulsiones reprimidas de su interior. Podrían haber pedido un indulto, que es lo que se estila en democracia, para los políticos presos. Claro que para ello tendrían que haber sido condenados. Íñigo Errejón lo dejó caer en un tuit, que borró rápidamente. Pero Amnistía es una idea-fuerza mucho mejor.

Y para transmitir que estamos bajo un régimen dictatorial nada mejor que decir que el Gobierno encarcela a la oposición. Una nueva mentira que deriva de la enfermedad izquierdista que les ha penetrado con el tema Catalán. Si el Gobierno fuese dictatorial metería en la cárcel a TODA la oposición, incluidos ellos y ellas. Es más estas palabras no saldrían publicadas por culpa de la censura… y aquí están. Pero el premio gordo a la pérdida de la razón se la llevan Echenique e Iglesias. El secretario de organización manifiesta que las democracias desarrolladas se asombran de que en España haya presos políticos, que estamos en una fase pre-democrática y, cómo no, culpa al PSOE de todo lo que está pasando. El máximo dirigente morado, por su parte, se avergüenza de que en “su país” haya presos políticos. En otros no pasa nada o son golpistas porque han atentado contra el sistema constitucional. ¿Les suena?

¿Dónde está el Podemos del pueblo y la casta?

Toda la situación catalana les ha pillado fuera de juego a Podemos. Es cierto que PP y Cs tienen una visión reaccionaria de España, que les gustaría un Estado más centralizado, que están intentando esconder sus miserias corruptas con el tema catalán, sí todo eso es cierto. Pero al otro lado no son mucho mejores. Si en vez de utilizar cientos de millones de euros a embajadas, campañas ideologizantes y demás, se hubiesen destinado al pueblo, hoy Cataluña no sufriría como sufre un austericidio que afecta a los servicios públicos. Los mismos a los que defienden, a ese Govern que defienden a las puertas de la Audiencia nacional, son los que han provocado el austericidio catalán. Son casta. Y algunos casta del 3%.

Esta estrategia de hundir el “régimen del 78” por la cuestión catalana, que parece ser su estrategia, les lleva a los brazos de los secesionistas, a los brazos de aquellos que obvian a dos tercios de los catalanes. Por tanto, a casi todo el pueblo catalán. Por mucho que un 57% de la sociedad española apoye que exista un referéndum en Cataluña, seguramente más de ese porcentaje entiende que los que ahora están en prisión preventiva, lo están por sus actos. Por saltarse la ley y no respetar los principios democráticos. Como tampoco acaban respetando en Podemos y afines. Y eso se lo deberían explicar a un seguidor andaluz o manchego.

El Podemos del Pueblo, de la lucha contra la casta, el populista, está diluyéndose en batallas que a la izquierda ni le va, ni le viene. Por muchas cosas que pasen en Cataluña, los oprimidos seguirán existiendo, los explotados en las fábricas y oficinas también; los migrantes seguirán quedándose a las puertas; las mujeres seguirán cobrando menos; y así hasta copar los verdaderos intereses de la izquierda. Una izquierda a la que se supone que representaban. Y que alguien sea de izquierdas no supone que no tenga identidad nacional. Más allá de Cataluña hay españoles y españolas de izquierdas. Y por desgracia, este tema no sirve ni para la lucha de clases, ni para dotar de identidad a las clases subalternas, ni es el “acontecimiento badousiano” que provocará el cambio.

Les puede más la enfermedad izquierdista de hacer la revolución que sus progenitores no pudieron hacer. Les puede más recuperar, en una añoranza estéril, los himnos del antifranquismo. Ahora la revolución debe ser sobre las contingencias del hoy y de la gente de hoy, no de los fantasmas del pasado. Porque los espectros al fin y al cabo son vaporosos y los problemas reales de las personas no.

PS. Aún se espera que la dirigencia de Podemos culpe a Puigdemont por haber logrado que sus compañeros de gobierno estén en la cárcel.

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