El PP andaluz viene aprovechando estas últimas fechas para atacar a Susana Díaz por los dilemas internos del PSOE. Si anteriormente Moreno Bonilla se quejaba de que había abandonado Andalucía por sus pretensiones de ser alguien en Madrid. Ahora le ha tocado el turno a Loles López, a la sazón secretaria general, que le ha reprochado, en el cierre del PP Congreso local en el Puerto de Santa María, de pasar del enfrentamiento a la “adhesión absoluta y a la sumisión”.

Todo por culpa del CETA, tema elegido esta vez para atacar a la presidenta. Según los populares oponerse al Tratado podría costar 287 millones de euros a la región. Olvidan que esa es la cifra que ya se registra en las exportaciones andaluzas al país norteamericano sin Tratado. “Si peligroso es el socialismo de Sánchez, más peligrosa es la sumisión de Díaz” ha manifestado. Evidentemente, ha aprovechado López para afirmar que no cabe más alternativa en Andalucía que el PP y Juan Manuel Moreno.

Se desconoce si sólo es el PP de Moreno Bonilla, o se incluyen todos los alcaldes imputados o bajo investigación que se cuentan por decenas en la región. También se desconoce, según fuentes internas del PSOE de Andalucía, si el permanente olvido de Mariano Rajoy en los Presupuestos Generales del Estado es otra forma de campaña. Al presidente del gobierno sólo le importa Doñana y porque va allí de vacaciones, el resto de Andalucía parece quedar en el olvido, se quejan los socialistas.

La propia presidenta de la Junta viene quejándose en las últimas semanas del daño que está causando el PP estatal y el silencio cómplice de Moreno Bonilla, quien dice una cosa en Sevilla y otra más allá de Despeñaperros. Modelo de sumisión externa e interna, como dicen dentro del PSOE, a Rajoy y a Arenas. “Es la marioneta de Arenas” califica un alto cargo socialista.

Aunque no se puede negar que, en las últimas fechas, Díaz viene sufriendo en sus propias carnes los equívocos de Pedro Sánchez y su equipo. No sólo es el CETA, sino el problema del cangrejo rojo en el Guadalquivir, o las constantes campañas de desacreditación desde las redes controladas del sanchismo o, incluso, desde la propia dirigencia del PSOE.

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