La Proposición de Ley del PP en el sentido de modificar la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. Fue rechazada en el Congreso de los Diputados. Con esa modificación se pretendía que la captura del cangrejo rojo, especie considerada invasora, se abriese y los pescadores pudiesen cumplir con su trabajo. Esta negativa supone que, en Sevilla, principal zona de pesca del crustáceo, se pierdan 180.000 jornales y más de 20 millones de euros. Para hacerse una idea, Cristina Narbona calcula que el famoso tratado con Canadá haría perder 200.000 trabajos en toda Europa y este rechazo sólo en una región.

El resultado fueron 143 votos a favor (PP, PNV, CC y PDeCAT), 158 en contra (PSOE, Podemos, ERC y Compromís) y 34 abstenciones (Ciudadanos, Victoria Tundidor del PSOE y Pedro Quevedo de Nueva Canarias). A nivel estatal puede parecer que carece de importancia, sin embargo, en Andalucía es especialmente delicada y genera grandes pérdidas. Ecologistas en Acción consiguió del Tribunal Supremo una protección del cangrejo rojo, pese a ser considerada una especie invasora. Esta protección es la que se pretendía evitar con esta iniciativa legislativa de modificación parcial de la Ley.

Es curioso el cuidado que le procuran los ecologistas a esta especie que es considerada como bastante destructora. De hecho, su introducción en tiempos del franquismo por parte del ICONA como experimento para la comercialización posterior, generó a lo largo del tiempo problemas por ir acabando con especies autóctonas debido a su agresividad. La Junta de Andalucía, hace un año, ya había emitido una Orden para su control y pesca. También se han venido utilizando diques para que no se expanda y genere daños ecológicos. Por todo ello es incomprensible el apoyo que dan a los ecologistas los partidos de la izquierda.

José Fiscal, Consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, ha querido salir al paso del desastre económico que supone para las marismas sevillanas del Guadalquivir, y ha manifestado que el PSOE presentará otra proposición de Ley “de una manera más correcta, genere menos inseguridad y que colme las aspiraciones de esta industria, que es muy importante en determinadas zonas del Bajo Guadalquivir”. La socialista Verónica Pérez, secretaria general del PSOE sevillano, se manifestó nada más conocerse la votación en el mismo sentido y la calificó como “chapuza legislativa”.

Sin embargo, quien no estaba contento era Juan Molero, alcalde socialista de Isla Mayor, principal localidad perjudicada por la negativa. El munícipe sevillano ha sido durísimo con Pedro Sánchez: “Habrá recorrido toda España en coche para acercarse a los militantes pero le puedo asegurar que no se ha bajado del coche a preguntar por los problemas de cada comarca. No tienen ni idea. Sin hubieran preguntado sólo dos minutos qué supone la pesca del cangrejo rojo para esta comarca hubieran permitido la abstención”.

¿Por qué el ataque de Molero al secretario general del PSOE? Porque hubo una dura negociación dentro del Grupo Parlamentario Socialista en el sentido de la votación y la posible presentación de enmiendas. Los parlamentarios socialistas andaluces, conocedores de la situación económica que se podía dar, estuvieron negociando hasta altas horas de la noche con la dirección del Grupo. Llamadas telefónicas constantes entre unos y otros, y entre Madrid y Sevilla. Pero Narbona, con el apoyo total de Pedro Sánchez, no dio su brazo a torcer. Y resulta paradójico porque siendo ella ministra es cuando se catalogó como especie invasora al cangrejo rojo.

Quien pensase que Narbona iba a ser una presidenta al uso se equivocaba. A la nueva presidenta del PSOE le gusta mandar, y mucho, y le gusta que sus opiniones salgan adelante. Según nos cuentan altos dirigentes en el plano ecológico es de un radicalismo exacerbado. No atiende a razones. No va a ser una presidenta de consenso y unión, sino todo lo contrario. Y como muestra esta primer puyazo legislativo contra los perdedores del 39° Congreso. De nada valieron los esfuerzos de los parlamentarios andaluces con los proponentes para que se aceptasen enmiendas, algo que se habría conseguido de no mediar el lobby ecologista de Narbona.

Los intentos de Pedro Sánchez de rascar votos en el caladero ecologista de Podemos, cuya demostración quedó plasmada en la importancia que dieron a estas organizaciones durante la celebración de su cónclave, genera estas situaciones donde los ciudadanos son los principales damnificados. Por dos votos de ecologistas 180.000 familias andaluzas quedan al pairo y se pierden millones de euros. Pero lo importante es parecer más radicales y más de izquierdas que los podemitas.

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