Según cuentan los que verdaderamente están en el meollo de las negociaciones cada vez es más plausible que en las próximas elecciones generales, que podrían adelantarse a junio de 2021 –cuando ya se haya vacunado a la mayoría de la población española-, PSOE y Podemos acudan a las mismas mediante la fórmula de la coalición electoral. Algo que podía resultar impensable hace solamente un año es a cada día que pasa algo más que factible. Una alianza que los asesores de ambas partes entienden como un proyecto ganador, un win-win dicen con voz engolada, ante la división electoral de la derecha. Esta ha sido la principal razón para limar las asperezas que siempre han existido, lograr la mayoría de diputados para no depender de ningún otro partido y gobernar durante una legislatura completa.

Las primeras conversaciones surgieron de conversaciones informales tras las reuniones del consejo de seguridad nacional entre Iván Redondo y Pablo Iglesias. Como todo el mundo sabe, el camarlengo monclovita siente verdadera fascinación por el podemita y viceversa. Así, entre bromas, halagos e intentos de aparecer como más estratega la posibilidad de esa alianza fue tomando cuerpo. El equipo de Redondo comenzó a hacer simulaciones con las encuestas semanales del gobierno y los números han ido cuadrando y proyectando la tan ansiada mayoría. Tras tener los números en la mano tanto Redondo como Iglesias han convencido a Pedro Sánchez, quien ha acabado dando el visto bueno pues en ningún momento se ha puesto en entredicho su posición principal y sería él quien participase en todos los debates electorales dando la imagen de toda la derecha contra el presidente “más de izquierdas de la historia”.

En efecto, Sánchez será el principal cabeza de cartel pasando Iglesias a repartirse en mítines conjuntos con otros miembros del PSOE pero no con Sánchez, con el que coincidiría solamente en el mitin de apertura y el de cierre. El resto de los mismos, agendas separadas. Iglesias se dedicaría más a las mañanas televisivas y Sánchez al horario nocturno en calidad de presidente presidenciable. Respecto al programa electoral cada partido tendría el suyo propio aunque ofrecerían uno conjunto con lo que se podría catalogar, según dicen las fuentes consultadas, las medidas del “programa de gobierno”. En ambos casos entienden que no habrá problema con las bases de ambos partidos y que todo se aprobará sin problemas, no en vano controlan los mecanismos digitales para hacer que el resultado satisfaga a las direcciones de ambos partidos. Esta alianza, justo antes del proceso congresual del PSOE permitiría a Sánchez presentarse como el político socialdemócrata de la historia y evitar que alguien tenga alguna tentación de realizar la mínima crítica a su persona y programa.

La lucha contra las fake news.

Si ha leído hasta el subtítulo anterior y se ha creído todo entenderá lo que es un bulo. Sin necesidad de recurrir a lo emotivo (“¡Inmigrantes asesinan a niña de seis años!” y cosas por el estilo), bien al contrario, con una redacción sumamente racional pero apelando al deseo alojado en su inconsciente de seguir con un gobierno de coalición con mayoría absoluta se puede conseguir engañar a las personas. También lo pueden hacer los propios partidos políticos filtrando noticias falsas o para ver cómo responde la población o militancia (los famosos globos sonda) a fin de lograr algún rédito personal. Está todo inventado desde hace muchos años. Lo único que cambia es la velocidad a la que circula la mentira, la media verdad o lo ideológico-discursivo.

También puede suceder que desde el primer momento usted no se haya creído nada y se haya dado cuenta del bulo con sólo leer el titular. Bien por usted que tras leerlo habrá pensado que es una “paja mental” del articulista, del director del periódico o de algún poderoso que ha pagado para que se publique algo así. Es normal en los periódicos meter publicidad a través de noticias más o menos impactantes y que se escribe al dictado de la clase dominante, de un partido o de una empresa tampoco es extraño, ni novedoso.

Lo normal con la ciberinformación es comprobar si otros medios, especialmente esos que pueden ser considerados más fiables o grandes, se hacen eco de la información, si la replican o callan. En caso de no ver eco sin duda puede estar ante un bulo, una gran mentira, porque lo habitual es intentar informarse de esa exclusiva contactando con las propias fuentes. Así se consigue, si se tiene un poco de perspectiva crítica, luchar contra las famosas fake news, no desde el gobierno sino desde la educación a la población para que posea una mente crítica. Cuando ABC dice que este gobierno es autoritario y está dispuesto a acabar con la democracia no está informando sino procurando a sus fieles ideología. Lo mismo sucede con los periódicos “progresistas”. ¿Es eso contrario a la democracia? No, en una sociedad con valores democráticos asentados y por tanto conciencia crítica, no es necesario acudir a organismos del propio gobierno para perseguir las mentiras, que como dice el refrán tiene las patas cortas. Es más un problema de educación que de información. Por ello unos poderes tales sobran si se tiene sentido democrático.

El problema es que creando un “ministerio de la Verdad”, como lo han catalogado desde la derecha, al final se infantiliza a las personas pues aparcan el desarrollo de la conciencia crítica a la espera de que ese organismo gubernamental les diga si es verdad o no. Y como no podrá decidir por los millones de artículos que se publican, al final, el bulo seguirá corriendo como la espuma por las redes. El problema es que un organismo así se puede utilizar para hacer el bien (perseguir la mentira), pero también para hacer el mal (perseguir a las conciencias críticas). Y como seres humanos, imperfectos y llenos de debilidades nada impide que se utilice mal y se atente contra la libertad de expresión y de pensamiento. Y no contra el gobierno sino contra el propio sistema a instancias de la clase dominante o una fracción de ella. Incluso no sería extraño que se utilizase en las peleas entre fracciones de clase, entre élites de todo tipo o contra alguna mente crítica. Lo que han aprobado PSOE y Podemos es bastante peligroso y antidemocrático porque se puede utilizar mal. De hecho algunos ya se quejaron cuando M. Rajoy intentó algo similar y la carne política es débil, muy débil. Y no sólo se posicionan contra esto personas de derechas, sino de izquierdas.

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