Anda revueltos en la capital española por la última ocurrencia del gobierno trifásico. No contentos con deshonrar la gloria poética de Miguel Hernández, han recurrido a una nueva ocurrencia que pretenden vender como lo más maravilloso del mundo: la construcción de una noria gigante. Ya que Londres tiene una, Madrid otra y más grande y bonita si fuese el caso. Más sorprendente, si es que cabe, es el argumento explicativo de la vicealcaldesa Begoña Villacís. Construirán la noria porque los populistas de Valencia lo han rechazado. Es más asumirán todas las cuestiones que rechacen los populistas, sin percatarse de que están utilizando un argumento plenamente populista (a la par que cuñadista).

Son muchas las dudas que dejan esas intenciones y esas palabras de la munícipe de Ciudadanos. Lo primero que se puede preguntar cualquiera es si Madrid necesita gastarse 125 millones de euros para construir una noria. Igual, sólo igual, sería mejor destinarlos a reformas en colegios, a mejorar los parques y jardines, en limpieza o inversión social en barrios deprimidos. La cantidad es muy alta para que un Ayuntamiento se dedique a gastarla en algo que estará separado de zonas turísticas (al contrario de lo que sucede en Londres), que a saber en qué momento se logrará recuperar la inversión, o que los prometidos puestos de trabajo directos (500) son exagerados y fuera de la realidad. Es más, como dijese la presidenta de Madrid, más bien parece una forma de “paletismo” de niño pijo del barrio Salamanca. Si Londres tiene una, Madrid también y más grande. Si el vecino tiene 6 vacas hay que tener 7 para parecer más… (pongan el calificativo que deseen).

Tampoco esa frase de remate “recogeremos lo que desechen los populismos” parece propia de alguien que se vende como muy lista y super-mega-guay. En primer lugar, lo que un supuesto gobierno populista podría no ser bueno en sí, por lo que asumirlo es de estúpidos. En segundo lugar, por ejemplo, si los populistas “de izquierdas” dicen que hay que permitir a todos los exiliados llegar a España, lo lógico es que Villacís lo negase. Pero también tiene a los populistas de derechas que dicen que no llegue ninguno. ¿Entonces qué haría? ¿Los echaría? ¿Los acogería? ¿Se le estallaría el cerebro con tal argumentación? O simplemente, ¿pensaría que los populistas de derechas, como su hermano conocido neonazi madrileño, son tan sólo unos chavales un poco despistados y equivocados en las formas, no como esos rojos de mierda? Ya saben los populistas de España, tras lo dicho por Villacís, que deben rechazar el aumento de gasto social; dar de comer a las niñas y niños pobres en los colegios durante las vacaciones; y así hasta que la vicealcaldesa enferme al ver que está haciendo política de izquierdas.

No sólo sobre las tonterías que expresan los políticos hay que pensar sino buscar el dinero. En Valencia no quisieron la noria por demasiado cara. ¿Por qué en Madrid sí la aceptan? ¿Hay algún interés o rédito económico en traer la dichosa noria? ¿Quiénes están detrás realmente de la operación? ¿La ubicación de la noria representará un beneficio económico para detentadores de pisos en alquiler como la familia Villacís? Hay muchas preguntas que a día de hoy no tienen respuestas y levantan demasiadas sospechas para pensar que todo es una cuestión de imagen de la que no beneficiará alguien o diversas empresas. Más allá de la estupidez de tener una noria para atraer el turismo (como si el Museo del Prado no fuese suficiente) todo es muy sospechoso. Huele raro. Huele a negocio del que sacarán réditos los amigos y los políticos se verán recompensados a futuro. 125 millones es mucho dinero y donde hay mucho dinero hay siempre intereses.

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