A cualquiera le puede surgir un imprevisto. Pueden llamar por un óbito, una enfermedad o cualquier cuestión penosa y tener que abandonar (si es que se escucha el teléfono) el estadio con urgencia. Pero irse cuando puede producirse un empate o, como sucedió el sábado pasado, una victoria de tu equipo ¿a quién se le ocurre? ¿Qué hay en esa cabeza para marcharse y hablar con los buitres televisivos que están a las puertas? Si esto es anormal para cualquier equipo, mucho más si se trata del Atlético de Madrid donde no se es del Atleti, sino que se es el Atleti.

Alguno dirá que es parte de la libertad de movimientos. Y lo es. Pero si ya se va con esa idea de marcharse cuando quedan diez minutos de partido y su equipo va 1-2 ¿para qué van al estadio? Es más ¿para qué se gastan una buena cantidad de dinero en un abono o una entrada si se van a ir a las primeras que vienen mal dadas? Para eso ahórrense el dinero y lo ven por la tele. Y no son jovencillos que no hayan conocido remontadas extrañas e históricas (los dos goles de Arteche, el 4-3 al Barça…), son gente con pelos en los genitales que han mamado esas cosas.

Si le viene mal el horario de las nueve de la noche y se sabe que se saldrá más allá de las doce de la noche, pues igual lo mejor es no ir. Como hacían muchas personas con esos infernales lunes de Antena 3 y tenían que trabajar al día siguiente. Si se quiere montar en un vagón de metro sin estar petado, pueden hacer lo que se ha hecho toda la vida, esperar de pie en el vomitorio (los que han mamado Calderón en los anfiteatros saben qué es eso) hasta que pita el árbitro. Se van porque no les gusta el Cholo, ni cómo juega el equipo, o porque están peleados con el mundo. También se podían quedar para echar la bronca al palco… pero no. Gil y Cerezo son maravillosos.

Como se ha dicho antes, todas estas personas son carnaza de todos esos medios que están deseando, por orden del ser superior, hundir en la mierda al Atlético de Madrid. Los que carecen de caridad, los calabreses, los chiringuiteros, los plumillas al dictado de la casa blanca… todos esos están a la que pasa algo para sacar el cuchillo y seguir con la dictadura del duopolio. Y todas esas personas que se van son los cómplices. Los chivatos que descubren a la familia escondida en un barrio de Varsovia. Los pelanas del régimen dictatorial. ¿Son del Atleti? Si, pero no son el Atleti.

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