El Consejo de Seguridad de la ONU celebrado el 28-2-19 hace fracasar a EEUU y Rusia, rechazando sendas propuestas en el intento de sacar adelante un acuerdo para resolver el conflicto de Venezuela que traspasa fronteras y amenaza con desestabilizar el mundo, utilizando el Derecho de Veto y no la Democracia. El imperialismo norteamericano lleva años alimentando cientos de conflictos bélicos en todo el planeta. Jóvenes e incluso niños son utilizados en esas contiendas, convirtiéndolos en carne de cañón para obligarles a luchar por intereses ajenos.

Las guerras e invasiones perjudican siempre a la clase trabajadora y los pobres, porque se ventilan los beneficios de los que nos explotan y oprimen, sea en nombre de “intereses humanitarios”, “patrias”, “religiones”, “democracias”, “dictaduras” o cualquier otro disfraz que utilicen para enmascarar la verdad, que es la conquista de territorios, para aprovecharse del petróleo, oro y otras  materias primas que sirvan de botín.

El sistema capitalista en su fase imperialista se halla en crisis permanente y con su globalización está llegando al límite.  Con una ferocidad y saña tremendas, con una hipocresía inaudita, los grandes bloques imperialistas se disputan la hegemonía mundial con el objetivo de incrementar sus grandes negocios.

La OTAN no es una fuerza defensiva que busca la Paz, como pregonan, sino que es utilizada por el sistema como un ejército más del imperialismo para sus intervenciones bélicas, cuyo objetivo es aplastar y someter a cualquier país que coloquen los 5 “Vetadores” en sus listas como “terroristas”. Con su derecho de veto impiden la Democracia y defienden los intereses de las multinacionales que están a las órdenes del Gobierno Mundial en la Sombra.

En cada guerra se ventilan intereses económicos de la clase dominante y no dudan en preparar golpes de Estados, invasiones, masacres,  bombardeos o implican a países satélites en grandes coaliciones, sea bajo el paraguas de la OTAN o no, sea con la cobertura de la ONU o no, sea porque a un elemento como Trump se le ponga entre cejas, bajo su prisma unilateral y despótico de “América Primero”,  ejerciendo la rapiña y aplastando al que se le oponga.

Utilizaron la excusa de defender la “democracia” bajo la burda mentira de aquel sanguinario “Trío de las Azores”, compuesto por Bush, Aznar y Blair, acusando a Irak de fabricar “armas de destrucción masiva” que luego la historia  demostró ser totalmente falsa, pero que representó la mecha que incendió la zona,  dejando al país en la edad de piedra, cuando era uno de los más avanzados del contorno.

Baste solo recordar la historia reciente de acontecimientos bélicos, Afganistán, Iraq, Libia, Siria… para entender que la guerra es algo consustancial al funcionamiento competitivo atroz del capitalismo. Si analizamos Latinoamérica empezando desde Chile (1973) con el Golpe de Pinochet que derrocó a Allende, vemos una larga lista: Perú (1975) Morales Bermúdez, Argentina (1976) Videla, El Salvador (1979) Humberto Romero, Paraguay (1989) Stroessner, Perú (1992) Fujimori(autogolpe), Ecuador (1997) Abdalá Bucaram, Perú (2000 Fallido), Venezuela (2002) Carmona, Haití (2004), Honduras (2009), ahora Venezuela (2019) Golpe en tablas con, 2 Presidentes, uno que no se quiere ir y otro que quiere entrar, con el fracaso de la ONU dividida.

El objetivo de los imperialistas consiste en intentar colocar a gobiernos dóciles, que sean obedientes, o en su defecto los destrozan y mantienen tropas estacionadas. Comenzaron la reconstrucción de Irak con multinacionales norteamericanas como Halliburton, que había obtenido la friolera de 16.000 millones de dólares en contratos siendo la mayoría de ellos, obtenidos sin licitación y de manera “dedocrática” hasta 2006, por lo que tuvo varios litigios  en relación al saqueo en la guerra de Irak con la relación mantenida durante la administración de Bush, recibiendo favores desde 1995.

Despliegan fuerzas diciendo que están entrenando ejércitos locales, para garantizar “manu militari” sus intereses económicos, el control de los territorios sometidos, las rutas comerciales, la extracción de materias primas y mantener la hegemonía estratégica en el reparto del planeta.  La tensión  polarizada entre dos bloques: EEUU/U.E. por un lado,  por otro China/Rusia, siendo esta división geoestratégica la resultante  tras la reciente ruptura por Trump del  “Tratado de No Proliferación Nuclear” (NPT) en vigor desde 1970, firmado por Rusia y EEUU.

Siguen cometiendo matanzas, no dudando en utilizar una permanente avalancha de mentiras, tergiversaciones y manipulaciones con las que nos ciegan los ojos a la población, para que aceptemos mansamente las atrocidades, masacres y asesinatos que perpetran. Y anteponen los intereses de las multinacionales petroleras, (al servicio y bajo las órdenes de la clase dominante), a las necesidades de la humanidad.

Las grandes potencias se han convertido en enormes maquinarias mortíferas del capitalismo salvaje, mafioso y asesino, cuyo objetivo es el lucro privado para esa minoría de archimillonarios que controlan ya el 99 % de las riquezas mundiales y no dudan en continuar utilizando todo el potencial acumulado del “Complejo Militar Industrial”, para expoliar y controlar las fuentes energéticas, cuyo producto les asegura la supremacía a escala planetaria con beneficios astronómicos acumulados por el potente oligopolio energético.

El periódico Financial Times publicó un artículo identificando a las “Seis Hermanas Petroleras” más influyentes: 1) Aranco, 2) CNPC, 3) Gazprom,4) PDVSA, 5) Petrobras y  6) Petronas.  EEUU quiere el control de “Petróleos de Venezuela,S.A”.(PDVSA) y la fuente energética inmensa que representan esos 360.000 millones de barriles que eran las estimaciones de reservas en 2016. Esa es la prioridad de Trump al preparar el Golpe de Estado designando al reaccionario Guaidó como Capataz-Encargado. Con tal fin se preparó y orquestó una colosal campaña de propaganda y presión diplomática a escala internacional nunca vistas.

Con una urgencia y coacción inusitadas, hicieron doblar las rodillas a varios países incluida parte de la Unión Europea, utilizando un método injerencista y antidemocrático violando el Derecho Internacional fuera de la ONU,  dando un ultimátum a Maduro de 8 días para Convocar Elecciones con la amenaza de invasión, que, si se produce representaría una nueva masacre, cuestión que ahora preocupa mucho a esos Dirigentes, alarmados para que no se llegue al baño de sangre que produciría.

Esas Dictaduras Capitalistas van contra la Bolivariana de Maduro con la cual han venido teniendo relaciones comerciales para abastecer las gasolineras norteamericanas. Ejecutan su maniobra para abaratar costes todavía más. Plantean que en vez de comprarlo prefieren tomarlo directamente, poniendo como Presidente de Venezuela a su pupilo Guaidó, formado y preparado por la CIA y prometiéndole todo el apoyo posible incluso utilizando el chantaje de la invasión y de esa forma les saldría mucho más rentable. EEUU primero incautó 7.000 millones $ en activos petroleros que no quiere pagar y luego ofrece 20 millones $, para ayuda humanitaria, que es menos de un 0’3%, o sea calderilla. Se calcula en 30.000 millones $ el valor de lo incautado por varias potencias a Venezuela que no puede disponer de esos recursos.

¿Cómo no se entrega la ayuda humanitaria a través de la Cruz Roja y la autorización de la ONU, en vez de quererla introducir ilegalmente por órdenes de Trump?  ¿Acaso no resulta sospechoso? ¿Si de verdad se quería ayudar, por qué no se “importó legalmente” antes y se distribuyó a través de los canales normales cuando se sabe que para los ricos están los almacenes llenos y existen acaparamientos y subidas de precios, muy perjudiciales para el pueblo? ¿Quiénes abusan de la subida de la Inflación de precios, los mercaderes capitalistas o el pueblo venezolano?

Tal campaña no era más que una cortina de humo para manipular groseramente a la opinión pública contra Venezuela.  Según la ONU en 2017 había 48 dictaduras de los 194 países del mundo, es decir, un 24,7 % de países gobernados por Dictadores. ¿Qué pasa con las otras Dictadura como Arabia Saudí, Marruecos y el resto de esos países? ¿Se preocupan la ONU, la FAO, FMI, BCE, U.E.  y demás organismos, de dar plazo  8 días y exigir un Alto el Fuego en las múltiples guerras que mantienen esas dictaduras, o seguirán derramando lágrimas de cocodrilo por los cientos de miles de niños, mujeres, ancianos, jóvenes y viejos que mueren en esas guerras, o de hambre y escasez huyendo de las mismas?

La historia desveló lo ocurrido hace unos años, cuando inventaron al nuevo enemigo “terrorista” tras el hundimiento de la URSS. Luego, esos mismos “pirómanos” que incendiaron el ambiente bélico, sofocaban insurrecciones “terroristas”,  a veces fabricadas por ellos mismos, como cuando surgió Bin Laden, que había sido socio de EEUU hasta que rompieron relaciones económicas y se enfrentaron en una disputa feroz, entre “terroristas legales” contra “terroristas ilegales”;  los aterrorizados fueron esos pueblos que sufren sus consecuencias.

Bajo este belicoso modelo capitalista en su fase senil en descomposición, nuevas guerras podrían ser posibles e incluso no está descartada la utilización de armamento nuclear (Ver tensión entre India y Pakistán, ambas potencias atómicas),  una vez roto el pacto de NO agresión EEUU y Rusia, que  representaría una amenaza que podría eliminar varios cientos de miles de personas con una explosión, borrándolos de la faz de la Tierra, en ese u otro conflicto que se les vaya de las manos.

Algunos Generales del Pentágono mantuvieron ya debates en esa línea, tras los atentados del 11-S-2001 y no es ninguna casualidad que desde que llegó al poder Trump,  estemos asistiendo a un incremento de los presupuestos de guerra, que de forma dictatorial, ese elemento revoltoso y descerebrado obliga a todos sus gobiernos socios. El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, en su informe de gastos militares globales en el mundo, sobre la carrera de armamento, indica que en 2007 el Presupuesto Global fue UN Billón 339.000 millones $. Diez años más tarde, en 2017 había ascendido a UN Billón 739.000 millones $, un crecimiento de 400.000 Millones $. Solo con un 2% de esos gastos se eliminaría el hambre en el mundo.

Ese imperialismo belicoso mantiene las estructuras actuales autodenominándose  “democracias”, pero no son auténticas. Si le quitamos su amable careta de “liberales y demócratas”, aparece la feroz Dictadura del Gran Capital. Se apoyan en Jerarquías de “Dictaduras Teocráticas”, sean “VaticanoCatólicas”, “MusulmanasViolentas”, “HebreasAcérrimas u otros credos, aprovechándose de sus fieles de buen corazón y disponiendo de potentes “Dictaduras Armadas llamados Ejércitos”. Es notorio que ninguna de esas confesiones religiosas, ni esas fuerzas armadas, por su estructura vertical de ordeno y mando, no toleran la democracia y la libertad, ni permiten que haya “sindicatos de soldados”, si siquiera de “monaguillos”, ni mucho menos “organizaciones feministas”. ¿Sería considerado “rebelión” si cualquier grupo que se formase dentro de esos estamentos dijeran “NO a la OTAN”, o pidieran el “cierre de las bases norteamericanas en el “Reino de España”, o exigieran el “desarme total”?,  por ejemplo.

Tampoco atienden las demandas de organizaciones sociales democráticas, cuando exigen el cumplimiento de Leyes Internacionales,  piden la destrucción del armamento nuclear, la eliminación de armas químicas y bacteriológicas así como empezar de forma ordenada y organizada,  la reducción de la fabricación de armamentos, sino que hacen lo contrario en el nombre de la democracia y la paz.

Sigo diciendo ¡OTAN NO¡ y NO a la barbarie imperialista que significa guerra. ¡No al golpe y la invasión de Venezuela¡ Si queremos la PAZ, hay que seguir luchando por la Democracia participativa, por el Socialismo Internacionalista,  la Justicia y la Solidaridad entre todos los pueblos para superar ese horroroso modelo capitalista.

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