Esta semana Albert Rivera se ha desmelenado en materia política y, creyéndose de verdad Macron, ha dejado algunas frases que confrontan con la realidad de su partido.  En respuesta a Maíllo ha manifestado que “hay que ser muy radicales contra la corrupción”. Radicalismo que aplican a conveniencia según la repercusión mediática o el interés pecuniario que exista detrás. Porque si hay un interés particular eso del radicalismo contra la corrupción queda atrás.

El ejemplo más notable de esta situación es lo que sucede con el alcalde de Granada Francisco Cuenca del PSOE. Tras haber quitado la alcaldía al PP porque el alcalde José Torres Hurtado había sido imputado y no dimitió, el nuevo alcalde se encuentra en la misma situación. Ha sido imputado por el caso de los Cursos de Formación. Pero eso no parece contar como corrupción, de hecho el alcalde se manifiesta en ese sentido y Ciudadanos en Granada le cree. Debe ser porque Luis Salvador, uno de los altos dirigentes del partido naranja, confía en Cuenca, o debe ser porque las asesorías salen rentables. El caso es que mantienen al imputado.

Lo más curioso es que exigen en todos sus acuerdos que se dimita una vez imputen a alguien pero en su propuesta de Ley se establece que sea cuando haya apertura de juicio oral. Una incongruencia más de tantas que existen en Ciudadanos. Pero siempre queda José Manuel Villegas para advertir que “a partir de 2019 vamos a sustituir a los conservadores corruptos y a la vieja izquierda”. Si son conservadores corruptos ¿por qué los apoyan en Madrid, por ejemplo? ¿Por qué Ignacio Aguado mantiene a Cifuentes al frente del gobierno madrileño? Porque, al fin y al cabo, son el mismo partido con dos caras.

Los aforamientos como arma de batalla

Llevan algún tiempo insistiendo que deben quitarse los aforamientos de todos los políticos posibles, excepto los del Jefe de Estado curiosamente. Los aforamientos son malignos para la política española según el pensamiento del PP naranja. El problema es que no han explicado que eliminar los aforamientos, medida que no está mal, no supondría más que los presuntos fuesen investigados por un tribunal de menor rango y, por tanto, con menos medios para la investigación. Como se está demostrando en Almería y el caso Amat.

Esto supondrá una mayor ralentización de los procesos judiciales y la posibilidad de que, por el camino, queden impunes algunos delincuentes. Por tanto, quitar aforamientos sin dar medios a la judicatura más baja supone dejar en el aire la propia Justicia. Pero esta parte no la explican ya que no es tan mediática. Es fácil y de comprensión rápida decir “No a los aforamientos”. Y no tanto “No a los aforamientos y una mayor dotación a los juzgados”.

Nepotismo y ciertos cargos cercanos a la corrupción, el ejemplo de Fuenlabrada

En Ciudadanos son como una gran familia. En algunos aspectos más cercanos a la secta de fieles. El nepotismo es algo corriente en sus filas. Un hermano da la cara y otro es asesor, cobrando, en los lugares que le consigue el hermano. Como Juan Guerra pero ganando dinero a espuertas. Y en el caso de Fuenlabrada se ha quitado de Coordinadora del partido Patricia de Frutos (sólo será portavoz en el Ayuntamiento), siguiendo los estatutos, pero ha dejado el puesto a su marido. De Frutos, a quien La Marea sacó que pedía 2.000 euros por ir en sus listas y no ha sido expulsada, no quiere perder el control del partido y por eso ha confiado en su pareja Bernardo Pérez Vara.

Lo de las familias en Ciudadanos es casi algo corriente. Por ejemplo, los Reyna (padre e hijo) ya se dijeron que uno para Majadahonda y otro para Alcorcón y así controlar el urbanismo de la zona. Pero en el caso de De Frutos su pareja fue hasta 2015 concejal del PP fuenlabreño. La excusa fue la falta de democracia interna. La excusa. La realidad es que ya estaba dando el paso de la mano de su pareja hacia otro partido como se ha podido comprobar. Pérez es miembro de una de las familias de terratenientes de Fuenlabrada y con muchos intereses en la ciudad. Es Administrador mancomunado de la sociedad Maxisuelo. Una sociedad, y aquí queríamos llegar, que ha estado implicado en los casos de corrupción de Carranque y Illescas. El informe Abubilla deja claro que en Carranque hubo situaciones extrañas en la construcción de viviendas. No ha habido imputación ni condena pero es obvio que los intereses son el urbanismo. Algo en lo que coinciden con otros cargos de Ciudadanos.

También es familiar José Antonio Hernández Pérez quien está imputado en la trama Púnica por haber sido apoderado mancomunado de Cofely, como también lo era de Banca Cívica por ejemplo. Pero ya queda un poco más lejos de la pareja en sí. El caso es que Ciudadanos tiene una doble vara de medir qué es corrupción de verdad y cuál de mentirijillas. Igual Rivera debería viajar menos a EEUU y juntarse menos con Aznar que todo se pega menos lo bueno.

 

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