Maquiavelo decía que, además de otras virtudes, el gobernante debía atraerse la Fortuna para lograr el éxito. En Podemos tienen esa Fortuna rondándoles de cuando en cuando. Para su desgracia la han despreciado con suma facilidad vez tras vez. La última hace dos días con la imputación de tres dirigentes de su formación imputados por culpa de la Ley Mordaza, a la cual no han atacado sino que se lanzaron a hablar de persecuciones imaginarias que no existen en la actualidad. Tenían una buena campaña hablando de la criminalización de las protestas de la clase trabajadora y demás, pero no son capaces de verlo. De igual forma han desperdiciado el potencial del acontecimiento (15-M). Ahora se encuentran que su máximo oponente, Pedro Sánchez, les hace un favor enorme con una campaña a punto de comenzar y que les perfila la misma.

El presidente del Gobierno en funciones jamás ha destacado por su locuacidad y facilidad de palabra. Salvo memorizarse discursos que repite hasta la extenuación, Sánchez nunca ha ganado un debate, ni dentro del PSOE, ni afuera. No tiene el don de la palabra lo que ya valdría de aviso para Iván Redondo y el resto de personas que le asesoran o que están con él en la Ejecutiva Federal. Aun así insisten en mandarle a explicar cosas a la televisión y ocurre que acaba soltando una perla que sirve perfectamente a sus oponentes. Y eso que jugaba en casa ya que Ferreras es del entorno de George Soros, el cual en principio está contento con el socialdemócrata, pero hubo de reflexionar en alto y ahí abrió las puertas para que desde el Círculo de Empresarios le hayan dado hasta la razón. Decir que no dormiría tranquilo teniendo ministros de Podemos, que es lo que queda como veremos, es para que Pablo Iglesias esté callado toda la campaña y sólo ponga el vídeo una y otra vez diciendo (que ya lo hacen en redes sociales) “Si quieren que los poderosos no duerman vótennos”.

La reflexión de Sánchez era que, con las peticiones primeras de Iglesias, quien quería hasta el colchón renovado de La Moncloa, no podría dormir tranquilo ya que serían personas del entorno del dirigente morado que estarían haciéndole el juego sucio día sí, día también. Pero se le olvidó decir que, debido a eso, ofreció los ministerios sociales y la vicepresidencia que ya tenía nombre, Irene Montero. Pero no dijo esto y añadió, dando un cariz completamente clasista a su intervención, que no los quería por carecer de experiencia gubernamental o profesional. ¡Como si él hubiese tenido ambas! Descartar a personas por no ser políticos profesionales o tecnócratas manda a Sánchez muy lejos de la socialdemocracia. Eso ataca profundamente a la base mínima de los principios democráticos para situarse en un mundo platónico donde sólo gobiernen los sabios. Una falta de respeto a sus propios militantes de clase trabajadora aunque muy en consonancia con el pensamiento de aparato (a lo que añadir la soberbia, que se extiende entre toda la clase política, de la titulitis).

En Podemos tienen la campaña hecha, como se ha comentado, salvo que vuelvan a perder la oportunidad que la Fortuna le ha ofrecido. No se van a ver en otra similar para acaparar el voto de la clase trabajadora en disputa. Aunque no es Iglesias persona capaz de hablar lo justo y necesario, y ya avanza que “Sánchez me ha mentido” porque no quería un gobierno de coalición, algo que es falso porque ofreció otros ministerios que le quitaban menos el sueño. Tampoco deberían hablar de que en Podemos se han preocupado de las políticas que “quitan el sueño a la gente”, porque también es falso ya que en toda la negociación lo único que hubo encima de la mesa fueron los cargos. Ni respondieron a la oferta programática del PSOE de primeros de julio, ni a la segunda de agosto. Así que mejor taparse y poner el video de Sánchez junto al de los empresarios y campaña sin hacer y decir nada. Es más, sin necesidad de hacer campaña en sí. ¿Lo harán? Evidentemente no porque también tienen lo suyo. Mientras la izquierda de base a verlas venir y esperando tener una clase dirigente que posea cuando menos algo de miras amplias más allá de lo personal de cada uno.

Gracias Iván Redondo y Pablo Gentili.

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