El rumor existe. Malintencionado o no, existe. Que se diese publicidad a la salida hace más de un año de Yolanda Díaz de EU y su sola permanencia en el PCE ha servido para hacer correr la imaginación. A día de hoy en Ferraz y la Moncloa andan más preocupados por la grave situación social y económica que sufre España. De hecho, si se fijan en la polémica de Podemos con el feminismo, han apoyado lateralmente las mujeres del PSOE –véase Adriana Lastra o Elena Valenciano– las demandas de las mujeres, prefiriendo remarcar la agenda feminista en sí que las disquisiciones sobre el sexo de los ángeles de la formación morada. No pasan por su mejor momento, pese a las proclamas públicas de esta última semana, las relaciones entre PSOE y Unidas Podemos.

La huida del Borbón -que era conocida por Pablo Iglesias como confirmaron el viernes desde Moncloa-; las peleas feministas; la negociación de los próximos Presupuestos Generales –esenciales para la pervivencia del gobierno- de manera transversal, algo que ha defendido Alberto Garzón y que le ha hecho merecedor de una reprobación interna por parte de Podemos; y la imposibilidad de llevar a cabo la agenda social por un tiempo, no se sabe cuánto; o la más que probable reducción de ministerios y vicepresidencias, han provocado algunas grietas. Desde Moncloa no dan mucha importancia a las mismas pues, además de estar habituados a las performances podemitas, son conscientes de que en este momento quienes más tienen que perder son los minoritarios. Pedro Sánchez no tiene miedo a unas nuevas elecciones, los trackings monclovitas les auguran la victoria y la imposibilidad de coalición de las derechas, pero es consciente de que no puede, ni debe llevar a España a elecciones… salvo que le fuercen. De momento las dos partes del gobierno, por mucho alarido que den algunos en redes sociales, han decidido que no habrá subidas impositivas a empresas o las capas más pudientes. De hecho incluso podrían llegar a bajar algunos impuestos a las empresas para reactivar la economía.

Que la preocupación máxima sea esa no empece para que Santos Cerdán, quien ha quedado a cargo del partido, no esté preocupado por los resultados gallegos, como los vascos. Gonzalo Caballero ha perdido parte del apoyo del aparato estatal, pero no se le va a cortar la cabeza… al menos hasta que haya un sustituto o sustituta de garantías para intentar optar a ocupar la Xunta en 2024. No han gustado las peleas navajeras que se han producido tras la reciente derrota –esas batallas de A Coruña contra todos y todos contra A Coruña, por no hablar de los diversos caciques comarcales-, pero no se quiere abrir una crisis hoy mismo. Se ha pensado si era conveniente mandar a Caballero a EEUU, no en balde ha estado trabajando allí muchos años y tiene contactos interesantes, como embajador o algo por el estilo. No será mañana, pero igual es pasado mañana. Descabalgar, de una forma u otra, a Caballero no supone dejar a cualquiera ocupar la secretaría, ni la candidatura. Se podría optar por un secretario/a general de paja, o más dedicado a la organización, y una candidatura independiente con cierto prestigio social y político. Lo mismo que se hizo en Madrid –aunque esos antecedentes no fueron buenos ni en la Comunidad pese a vencer, ni en la capital-.

Ahí es donde entran las especulaciones sobre Díaz. En Podemos –no hace falta decir la cúpula porque no hay más estructura que esa- están con la mosca tras la oreja pues, han comentado internamente, la gallega podría aspirar a ocupar la vacante de Iglesias. Sin embargo, por mucho que IU/PCE sean hoy en día una extensión de Podemos, la mayoría de la dirigencia quiere a Irene Montero como sucesora, por motivos personales, principalmente, y por ser de las “suyas”. La labor de Díaz como ministra de Trabajo gusta mucho en Moncloa, pues ha mostrado capacidad de diálogo y cintura ante lo que se le ha venido con la pandemia. De hecho, si hubiese una reestructuración gubernamental Sánchez apostaría por su continuidad. Quienes expanden los rumores, sabedores de esta situación, han querido ver en la gallega la candidata ideal para 2024 para aspirar a la presidencia de la Xunta… pero no en la formación morada sino en el PSdG. Sin duda olería a cuerno quemado en el seno del partido, pero también olía en Madrid y se hizo con el respaldo mayoritario del sanchismo. Y hoy Galicia es sanchista, salvo algún reducto.

¿Será candidata o secretaria general del PSdG Díaz? A día de hoy no es descartable, pero tampoco es un hecho. No sería la primera vez que hay una transferencia de IU al PSOE que catapultan a la candidatura y la militancia –como cuando Nueva Izquierda abandonó IU-. No sería la primera vez que una izquierdista pasa del comunismo a la socialdemocracia sin pararse por el camino. La mayoría de destacados dirigentes de Nueva Izquierda entraron con tanto ímpetu en el PSOE que acabaron en la derecha del mismo. Ahora bien, que esa posibilidad, pese a los rumores, vaya a aplicarse en Galicia está por ver. No es para nada descartable y más siendo conscientes en Ferraz de los reinos de taifas y peleas constantes que hay en el PSdG. Algo que había aminorado Caballero pero que han vuelto a surgir tras la derrota. Premiar al secretario general actual y situar a una ministra al frente –o con una persona de paja- se verá dentro de un año cuando haya proceso congresual en el PSOE, en general, y el PSdG, en particular. El río suena ¿será por agua o porque han puesto un magnetofón? En breve se sabrá. Primero la economía.

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