Los Ayuntamientos de Valencia y Barcelona han hecho una llamada conjunta al Ministerio de Fomento para que priorice las obras del Corredor Mediterráneo, así como las infraestructuras modales e intraurbanas ligadas a esta conexión ferroviaria. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han firmado  una declaración política en este sentido, dirigida al Ministerio de Fomento. El Manifiesto de Barcelona y Valencia por el Eje Mediterráneo es una reivindicación de las ciudades para disponer de una vía de ancho internacional desde Barcelona hasta Valencia y Alicante, haciendo posible el paso directo de mercancías y de viajeros hacia el centro de Europa, con tiempo y servicios competitivos. Los alcaldes también han firmado un protocolo de colaboración dirigido a conseguir un intercambio de buenas prácticas y de gestión eficaz entre las dos administraciones locales.

En el Manifiesto sobre el Corredor Mediterráneo se expone la necesidad de sustituir “la vía única entre Vandellòs y Tarragona por la variante que se encuentra en construcción desde ya hace años y años, y la disponibilidad de ancho internacional desde Barcelona hasta Valencia y Alicante, haciendo posible el paso directo de mercancías hacia el centro de Europa y de viajeros en tiempo y servicios competitivos de nivel europeo”. Según ha dicho Ribó, “esta conexión es clave para la economía y la sostenibilidad de las dos ciudades y de los dos territorios, y supone un foco dinamizador para todo el Estado”. Por su parte, Colau también ha apostado por conectar la red de los Puertos de Barcelona, Tarragona, Castellón, Sagunto, Valencia, Alicante y Algeciras, “de manera que nos hace falta un Corredor con suficiente capacidad de servicio para mercancías y cercanías que nos conecte con Europa”.

Por ello, la declaración apuesta por una “coordinación que permita una retroalimentación entre la red transeuropea, la movilidad sostenible metropolitana y regional, y el tránsito intercontinental marítimo”, y remarca que hay que superar las “disfunciones” entre el tránsito de mercancías y de pasajeros, como ocurre en los tramos entre Sagunto y Valencia, “siempre prefiriendo una mejora en la gestión a la nueva infraestructura, y desdoblando la infraestructura, cuando ya no se pueda evitar, con el menor impacto posible sobre el territorio”.

Los dos Ayuntamientos remitirán la Declaración al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, reclamando un cambio de políticas, igualitario en materia de financiación e inversión en infraestructuras. Esto incluye las “operaciones de integración” de la infraestructura ferroviaria en cada ciudad.

Ribó ha explicado que “para Valencia, el proyecto de integración urbana es el de conversión de la Estación Valencia Norte, actualmente la única del tronco del Corredor Mediterráneo que es terminal (lo cual obliga a rebotar todas las circulaciones), en una estación pasante, que supere el cuello de botella de capacidad y de funcionalidad actual, y mejorando de forma radical la integración del ferrocarril en toda la ciudad y en los barrios del sur en particular. Valencia no quiere ser el nuevo semáforo de Europa en el transporte de mercancías por ferrocarril”.

Por su parte, Colau se ha referido a la estación de la Sagrera “como proyecto clave de integración urbana del ferrocarril y punto neurálgico de conexión al Corredor Mediterráneo de la propia ciudad y de toda el Área Metropolitana”. Apuestan ambos munícipes por “otra política de infraestructuras estatales en las ciudades, que se base en el hecho de que las ciudades son el lugar donde vive la gente y el origen y destino de los viajeros, y con una visión de ciudades-nodo conectadas, estableciendo una red global de prosperidad compartida”.

Por otro lado, el alcalde Joan Ribó y la alcaldesa Ada Colau, han firmado también esta mañana un protocolo de colaboración entre los dos ayuntamientos “para la elaboración de una agenda de asuntos comunes e intercambio de información y buenas prácticas”. Un protocolo basado “en la defensa de la ciudadanía y la mejora del bienestar social y económico” de las respectivas ciudades, así como en la consolidación de infraestructuras como el Corredor del Mediterráneo. Este intercambio de experiencia y buenas prácticas contempla la mejora del sistema de participación en los Tributos del Estado, la tributación local de las empresas de servicios y, en especial, de las telecomunicaciones, o en las propuestas de modificación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, en materia de hacienda local, por ejemplo. También propone debatir los criterios que permitan una mejor representación local en la gestión de infraestructuras estatales, y establecer circuitos estables de relación técnica entre ambos Ayuntamientos, así como un posible trabajo conjunto en materia de movilidad, política urbanística, participación, energía, gestión del agua, etc.

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