Fuente: Real Madrid

No se asusten. Todavía no se le ha ocurrido al nacionalmadridismo apelar al entrenador que realmente les haría tener orgasmos. Por un lado, tendrían a un madridista que elegiría a madridistas y jugaría como el Castilla; por otro, se cobrarían dos piezas, a Luis Aragonés -al que no perdonan haber ganado la Euro 2008- y a Luis Enrique -culé que traicionó a su equipo-. No se les ha ocurrido todavía decir que Raúl González Blanco -así, con nombre y apellidos que es como nombran a los suyos (no se contará la teoría del porqué por temor al despido)- debe ser el seleccionador, pero denles tiempo.

Están todavía soltando la bilis acumulada durante los últimos años del actual seleccionador y no se han percatado que en casa tienen la solución a todos sus males. Da igual que no haya ni dos jugadores españoles de renombre mundial -salvo el joven Nacho, obviamente- y que se ha llegado hasta donde permite la calidad del fútbol español (su propio equipo está lleno de extranjeros y quieren sumar a un tal Endrick, de Vallecas-Brasil de toda la vida, por 70 millones). Cuando la suelten igual piensan en el entrenador del filial que juega como si fuese el de los galácticos. O algo parecido porque suelen ocultar los resultados la mayoría de las semanas.

Podrían informarse antes de sacar la bilis

De momento, como se dijo más arriba, están sacando la bilis. Da igual el medio de comunicación que se mire, allí hay una nacionalmadridista echando pestes de Luis Enrique. Y la sacan con tanta fuerza que meten la pata de una forma que confirma que, en realidad, no tienen ni idea de fútbol, ni de información. Ayer mismo el Editorial de Marca tenía el siguiente titular: “Luis Enrique ya tarda en dimitir”. No han debido leer a Joaquín Maroto (As) que ya informó el 25 de marzo del corriente de que no había renovado el seleccionador porque temía “hacer una cagada en el Mundial”. En Marca no saben que no puede dimitir porque el contrato ha expirado a la finalización del Mundial.

Y no han sido los únicos porque en los teleñecos de la noche también lo han soltado, así como algún que otro medio generalista. Han asumido tanto su papel de aparatos ideológicos del nacionalmadridismo que ni se paran a mirar la fecha de caducidad de un contrato. ¡Un mínimo! Un decirse “voy a ver cuándo termina contrato Luis Enrique para pedir su dimisión”. Ni eso. Tienen los ojos tan hinchados por la rabia que ni han mirado que ya no tiene contrato. Para fiarse de sus informaciones… Todavía dicen que Hazard ha costado 100 millones cuando se sabe que va, porque así lo han informado en Inglaterra, por cerca de 150.

Buscando reemplazo

Entre los dos nombres que han salido a la palestra (los que han filtrado desde el entorno de Luis Rubiales, vamos) se decantan mínimamente por Marcelino (que ahora es García Toral) pero no las tienen consigo en realidad. Sí, con él se jugaría a otra cosa -quieren acabar con cualquier atisbo de luisaragonesismo (ergo Atleti) o barcelonismo-, pero no ha dado pruebas de estar cómodo con el nacionalmadridismo. Los del Sporting de Gijón no son de fiar desde hace años. Porque Luis de la Fuente, el seleccionador sub-21, no saben ni quién es. Ni físicamente. De las selecciones inferiores sólo informan si algún madridista hace algo.

Es por todo lo anterior que, ano más tardar, seguramente comenzarán a proponer nombres de entrenadores. Todos ellos con pedigrí madridista o, cuando menos, claramente contrarios a todo lo que huela a FC Barcelona o Atlético de Madrid. Ahí es donde entraría la posibilidad de que Raúl llegase a ser candidato a seleccionador nacional. Incluso Mourinho podría ser valorado. En realidad, habría que volver a los tiempos en que había un grupo que actuaba seleccionando a los jugadores y luego un entrenador. Los seleccionadores deberían ser Josep Pedrerol, José Félix Díaz, Paco García Caridad, Paco González, Gárgamel, Jorge Calabrés y Gonzalo Miró. Seguro que así estarían contentos.

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