Problemas de los españoles y las españolas.

1. Pandemia de coronavirus.

2. Relaciones laborales inestables y precarias.

3. Economía desfasada y pobreza real.

4. Discriminación y violencia de género.

Los problemas que se reflejan con anterioridad son reales. Afectan a la materialidad de la vida de las personas. Están ahí. No se pueden obviar… Salvo que sean la clase dominante española, incluida la troupe política, que está a otras cosas mucho menos preocupantes. Un nutrido grupo de intelectuales, empresarios, políticos, ex-políticos y personajes de la farándula han concertado un video en defensa de Felipe de Borbón, o de la monarquía, o de la Constitución, o de las tres a la vez –pues no queda muy claro qué defienden en realidad- en respuesta a los ataques que la persona, la institución, la transición o “vaya usted a saber qué” ha recibido por parte del conglomerado del 12% de Unidas Podemos. Un video al que acompaña, como no podía ser menos, un casi especial de ABC en defensa de Borbón, la monarquía, la constitución, el Estado o “vaya usted a saber qué”.

A algunos les ha sentado mal que Emiliano García Page estuviese en el vídeo, a otros que se pueda hacer un vídeo así y a otros pues les molesta porque les molesta todo, hasta que Rafael Nadal vuelva a ganar Roland Garros. Será que no han leído las siguientes palabras del manchego que hoy se publican en numerosos medios de comunicación: “Amanece un nuevo 12 de octubre y aunque este año el coronavirus se empeña en pintar todo de un tono diferente, uno más gris y apagado, tengo el convencimiento de que el carácter cálido, el coraje y la pasión de la ciudadanía española contribuirán a volver a pintar nuestros días de rojo y gualda. Unos colores con enorme significado para todos aquellos que nos sentimos españoles de corazón, ya que en el fondo lo que simbolizan es la unidad de España, que es la que garantiza que cada ciudadano o ciudadana de este país, con independencia del territorio en el que haya nacido o en el que viva, pueda ser igual a cualquiera de sus compatriotas”.

En realidad no es más que otro acto, se espera que el último, de la ópera bufa en que han convertido a España unos y otras. Los problemas reales, lo acuciante, lo vital queda aparcado tras el escenario para poder representar una obra que intenta ser emotiva pero que, de seguir así las cosas, se quedará sin público asistente. Unos por muerte coronavírica, otros por muerte por hambruna. Si unos, como se criticó aquí, se lanzan a la búsqueda de una república –para la que no han hecho pedagogía, no han representado los supuestos valores republicanos, para la que no han presentado una formulación clara-; los otros acuden a rancios pensamientos, en muchos casos, para defender el sistema que dicen está amenazado. Mientras tanto españolas y españoles mirando absortos la mala obra que les han preparado. Igual es una acción de fomento de la lectura porque, salvo eso, no cabe la menor duda de que entre asesores áulicos y demás patulea están ofreciendo una paupérrima representación teatral.

Los republicanos.

A causa de la corruptela del Borbón emérito, algunos han creído ver la posibilidad de traer una república a España. O ¿será que con esta táctica están tapando su mala gestión gubernamental? ¿Será que ante la asunción de la ideología dominante (burguesa) intentan, más allá de sus cuitas de la diversidad, taparlo con republicanismo de andar por casa?

Paradojas 1. En la mayoría de los casos, el grupo de los republicanos, lo primero que hacen es no actuar bajo los principios del republicanismo que dicen defender. Da igual el partido de izquierdas que usted valore (en los de derechas más), la democracia interna es un bello sueño de las noches de verano donde todo puede pasar. Mediante primarias, votos electrónicos y reducción de la posibilidad del habla en los partidos sólo queda una opinión, la del jefe o el asesor de turno, y las palmas del resto. Estas personas son las que dicen que es más democrático elegir un presidente de la república –o no, según el tipo de república que se elija- que un monarca impuesto. Sin duda es más democrático elegir que no, pero en la práctica puede llegar a ser más peligrosa. Juan J. Linz ya estudió esto hace muchos años y quien lo desee puede acudir a sus textos para comprobarlo.

Paradojas 2. Personajes de la política, porque en el caso de Íñigo Errejón su situación es casi de político ya casi inactivo, aducen que es algo reaccionario, antiquísimo defender la monarquía constitucional. Es más señala que, al ser la derecha la que defiende la monarquía y el sistema surgido de la transición, la institución ya es de parte, no de todos. Un doctor en Ciencias Políticas diciendo que la monarquía es de parte a la vez que pide que la izquierda apoye la llegada de una república –en su caso de los significantes vacíos, el agonismo, los sentimientos, la compra-venta de bebés y arriquitaun-. No se lo digan que igual él mismo llega a la conclusión. Luego se extrañará que no le voten ni sus padres. Como se comentó en estas mismas páginas sin pedagogía y con frentismo se acaba destruyendo las posibilidades de una república de todos y haciendo una monarquía de parte. Salvo que quieran una revolución… Vale, no es bueno poner chistes en cosas serias.

Los monárquicos.

Paradojas 1.  Aquellos que están todo el día con la defensa de la libertad en la boca –casi siempre en términos económicos para que la mano invisible, ese espíritu de la historia inexistente, actúe-, acaban defendiendo que no exista libertad para la ocupación de la jefatura del Estado. Estas personas te contarán que si se esfuerzan, si emprenden, si se superan día a día podrán lograr lo que sea, salvo ser jefe del Estado en España. Algo que queda reservado, y lo esconden de esa forma, para un linaje por intermediación de la tradición, la fantasía o “vaya usted a saber qué”.

Paradojas 2. Defender un sistema porque sería mejor que una república, según comentaba ayer en ABC Almudena Martínez Fornés, es un supuesto apriorístico indemostrable. Una república puede ser tan buena o mala como una monarquía constitucional dependiendo de cómo se estructure, cuáles sean los contrapesos a los poderes -incluido el económico que a esta gente se le olvida en demasía- y cuáles las reglas del juego. Parlamentos existían en España pero no había democracia. Parlamentos existían en dictadura y no había democracia. Parlamentos bajo monarquías ha habido a lo largo de la historia pero no era democracia. Apriorísticamente no es mejor una monarquía constitucional que una república democrática y viceversa. La caspa intelectual hay que dejarla antes de ponerse a escribir.

Mediocridad 1. El famoso vídeo que, ni editado por el enemigo, puede ser peor, como bien ha señalado Edu Galán, no servirá para sumar dos apoyos más a la causa monárquica, ni para restarlos como cree Manuel Mata. Es verdad que para ser algo medio organizado ha quedado cutre y con una serie de personajes que la mayoría de los españoles ni conocen. Igual haberle puesto debajo el nombre y lo que hayan hecho en su vida hubiese sido una buena idea.

Mañana nadie se acordará de ello porque la pantomima del espectáculo pasará a los pleitos judiciales del PP, de Pablo Iglesias o de la novena tontería que las aves carroñeras de la mañana generen. El problema de fondo, hablando en términos ideológicos, es la sensación que se está generando en España de estar ante un Estado fallido. En la izquierda se dice cuando jueces del sistema realizan actos judiciales que no gustan. En ese momento se habla de Estado fallido. También cuando se quiere actuar contra una Comunidad Autónoma y se necesitan recovecos jurídicos y legales. A sensu contrario, la derecha habla de intento de Estado fallido porque el Gobierno socialcomunista intenta poner a su disposición a los poderes del Estado. Básicamente dicen eso del poder judicial, mientras olvidan que gracias al ser de los suyos algunas cuitas pasan por el tamiz de lo evanescente –como es el caso del máster de Pablo Casado-. Así algunas personas entenderán el porqué de la libertaria María Blanco cuando afirma en el vídeo que es republicana pero lanza su viva al Borbón. Una disputa teatral en la que al final del todo los que acaban mal son los españoles. La izquierda llama fallido lo que no es más que una dictadura de clase, que se decía antes; por la apropiación de todos los poderes estatales por parte de la clase dominante, en sus distintas fracciones. La derecha cuando habla de fallido sólo está defendiendo sus intereses de clase… como toda la vida.

Son personajes, además, mal trabajados por los autores. Sin personalidad. Con un diálogo banal, flojo, mediocre, lleno de lugares comunes… En toda esta ópera bufa no habrán encontrado, en los actores y actrices protagonistas, un discurso con valores, con ética, con republicanismo o tradicionalismo, con discrepancias fundadas… No es más que un “y tú más” espectacular que deja indiferente al espectador. Incluso le produce sonrojo y aversión. Una más de la política de instagram o youtube  donde se acaba escondiendo la realidad material, el gran problema de todos los españoles (republicanos, monárquicos y medio-pensionistas), donde la ideología dominante no sufre ni un mísero arañazo, donde no hay prácticas de transformación sino sumisión total al orden establecido. En los márgenes que permite la clase dominante es donde hace aparición esta ópera bufa porque a los poderosos que exista o no una monarquía les trae sin cuidado si en la alternativa también mandan ellos. Pero hoy, en España, el problema lo tienen las personas del común.

2 Comentarios

  1. La bueno que tiene la República es que se puede cambiar su presidente cada cierto tiempo por voluntad popular, si lo hace mal. A la monarquia sin poder ni cuestionar ni criticar sigue por sangre y linaje. Y si encima no es imparcial y supuestamente corrupta : de qué sirve?

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