Pensaban en Ciudadanos y el PP que podían hacer lo que les diese la gana y engañar a Vox siempre que lo deseasen porque la ultraderecha tragaría antes que ver a la izquierda en el poder. Les han intentado engañar en Andalucía, lo han hecho en el Ayuntamiento de Madrid y pensaban hacerlo en la Región de Murcia y la Comunidad de Madrid. Pero en Vox, cansados de llamar derecha cobarde al PP, se han cansado de ser muletas y que los consideren unos apestados quienes quieren sus votos para tener un poder institucional que no quieren compartir con ellos y ellas para no mancharse.

Albert Rivera ha jugado a que ellos jamás se sentaban en la mesa con la ultraderecha y que si les votaban era porque les parecía bien, o que los acuerdos a los que llegasen con el PP no eran vinculantes para Ciudadanos. Cuñadismo en grado sumo para ocultar lo que es evidente, que hacen lo que les piden desde Vox siempre, como demuestra la defensa viene haciendo Juan Marín de las peticiones de la ultraderecha.

Resulta que Vox no ha querido regalar sus votos a PP y Ciudadanos en la Región de Murcia y han pedido sentarse y repartir entre los tres. A ello se han negado en Ciudadanos no vaya a ser que en la Unión Europea les digan que no son liberales sino otra cosa. Y como en Vox ya están cansados han lanzado su órdago y no les han dado gratis sus votos. Esto ha sentado mal a Ciudadanos y se han lanzado a criticarles en las redes sociales, señalándoles por votar junto al PSOE y Podemos (como si en Ciudadanos jamás lo hubiesen hecho claro), lo que ha provocado una airada respuesta de la formación de ultraderecha. Así han calificado a Rivera de “acojonado y sinvergüenza”. Lo que piensan la mayoría de españoles, tampoco hay que escandalizarse, pero de forma pública y sin medias tintas.

Posteriormente han rectificado, sin borrar el mensaje, afirmando que habría que cuidar el mensaje. Pero que “no es fácil aguantar callados el desprecio de Ciudadanos a nuestros votantes y las mentiras a los suyos”. Mentiras porque en la formación de ultraderecha saben lo que están acordando, en cuartos oscuros y tenebrosos, con Ciudadanos y el PP. De ahí que esas palabras en las que piden a Rivera que “se deje de cordones sanitarios, de lamerle el culo a Macron y que os permita sentaros en una mesa y llegar a acuerdos como gente normal”, tengan mucho de realidad de lo que viene ocurriendo. Fran Hervías, quien ha provocado la jaculatoria de Vox, pensaba que con un mensajito iba a acobardar a la ultraderecha y, además, él se podría poner la medalla. Pues no, parece que esta vez en Vox van en serio y quieren a Ciudadanos en la mesa sentaditos y formando acuerdos. Si no, a nuevas elecciones. La ultraderecha nada tiene que perder y en Ciudadanos sí.

Lo que ha pasado en Murcia se podría repetir en Madrid la semana que viene, por ello ha salido el PP ha intentar poner calma entre los dos socios de gobierno. Han pedido desde la formación conservadora que no se insulten y se sienten en las mesas de negociar para impedir que el socialismo toque poder. Como ven en la derecha parece que sí tienen claro quiénes son los malos para ellos, pero eso no empece para que la ultraderecha apriete y siente en su mesa de negociación a la formación naranja. Si quieren sus votos para tener consejerías y mamandurrias varias, al menos que tengan la vergüenza de sentarse a mirarles a los ojitos. Si no quieren pues nuevas elecciones y que expliquen a los votantes ese cordón sanitario, que igual pierden más votos. Lo raro es que si Rivera quiere liderar la derecha española tenga tantos remilgos a sentarse con quienes comparte programa económico y buena parte del social. Pero de momento ya le han señalado como “acojonado” desde Vox.

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