La convocatoria de Elecciones Generales el 28 de abril ha dejado a Íñigo Errejón fuera de plano político por, al menos, una buena temporada. La Comunidad de Madrid que parecía una plataforma de lanzamiento para cotas superiores, igual va a acabar siendo una tabla de salvación para quien es considerado un traidor a Podemos. Esto contando que tenga la suerte de que la campaña electoral de las generales no le acabe arrollando y mandando al limbo de los proyectos iluminados. Lo que sí es cierto es que la jugada de Pedro Sánchez le ha venido muy bien a Podemos y, especialmente, a Pablo Iglesias. Tras el beso de Judas recibido cuando comenzaba su “exilio político” de la paternidad, el nuevo ciclo electoral abierto le va a permitir reflotar Podemos y quitarse de encima el lastre de los conspiradores. Veámoslo con un poco más de detalle.

No es que la situación de la posible confluencia de Más Madrid, pese a las 2.000 personas que dicen acudieron a comer magdalenas, esté en su mejor momento. Sin contar con el contexto estatal, las cosas no acaban de marchar a nivel regional. Como bien han explicado Sol Sánchez y Raúl Camargo, de IU y Anticapitalistas respectivamente, la confluencia más importante está en otro lugar. A la espera que Podemos decida quién podría encabezar su parte de la confluencia, los grandes grupos de la izquierda madrileña están en otra cosa, en la construcción programática desde abajo. Errejón y Manuela Carmena podrían contar con Equo, pero sinceramente es poco o nada a nivel electoral y con poco simbolismo. Se sabe que Equo, de esta forma, intenta vengarse de Podemos e IU por las negociaciones en Andalucía. Pero el resto es errejonismo con y sin máscaras.

Más Madrid, quitando el devenir que tenga a nivel municipal de la capital, porque en otros lares no parece que puedan llegar a hacer sombra a Podemos e IU, tiene la Comunidad de Madrid en mente, pero lo hacían pensando en ampliar la plataforma a nivel estatal y competir directamente contra Podemos e intentar superarle mediante el populismo errejonista. Fíjense en los errejonistas más destacados y sus discursos, salvo contadas excepciones, todos tienen un aroma a programa para competir en un nivel que no es el autonómico. Buenas reflexiones, porque hay que reconocerles que piensan con método, sobre hacer patria, sobre la riqueza de la nación o el encaje de España en un mundo globalizado. Que como todos saben son cosas que se pueden decidir en la Asamblea de Madrid, la cual, ha desarrollado la capacidad de ser un núcleo irradiador de hegemonía. Vamos que están todos con el discurso estatal-populista sin bajar al barro de lo local, lo cercano. Y todo porque la conspiración errejonista estaba diseñada, junto a algún medio del establishment, para otra guerra. Madrid no era más que una batalla para dañar a Podemos y comenzar a captar votos del PSOE, de IU y de Podemos.

No contaban en esta estrategia, bien pergeñada y alentada por el establishment, que podría haber elecciones tan rápido. O que, en el caso de haberlas, sería después de las autonómicas donde Errejón podría venderse como la alternativa a Podemos y PSOE con total claridad. Una alternativa para acordar con PSOE y Ciudadanos si hiciese falta. Todo por la patria del populismo errejonista. La utilización de frases huecas (significantes vacíos) e, incluso, la utilización de Karl Marx (escondiendo que fue principalmente Friedrich Engels quien desarrolló los textos utilizados) para justificar el amor patriótico del pueblo español estaba ahí hasta hace una semana. Pero todo ha cambiado. El sol no se ha puesto para Podemos y, sin embargo, está mandando a la sombra a Errejón, el cual no podrá lanzar su Más España. No tiene infraestructura suficiente, algo que pensaba crear en las elecciones locales y autonómicas.

Iglesias, desde su exilio paterno, debe estar disfrutando el momento en grande. Le criticaron y le llamaron cacique por adelantar las primarias para elegir candidato y listas. Y ahora tiene Podemos el problema resuelto. Le dijeron que equivocaba la estrategia y parece, al menos, que algo sabía o se rumiaba antes de navidad. Ahora es él, bueno Irene Montero que está haciendo de portavoz, quien tiene todo el foco político en su rostro. Es Podemos, junto a los desechados por Errejón de IU, el partido que va a bregar en esta lucha contra el neofascismo y la reacción que los tres gerifaltes de la derecha quieren como fórmula de gobierno en España. Es Podemos el partido que tiene en su mano que el PSOE no tenga la tentación de pactar con la derecha (Ciudadanos) y seguir defendiendo los intereses de la clase trabajadora y demás desheredados. De defender, en una terminología muy usada por Juan Carlos Monedero, a los sin voz.

Ya está enfangando la prensa cavernaria, eso sí, afirmando que Iglesias ya purgó al errejonismo, el cual estaba pensando ya en la traición y no presentó batalla esperando a un escenario político que ya no se va a producir. Pero por mucho que intenten desgastar, Errejón no pinta nada en un contexto estatal de batalla dura y a cara de perro, donde la izquierda debe conseguir una gran movilización de sus huestes. Ahí el errejonismo entrará en un bucle porque si hablan mal de lo que proponga Podemos, quedarán marcados como colaboradores necesarios del neofascismo, y si apoyan sin reservas a Podemos demostrarán que su salida sólo tiene un componente personalista y de niños enfadados que no saben perder. Ninguna de las dos opciones le conviene y si quedan intentando transmitir algo fuera del debate estatal, ni se les escuchará, y si callan desaparecerán.

Pensar que las personas van a cambiar de voto rapidísimamente en un mes, cuando quien se ha fajado en las generales es Podemos, y que llenen la buchaca errejonista es más que un optimista. Más Madrid tendrá sus votos sin duda, pero lo que las encuestas les puedan dar hoy seguramente ni se parezca a lo que obtengan en mayo. La ciudadanía suele ser sino fiel, sí agradecida en los esfuerzos. Y esos esfuerzos no los van a hacer los errejonistas por un error estratégico que pueden acabar pagando. Basta que Podemos e IU saquen un buen resultado, no el hundimiento total que muestran las cocinas del establishment, para que el efecto Errejón quede en la nada. Porque el “tirón Partido”, que ya les ayudó en el pasado, podría volverse a producir. Errejón se ha quedado a mitad del camino que él pensaba y la clase dominante deseaba. Ha quedado fuera de plano político, como un secundario más. Iglesias, Montero y Alberto Garzón son los protagonistas del resto de la película hasta finales de abril.

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