Cada vez que hablamos de la otra cara del fútbol, aparecen de manera recurrente, violentos, barrabravas, padres que se enzarzan en peleas contra otros padres que buscan la gloria y la salvación con sus hijos como GPS.

Pero también hay un lado solidario. El que colabora, el que ayuda desinteresadamente, el de los gestos positivos que deberían ser retransmitidos una y otra vez, por el mensaje que lanzan a la sociedad.

Sucedió en el último encuentro que el Villa de Fines FS disputó como local. Mientras se jugaba el encuentro contra el Carranque de Málaga, hasta en tres oportunidades un perro callejero ingresaba a la pista del pabellón municipal.

Parecía evidente que no era la primera vez que lo hacía, lo que provocó las protestas del cuadro visitante.

En medio del ruido, silencioso, Santiago Vargas quien fuera elegido el jugador más regular de la competición en la pasada temporada, cogió al can en brazos, como quien está acostumbrado a hacerlo. Se dirigió a la grada y se lo encargó a una muchacha allí presente. “Cuídalo que luego me lo llevo” pidió Santi a su amiga. Finalizado en encuentro, después de la victoria de su equipo, el dueño del dorsal número 23 del Villa de Fines FS, se fue a festejar con su nuevo amigo. El perro que hasta ese momento no tenía nombre, ahora se llama Fines. La originalidad es lo de menos. La actitud solidaria de Santiago Vargas merece que se escriba esta crónica.

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