Igual se está equivocando el establishment y va a conseguir el efecto contrario al deseado. Utilizar los medios propios, especialmente los amarillistas, para lanzar ataques diarios contra el gobierno de Pedro Sánchez (además aprovechando que está de viaje oficial), puede provocar que las elecciones se retrasen más. En vez de desanimar al electorado del PSOE y del resto de la izquierda (Unidos Podemos y demás micropartidos), está generando que se envalentonen y que apuesten por fortalecer los vínculos y las estrategias de partido. Hace más de un año pararon la moción de censura de PSOE-Podemos tras la victoria de Sánchez en las primarias, hoy con el nivel de mezquindad utilizada fortalecen la unión.

Ya han vivido los socialistas épocas de crispación por parte de la prensa de derechas, unida en conspiración contra Felipe González. Tienen la piel curtida aquellos que lleven más de 20-25 años de militancia y saben que aguantar es clave. Es más, al generar un mártir (otra vez) con Sánchez lo que provoca el establishment es que gane en capacidad de acción frente a una gran parte de la ciudadanía. Si los datos del CIS con la regla de tres aplicada por Tezanos no se los creía nadie con seriedad, igual el intento de crispación social que están intentando generar hace que esos datos puedan quedarse cortos. Que las políticas de la crispación y el odio, en la que cayó algún socialista como Josep Borrell, en Cataluña hayan resultado no quiere decir que a nivel estatal resulte. Son contextos distintos y por tanto acontecimientos políticos con diferentes factibilidades. A un contexto concreto le sirve una estrategia concreta y no siempre dos contextos similares producen los mismos resultados aplicando la misma estrategia (algo que podría aprender el jefe de gabinete de Moncloa, pero como no ha investigado sobre ello…).

Es en las redes sociales donde se ve más claramente que la militancia socialista, el votante del PSOE e, incluso, una buena parte de la izquierda piensa dar la batalla contra las cloacas, contra el establishment, contra aquellos que quieren expoliar España. Porque se trata de eso. De que los ricos acaben expoliando a España y a los españoles. No quieren Sanidad o Educación públicas. No quieren un sistema de pensiones público sino que la clase trabajadora les transfiera ese dinero para aumentar su acumulación de riquezas sin garantizar que al final lleguen a cobrar una pensión digna. No quieren que el feminismo avance porque han vivido muy bien teniendo a las mujeres sometidas y precarizadas en los empleos de cuidados, si es que tenían un empleo que se llame así. No quieren residencias públicas donde los mayores que ya no se valen por sí solos puedan pasar dignamente sus últimos años, quieren que esos recursos se transfieran a lo privado. No quieren políticas sociales gestionadas por lo público, sino que invaden la esfera de todos y todas para hacer negocio hasta que sea rentable y se haya sacado el último céntimo.

Y esto con un gobierno de izquierdas no va a ser posible. Hace tiempo podían pensar que Sánchez, que al fin y al cabo ha sido siempre la derecha más liberal del PSOE, se avendría a razones. Y alguna cosa habían conseguido que se desdijera. Sin embargo, la utilización de la táctica de acoso y derribo comenzando por algo personal, como la tesis doctoral (que al fin y al cabo pudo ser un regalo de una Universidad Privada, no Pública), y los demás ataques a los ministros, provocan en el presidente del gobierno que vire hacia posiciones más radicales. Y el PSOE detrás de él con ganas de lucha y de defender una política más de izquierdas que antes. Sin miedo a movilizarse en la calle si hace falta contra la derecha más reaccionaria de los últimos años. Y da igual que sea azul o naranja, ambas sólo quiere expoliar España y explotar a la clase trabajadora.

Y como tienen experiencia y no se amilanan, los socialistas afirman claramente que “hasta aquí hemos llegado”. El momento de la lucha está a las puertas y piensan darla para proteger no sólo a “su” presidente, sino a la izquierda en general. A diferencia de otros tiempos, parece que encender las almenaras de Gondor puede provocar que la gente de Podemos e Izquierda Unida se lance a la batalla contra la derecha. Primero acabar con aquellos que quieren poner el sistema en manos de los poderosos y, luego, ya se verá quien es más de izquierdas o no. Sacar las cloacas puede provocar que la izquierda, por primera vez en su historia, haga el esfuerzo de unirse contra el establishment. Independientemente de eso, los socialistas desde hoy mismo piensan pelear sin titubeos, a tumba abierta. Y ojito las baronías y políticos flojeras, la militancia va a apuntar si en la hora de la verdad se está en la guerra o no.

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