En el Partido Popular han decidido comenzar el curso político en Valencia en una reunión interparlamentaria que ha servido para el autobombo y la posverdad sobre su origen. “40 años creciendo en Democracia” decía el lema, aunque, como ya se ha dicho en estas páginas son 41 años desde la fundación de Alianza Popular, pero escondiendo a los franquistas que lo fundaron. No vaya a ser que se note de dónde provienen. La elección del lugar, pese a todos los casos de corrupción del PP que asolan la Comunitat desde Castellón a Alicante, se ha decidido para presentar batalla al primer lugar donde gobiernan las izquierdas en conjunción.

El cierre de tan singular acto, después de días de adoctrinamiento, correspondía al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la presidenta de los conservadores valencianos, Isabel Bonig. Los que apoyan a la presidenta dicen que es un refuerzo a Bonig, aunque en gran parte del PP son conscientes que ha sido elegida por descarte, ya que no quedaba casi nadie limpio de corrupción. Ambos dirigentes políticos se han dedicado a criticar la labor del Gobierno del Botánico y a intentar convencer a la audiencia exterior, la interna ya lo está, de lo peligrosos que son los “rojos valencianos”. Y lo increíble es que han utilizado la propia ruina que ellos dejaron en la Comunitat para hacer la oposición a los actuales gobernantes.

Mariano Rajoy ha animado a Bonig a que vigilen para que “cada euro se destine a lo que se tiene que destinar”. Olvida el presidente que antes los euros iban al bolsillo de dirigentes populares o al propio partido para financiarse. O “cree el ladrón que todos son de su condición”. Tiene gracia que el PP hable de estas cosas, pero como se comprueba día a día son incapaces de sonrojarse. También ha acusado al presidente Ximo Puig y la vicepresidenta Mónica Oltra de “expandir el secesionismo” o de intentarlo a futuro. Los miembros del Botánico deben estar con los ojos como platos porque en ningún momento han declarado nada por el estilo, ni por activa ni por pasiva. Pero, con el jaleo que existe con Cataluña, se quiere aprovechar para acusar a Puig de cosas peligros y de “rojos”. Debe ser que como se llama Partido Socialista del País Valenciano se han asustado.

Lo último de Rajoy ha sido que el Consell pone en riesgo la libertad de elección de los padres respecto a la educación. “Se está poniendo en riesgo la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos y eso el PP no lo va a admitir de ninguna manera, a dar la batalla” ha dicho el presidente. Debe ser que el tratamiento laico que está dando el Gobierno valenciano parece no gustar mucho al partido conservador que, como hace en Madrid, prefiere concertar y dar 8 millones a un colegio del Opus Dei y no construir uno público, habiéndoles cedido para la construcción el suelo público de forma “gratuita”.

Bonig ha seguido la estela del Presidente y ha insistido en que no van a permitir que los padres no elijan el tipo de educación y la lengua en la que quieren estudiar sus hijos. Parece olvidar la presidenta valenciana que bajo mandato del PP, ellos y ellas dieron preferencia a los colegios católicos. Y que la “obligatoriedad” de la lengua valenciana proviene de sus propias políticas educativas. Ya se quejaban los padres tiempo ha, en tiempos del PP gobernante y supuestamente corrupto, de no poder elegir lengua en muchos colegios. Curioso que eso se lo critiquen al Consell actual y a los independentistas cuando ellos llevan haciendo lo mismo en Valencia y Baleares años.

Mientras se celebraba la reunión, Oltra ha pedido al PP que pague las facturas de la reunión Interparlamentaria, pues en ocasiones anteriores no lo habían hecho. Bonig ha salido desatada afirmando que “el PP paga sus facturas”, algo completamente falso en el pasado, y que es mejor que ella pague lo que debe en dependencia o a los centros de empleo. Increíbles palabras de quienes no pagaban dependencia, ni a muchos, ni a pocos, contra un Gobierno que ha aumentado el número de personas que se benefician de los planes de dependencia. Incluso con extras presupuestarios para que nadie se quede sin ayuda.

Pero no se quedan ahí las lagunas mentales de Bonig. Lo que es casi normal en el presidente del Gobierno parece que es un virus que se está inoculando entre los demás cargos públicos del PP. Ha criticado que el Consell quiera poner en marcha, para aprovechar las instalaciones, una nueva Radio Televisión Valenciana que va a costar 125 millones de euros y que “tengan a los niños en barracones”. Hay que tener muy poca vergüenza para afirmar algo así cuando durante el mandato del PP en la Comunitat se instauraron los barracones educativos por allá y acullá, mientras se construían pistas de pádel que dejaban unos pingües beneficios a los bolsillos de los dirigentes populares.

Es más, critica la televisión pública, cuando ellos utilizaron, como pasó con Telemadrid e intentaron con CLM Televisión, Canal 9 como un canal más del PP con vetos y despidos de aquellos que no seguían la línea del gobierno conservador. Había que, hasta, tapar los casos de corrupción que salían. Eso sí, todo ello pagado por la ciudadanía valenciana, la cual aún debe entre 1.200 y 962 millones de euros por los gastos fastuosos de Canal 9 y que lastra las cuentas de la Comunitat. Claro y la culpa es de la financiación, porque los nuevos dirigentes no saben negociar con Montoro y Sáenz de Santamaría. En efecto, años y años de infrafinanciación han servido para tener una Comunitat que ingresa menos. Algo denunciado una y otra vez por los partidos que forman el Gobierno del Botánico. Y que lo hacían ya cuando estaban en la propia oposición. Olvida Bonig que es el Gobierno del Partido Popular el que no paga, por ejemplo, los cuidados que se ofrecen en la Sanidad valenciana a los turistas enfermos.

También, por último, ha querido seguir Bonig a Rajoy en la cuestión del independentismo valenciano. Para la dirigente conservadora, el Consell actual es “un banco de experimentos de la izquierda y el nacionalismo más sectario y más radical”, que sólo quieren aplicar en Valencia el proyecto iniciado en Cataluña. Y no sólo eso, desde el Gobierno valenciano siempre se busca un “enemigo al que echar la culpa”. Respecto a esto último, cabe decir que no es que busquen un enemigo, es que con todo lo que ha hecho el PP y todo lo que se ha robado, lo que hace el Consell es mostrar hechos de la antigua realidad de la Comunitat. Ni más, ni menos. De hecho son los propios dirigentes del partido popular los que caen en el maniqueísmo y en la busca de un enemigo exterior al afirmar que el Gobierno del Botánico, casi, va a buscar la secesión valenciana.

Se demuestra con todas estas palabras la bajeza moral que tienen los dirigentes conservadores, ya que son capaces de criticar a los “otros” por todas las cosas que hicieron ellos mismos en el Gobierno. Un poco más y Puig será a quien le regalaron trajes los de la Gürtel. No les duelen prendas a los conservadores para olvidar el pasado, de ayer mismo, y caer en el populismo y la mentira. Todos esos discursos de la Interparlamentaria o son producto de la mentira, ya inserta en los genes peperos, o es que algún problema memorístico tienen los dirigentes y deberían acudir al médico, aunque fuese como prevención.

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