Normalmente los políticos que están en franca decadencia (psíquica, moral o política) suelen tomar el camino del abismo o del suicidio (real o social). Sin más camino que recorrer por la senda que habían llevado, deciden lanzarse a ese abismo esperando que el paracaídas (si lo llevan), o alguna colchoneta les libre de estamparse contra el suelo. Este es el camino tomado por Albert Rivera en las últimas semanas, que sirve para tapar las propias mentiras de su CV. Desesperación al ver que sus mentiras, su táctica del odio y su pretenciosidad ya no son apreciadas por la mayoría. Pablo Casado le está mandando al estercolero de la historia política y eso que tiene plagios y un máster más falso que una moneda de tres euros. Como el derecha parece que robar y falsificar está bien visto, Rivera que va de santo político no termina de encajar. Y si pretendiese virar a la izquierda (esa estupidez teórica que repite constantemente de clase media trabajadora no sirve) tiene a Sánchez en el gobierno.

Contra Casado puede atacar tanto como le dejen quienes son sus verdaderos jefes, que no son sus votantes o afiliados (estos sólo sirven de relleno y para aclamar al jefe de la secta) sino los señores del dinero. Se lo advirtieron en Bilderberg y se lo han dejado claro no hace mucho, atacar sí pero sin terminar por dar el poder de decisión a Unidos Podemos. Al no lanzarse a la yugular de su adversario en la derecha, salvo para hablar del viejo bipartidismo, la ciudadanía ha abandonado a Ciudadanos. Los sondeos de los medios amigos no le dejan caer con estrépito, pero no sería de extrañar que tengan encuestas en las que Ciudadanos se hunde poco a poco. Por este motivo ha tenido que lanzar sospechas sobre la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tan desesperado está que no ha calibrado el golpe a darse.

En las últimas semanas está mostrando numerosas patologías Rivera y la última ha sido atacar a Sánchez por una tesis doctoral que podrá ser mejor o peor, pero que es legal y sin plagios. Plagiar una tesis de 324 páginas con 10 de ellas, como poco, de bibliografía sería muy estúpido. Más que nada porque alguno de los cinco miembros del tribunal seguro que ha pasado el texto, si es que le han surgido dudas, por alguna de las muchas herramientas que existen para descubrir los plagios. Que sea una buena o mala tesis no lo podrá valorar ni Rivera, ni el intelectual orgánico de Ciudadanos Juan Carlos Girauta. Ni son doctores (por mucho que Rivera se pusiese ese título no hace mucho, como veremos), ni han estudiado el tema del que trata. No basta con que les digan en su partido que son muy listos, objetivamente no lo son para estos menesteres.

Es más poner en duda el doctorado de Sánchez supone poner en duda los propios títulos de Rivera. Si lo hace porque, como se sospecha desde hace tiempo, en las Universidades privadas se dan títulos con suma facilidad, sin mucho esfuerzo y “ajustándose” a la legalidad, cosa que en las públicas, salvo cuatro “corruptos”, no suele suceder, su título de la universidad privada Ramón Llull (ESADE mediante convenio de colaboración) sería sospechoso. Y el resto de títulos que dice tener también, porque como le pasa al presidente del Gobierno, no han pisado una Universidad pública para estudiar en ellas. Y como se decía hace años “el que vale, vale; y el que no a la privada”. Aunque es cierto que algunas privadas han mejorado mucho y otras hacen esfuerzos debido a las acreditaciones.

El caso es que Rivera metió la pata porque la tesis de Sánchez sí aparece en TESEO y se puede consultar en la biblioteca de la propia Universidad Camilo José Cela. ¿Por qué no está en internet y de libre descarga? Por cuestiones de derechos de autor. Si no le garantizan (mediante alguno de los mecanismos electrónicos) que no va a sufrir merma de sus derechos, es normal que no la publicite. Más cuando todo lo que tenía que decir lo expuso en un libro, que se puede olvidar sin duda. Porque Rivera lo que pretende, con la ley de obligación de publicar todas las tesis, es privar a los autores de su trabajo. Y esto no se dice claramente. Ensoberbecido en sus miseria política, le da igual atropellar el trabajo de otras personas. Pero ¿debería callarse un poco Rivera tras haber mentido en su CV y ponerse títulos que no tiene?

Los títulos que desaparecen (o no existen) en el CV de Rivera.

Es patético y miserable que políticos se peleen por títulos universitarios. Da lástima ver como se apuntan a cursos, másteres y doctorados sólo por el hecho de aparentar. Titulitis de personas que en su acción política demuestran que pasaron por la universidad pero la universidad no pasó por ellos y ellas. Una lástima porque entre todos hacen daño a quienes se lo trabajan desde abajo, sin becas y currando de camareros y camareras, para sacar con esfuerzo un título que la clase política pisotea. Ni son académicos en sí, ni las dotes intelectuales les alumbran, pero dañan a quienes sí quieren serlo. Y, como no podía ser menos, Rivera también se ha puesto títulos a tutiplén. Unos títulos que van menguando día a día.

En 2015, en el Círculo de Economía, vinculado a la Universidad Ramón Llull, Rivera ofreció su CV para unas charlas que ofreció. En esa época, justo antes de las elecciones, decía el dirigente naranja (como puede verse en la imagen de arriba, o consultar en la web) que era Licenciado en Derecho, Máster en Derecho, Máster en Marketing Político en la George Washington University y Doctor en Derecho en la Universidad de Barcelona. Pues parece que ya no tiene esos títulos. En la web del Congreso de los Diputados (ver imagen 1 inferior) tan sólo consta como licenciado en derecho. Pero en la web de Ciudadanos (imagen 2), vuelven a aparecer los títulos de máster en derecho y marketing político. Y el doctorado se convierte en doctorando en la Universidad Autónoma de Barcelona.

¿Observan algo sospechoso? El primer doctorado lo hacía en la Universidad de Barcelona que no es la misma que la Universidad Autónoma de Barcelona. Lo que demuestra que doctorando (estudiante de doctorado) igual no es. De hecho, según la legislación vigente no se podría considerar doctorando por haber superado el tiempo máximo para entregar la tesis doctoral (3 años). Igual es que como va de una universidad a otra se ha perdido por el camino. Por tanto mintió y sigue mintiendo en su CV y todo por culpa de su egotismo.

Otra cuestión que sorprende es el énfasis en el Master/Curso en Marketing Político de “Estados Unidos”. Según hemos revisado, la George Washington University no ofrece ningún programa de Political Marketing. Hay uno de Political Management, pero en la escuela de Gobierno de lo otro no existe. Ni utilizando el buscador de la propia Universidad aparece curso por el estilo, ni presencial, ni on-line. Por tanto ¿qué ha estudiado Rivera si es que estudió algo? No se sabe a ciencia cierta. Porque, además, si fue un master debió cursarlo en EEUU durante dos años (uno de clases y otro de investigación) allí, y no desde el Parlament catalán que es donde estuvo de 2006 a 2015. Ni en las redes queda huella digital de esa titulación en 2009. Debería Pedro Sánchez pedirle que muestre su tesina de master o el título del curso.

El caso es que Rivera se hunde cada día más y camina hacia el abismo, pero pretende desprestigiar la política y acabar con los demás adversarios y Cataluña antes de hacerlo. Por prudencia política y social, igual en Ciudadanos y en el establishment deberían comenzar a pensar en sacarle de primera línea política. Se ha vuelto peligroso hasta para Girauta que se sienta a su lado.

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