Foto: Amnistía Internacional

El pasado jueves se inició en Rusia un juicio en el que una oficial de navegación de 31 años demanda a una empresa naviera rusa que se negó a contratarla como capitana de barco, lo cual representa una impugnación histórica de las normas laborales rusas, sexistas y desfasadas.

Svetlana Medvedeva se graduó en 2005 como oficial de navegación en la región de Samara. En 2012 solicitó un empleo como capitana de barco en Samara River Passenger Enterprise, pero tras dar su consentimiento inicial para contratarla, la empresa se retractó debido a las leyes laborales que impiden a las mujeres desempeñar más de 400 profesiones.

Según confirma Amnistía Internacional “Svetlana Medvedeva lleva muchos años luchando sin tregua para hacer realidad su sueño de ir al timón de una embarcación fluvial. Sin embargo, el país que una vez fue pionero de los derechos de las mujeres sigue negándole esta oportunidad debido a las restricciones discriminatorias que también impiden que las mujeres conduzcan trenes y sean carpinteras, conductoras de camiones o buceadoras profesionales”.

La lista actual de profesiones prohibidas para las mujeres en Rusia abarca 456 oficios y 38 sectores considerados demasiado “arduos”, “peligrosos” o “perjudiciales” para la salud de la mujer, sobre todo para su salud reproductiva.

La lista “prohibida” se adoptó por primera vez en la URSS en 1974 y fue confirmada en 2.000 por el Reglamento del Gobierno ruso núm. 162, que permite exenciones únicamente si el empleador establece unas condiciones laborales seguras.

Svetlana Medvedeva impugnó la denegación de su solicitud de empleo ante los tribunales, solicitando una orden judicial que obligase a la empresa a establecer unas condiciones laborales seguras y le permitieran trabajar con arreglo al Reglamento núm. 162. Sin embargo, su reclamación fue desestimada.

En mayo de 2013 formuló una queja ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), de la ONU, por violación de sus derechos, en la que afirmaba que la empresa le había negado trabajo a causa de su sexo, basándose en una prohibición general.

El 25 de febrero de 2016, el CEDAW resolvió a favor de Svetlana Medvedeva e instó a las autoridades rusas a que le dieran una indemnización adecuada y le facilitaran el acceso a los empleos para los que esté cualificada.

En julio de 2017, el Tribunal Supremo de Rusia resolvió reabrir su caso. El juicio comenzó el pasado jueves en el Tribunal de Distrito de Samara.

“Ya es hora de que las autoridades rusas se inspiren en estas mujeres extraordinarias y pongan fin a las vergonzosas normas que frenan a las mujeres y perpetúan los estereotipos”, ha afirmado Amnistía Internacional, organización que pide a Rusia que cumpla la recomendación del CEDAW de modificar el Reglamento núm. 162 y eliminar todas las restricciones arbitrarias al empleo de las mujeres.

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