Fuente: PP Madrid

Cuando el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, señaló que lo habitual en la forma de actuar de la presidenta de la Comunidad de Madrid ha sido la ocultación de datos que justificasen sus decisiones políticas, no estaba mintiendo como los hooligans populares afirmaron en redes. Manipulando los datos estadísticos Isabel Díaz Ayuso lograba justificar sus actos políticos sin pagar por las posibles consecuencias públicas de ellos. De esta forma podía ir hablando de una supuesta libertad que no producía enfermos o muertos y señalar a Ximo Puig, por ejemplo, como contraejemplo peligroso. A ello se han sumado personajes de los medios de comunicación –que necesitan del PP para obtener ingresos- y opinadores supuestamente expertos que justificaban esas decisiones de acuerdo a los números.

La realidad es distinta. Díaz Ayuso ha venido haciendo trampas desde el comienzo de la pandemia y engañando a todo el mundo. Según el MoMo del Instituto de investigación  Carlos III, la Comunidad de Madrid, desde que comenzó la pandemia, ha ocultado 18.274 muertos. Ese exceso de muertos no comunicado, que desde el último trimestre de 2020 y el comienzo de este suma 3.650 muertos, ha servido a la presidenta para presumir de actividad comercial no perjudicial para las personas. Sin embargo, sí que ha sido perjudicial y en la Comunidad de Madrid no han inventado nada que no se supiera ya. Cierto es que la mayoría de contagios se producen en los centros de trabajo –algo que ocultan todos los poderes políticos-, pero el vicepresidente en esos tiempos, Ignacio Aguado, bien que señalaba a los hogares como lugar de máximo contagio. Debe ser que el virus llega a las casas caminando por las calles.

Los datos de contagios son otro tema en el que mienten diariamente. Es obvio que algunas pruebas PCR pueden quedar descolgadas por exceso de trabajo en un día concreto. Si hubiese positivos los podrían incluir al día siguiente y todo arreglado. Es comprensible que unos cientos de positivos puedan quedar descolgados pero ¿el triple o el doble de los contagios comunicados? Ahí es donde entra la trampa. A las 48 o las 72 horas (en algunos casos más tiempo) incluyen los retrasos, aunque no es lo mismo comunicar que ha habido 1.186 positivos que 3.673. Saben que si comunican todos los casos –y no valen justificaciones de datos no concluyentes y demás artificios burocráticos- las personas y los medios de comunicación señalarían esas grandes cantidades de infectados y pondrían en riesgo la supuesta buena política de Ayuso. Si cada día vienen engañando con casi un 200% menos, hagan el cálculo y les saldrán unos 250.000 positivos que no han contabilizado desde septiembre del año pasado.

Van metiendo los datos reales mediante goteo o el último día del mes para que la Incidencia Acumulada (IA) no les perjudique respecto a los datos “oficiales”. Con muchos casos comunicados podría haber cierta precaución por parte de la población y no saldrían a las terrazas –algunas personas saldrían aunque estuviese lloviendo fuego-, no exigirían que no se produzcan cierres perimetrales, no se quejarían porque no les dejan ir a la segunda residencia y no alabarían la actuación de Ayuso. No hay peor negacionismo que el provocado por la propia administración pública. Y en este caso hay una acción política que actúa en negar la evidencia e invita a no ser prudentes. Lo curioso es que algún tertuliano se quejaban de Puig o Emiliano García-Page por ser tan restrictivos pues Madrid tenía datos similares y todo estaba abierto. Claro, se quejaban con datos falsos. De haber tenido los datos reales tampoco se habrían quejado y habrían inventado otra cosa –ya que viven muy bien defendiendo al PP y a Vox-, pero sobre restricciones igual tendrían que haber cerrado la boca y el teclado.

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