Ayer durante el debate en el Congreso sobre la nueva prórroga de quince días que ha solicitado el Gobierno para llevar una desescalada coherente y que no provoque más muertes, el presidente del PP ganó merecidamente la medalla al ignorante. En su caso se podría añadir al ignorante mayor del reino y de la constitución española, por soberbia y porque le gustan los títulos muchísimo. Tras hacerse pasar por presidente del Gobierno, no se sabe si gracias a la imposición de manos de Teodoro García-Egea, ahora le ha llegado la hora del merecimiento de algo. Y sin necesidad de estudiar o acudir a clase… bueno, como ha sido habitual en su vida estudiantil. Ignorante porque se pueden decir muchas cosas cuando se pone en plan tribunero (aunque no es su caso porque leyó durante todo el rato su discurso), pero acuñar epítetos sin saber qué significan o a qué se refieren no puede ser más que producto de su propia nesciencia.

No ha sido por cargar los muertos al Gobierno. No, eso le hace mala persona. No ha sido por cargar las colas de personas pidiendo para comer en el barrio madrileño de Aluche. Barrio, por otro lado, sito en la Comunidad de Madrid ese lugar que el PP señala como el paraíso de la riqueza y la producción cuando en realidad es un lugar carísimo (lo ha reconocido su presidenta Isabel Díaz Ayuso) con una clase trabajadora en precario, de ahí las colas para pedir comida. No ha sido por esto, pues esto es de chisgarabís. No ha sido por nada que tenga que ver con intentar “echar mierda” al Gobierno “socialcomunista”. Eso son cosas de mezquinos, de infames, de estólidos y demás epítetos que puedan encontrar en el diccionario. La ignorancia suprema es por decir que el Gobierno es la “izquierda caviar” y apuesta por la lucha de clases. Igual no ven la contradicción en los términos, pero existe. En el caso de Pablo Casado nunca la verá porque es un ignorante que ha visto por ahí que la izquierda hablaba de lucha de clases en tiempos y que hay una calificación a parte de la izquierda como caviar, champán o divina. Si hubiese querido presumir podría haberlo dicho en francés, gauche caviar, pues es allí donde se acuñó. O haber dicho gauche divine, pero esto llevaría Mario Vargas Llosa cuando se bebía hasta el agua de los floreros en el Boccaccio de la ciudad condal y como ahora es amigo de correrías y no es procedente.

Tiene un problema con los conceptos Casado porque la izquierda caviar en ningún momento hablaría de lucha de clases, de hecho si se cataloga a parte de la izquierda de esa forma es porque son personas que se dicen de izquierdas, que apoyan todas las demandas de la izquierda, que son humanistas (con su toque religioso, judío o cristiano), que se sienten burgueses (en muchos casos lo son), que piensan como burgueses y que actúan como burgueses. O lo que es lo mismo, al igual que todos los liberales, piensan que no hay más alternativa que el sistema capitalista, la democracia liberal y la apuesta por la globalización con rostro humano. Se arrastran ante el poder imperial de Alemania en la Unión Europea y ante el imperio militar estadounidense, apoyando todas las guerras “humanitarias” y al Estado opresor e invasor de Israel. En Francia Emmanuel Macron o Manuel Valls, cuando estaban en el PSF, eran catalogados así. La izquierda caviar se ha educado, con buenos resultados, en las escuelas de élite, caso de la ENA (Ecole Nationale d’Administration) en Francia por ejemplo. En España hay mucho intelectual y político que es izquierda caviar, pero precisamente Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no es que lo sean. Tienen derivas pequeño burguesas, dicho en términos clásicos, pero ni caviar, ni champán, ni divina.

La izquierda caviar encajaría perfectamente en la derecha del PSOE o la izquierda de Ciudadanos, pero juntar a la izquierda caviar con la lucha de clases cuando uno de sus fundamentos es negarla como hacen los liberales es de una estupidez intelectual suprema. De hecho la izquierda caviar no gusta de hablar de ideologías sino de actitudes políticas y no hay nada más ideológico y estratégico que la lucha de clases. Una lucha de clases que llevaría a la dictadura o dominación del proletariado (o clase trabajadora) para la implantación de la sociedad socialista. ¿Han escuchado esto a Sánchez o Iglesias? De hecho ambos han reconocido que no hay alternativa al capitalismo por lo que la lucha de clases, salvo como mero gesto retórico, ni está en sus cabezas. Casado sabe lo que es la lucha de clases porque la que él representa, que no quiere decir que sea de esa clase dominante, es la que lleva ganando más de cuarenta años. Pero enfrente, salvo alguna escaramuza, no es que hayan tenido nada desde hace un tiempo. Empieza a mezclar cosas que le dicen los asesores para ver si funciona la movilización del miedo a los rojos, pero en realidad lo que viene haciendo es mostrar su ignorancia y, lo que es peor, hablar de la tercera posición, la fascista. Aunque esto tampoco lo sabe.

Como se saltó las clases importantes de pensamiento político, alguno incluso dirá que las de pensamiento sin más, no sabe discernir entre izquierda postmoderna (esa que se pega a todas las demandas identitarias y que piensa que el motor de la historia es la lucha por el reconocimiento), de la izquierda caviar o la cara amable del sistema. No sabe distinguir entre espectáculo y materialismo. No sabe distinguir entre populismo y demagogia y análisis racional. Por eso mete la pata y hay que concederle la medalla al ignorante. Más si cabe cuando hablan de dictaduras, totalitarismos y demás zarandajas en favor de la libertad, sin saber el significado de la libertad, ni sus relaciones con la igualdad. Se quejan de las colas de Aluche pero son ellos los que las provocan. Se quejan de que la economía cae, por efecto de la pandemia, pero no han sido capaces de aportar alguna solución. Ni jurídica, ni económica, ni política, ni social en todos estos meses. Y cuando han insinuado algo, que siempre lleva a más contagios, o bien eran despidos gratuitos, bajada de impuestos o llenar los bolsillos de la clase dominante de euros. Ni un solo comentario a que la mitad de las ayudas de la UE se las quede Alemania para salvar a sus empresas y a España le den menos dinero que a Polonia. Ante los poderosos se bajan los pantalones y hacen una gentil genuflexión. Ignorante y lacayo.

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