Le ocurre como a las velas. Ha quemado tanto para intentar darse luz que, uno, se ha quedado sin cera y, dos, está agotando el oxígeno que había alrededor y que permite a la vela seguir encendida. Pablo Casado parece haber gastado todas las balas del revolver en disparos al aire –no ha herido ni al gobierno, ni a la derecha socialcomunistaetarraindependentista- y como oxígeno, lo que se dice oxígeno, no había mucho, aparece como un muerto viviente. Ni un solo argumento coherente. Ni una sola verdad. Gracietas descontextualizadas. Inanidad por todos los poros de su cuerpo. Y miedo, mucho miedo.

En esa campaña electoral permanente en la que se embarcó desde que llegó a la presidencia del PP, ayer se dejó caer por Cataluña para intentar que Vox no les sobrepase y seguir con su dinámica de los inventos más maravillosos de la política española. Sí, Casado es muy profuso en mentiras que intenta colocar, como aquella sobre la dictadura que estaba construyendo el Gobierno durante el confinamiento, para la que contó con la ayuda de los Bieito Rubidos que ya no están. O la última sobre los 5 millones de parados que sólo existen en su mente y con la cual se han reído hasta los periódicos de derechas. Que ya hay que ser obtuso para que “los propios” hagan mofa y befa de su dirigente preferido. Lo dicho, una vez en Cataluña ha tenido un acto de campaña –que por suerte ha sido cerrado y se ha evitado los pitos y el lanzamiento de verduras- en el que, en un acto de majestuosa bondad, ha logrado reunir todo lo que normalmente ofrece a cuentagotas: mentiras, sandeces y carencia de discurso.

Mentiras

“Mientras el Gobierno dice que no va a hacer recortes, nos enteramos hoy que el ministro que lleva las pensiones se reafirma en el plan de que hay que recortarlas un 6%, para que se enteren los pensionistas catalanes que van a votar” ha dicho el mandatario pepero. ¿En qué momento el ministro Escrivá ha dicho que habría que bajar las pensiones un 6%. En la entrevista de El mundo afirma que hay que hacer el sistema sostenible, que habrá que aumentar la cotización máxima, que con un gasto del 12-15% del PIB es sostenible…, pero jamás ha dicho que hay que bajarlas un 6%. Es un número inventado como los 5 millones de parados. A más, el ministro no ha dicho nada sobre bajar pensiones. La malicia de la mente de Casado, porque seguramente no sean los supuestos estudios en Economía, le llevan a inventarse, que no deformar, las palabras de los demás. Piensa que, al haber preocupación con las pensiones, con decir que se van a bajar ya lo tiene hecho. No ha pensado, porque jamás piensa, que si sólo lo dice él, igual nadie le va a creer. Si ningún medio lo dice, igual es mentira.

“Vox ha ayudado a Sánchez a sobrevivir en la Moncloa. Nos sorprende que cuando se vota crear un fondo de reptiles para repartir ayudas al antojo de Sánchez, haya partidos que se abstengan” ha expresado el pepero. Lo primero que se viene a la cabeza, más allá de la mentira inherente y patente, es eso de “ayudar a sobrevivir”. ¿Está diciendo el señor Casado que se ha opuesto a negociar el decreto ley sólo con la intención de hacer caer el gobierno sin importarle lo que le pase a los españoles? Parece que sí lo ha dicho. Lo del fondo de reptiles tiene su gracia porque de eso Casado sabe bastante, ya que acudía al despacho de Bárcenas a pedir dinero de un fondo de esos. El problema, que no lo reconocerá nunca el sinsorgo, es que la UE obliga a que las inversiones sean productivas avances tecnológicos o carencias estructurales. Y lo que ha propuesto para gastar el PP ni es avance tecnológico, ni se hace referencia a lo estructural. No es más que llenar ciertos bolsillos mediante el hormigón y que cada cual gaste como quiera sin control.

“El Partido Popular es un partido de Gobierno aunque esté momentáneamente en la oposición, como sabe Alejandro Fernández, que es el único de los candidatos que debate en estas elecciones con experiencia de Gobierno exitosa”. Está muy bien que el presidente de un partido loe a su candidato y quiera definir a su propio partido como “de gobierno”, el problema es que vuelve a mentir. Salvador Illa fue un buen alcalde y concejal de La roca del Vallés. Así que algo de experiencia, por si le quiere hacer el feo de ministro, sí que tiene y revalidada en las urnas. Curiosamente el señor Fernández lo poco que ha gestionado ha sido junto al PSC. Es lo malo de no prepararse los discursos.

Sandeces

“El gobierno Frankenstein quiere un jovencito Frankenstein a la catalana” ha dicho intentando hacer una gracieta. O no ha visto la película de Mel Brooks, o es que hemos sobrevalorado su madurez. Ya en su tiempo catalogó a Homer Simpson como el mayor intelectual, pero comparar la maravillosa comedia sobre el monstruo con lo que pueda salir en Cataluña no es más que una sandez. Podría haberlo comparado con cualquier película de desgracias pero ¿con una comedia hilarante? Que lo normal es que le digan que si va a ser tan divertido ese gobierno democrático (pues ha sido elegido por la ciudadanía) como la película, mejor que un gobierno donde estén los casadistas. Esos mismos que tienen a asemejarse, por utilizar la comparación fílmica, a “Uno de los nuestros”. Para colmo, lo dice justo el día en que Illa afirma que no gobernará con ERC porque no comparten nada.

“La gente está harta de esta política de crear problemas imaginarios y de enzarzarse en banderas”, es otra de las frases que ha dicho Casado. Se puede leer dos o tres veces y seguramente nadie salga de su asombro. ¿Quiénes vienen desde hace un año creando problemas imaginarios como dictaduras, ruina económica, carencia de apoyos económicos de la UE, acabar con las tradiciones –aunque ahora se quejen de haber celebrado la Navidad-, etc.? Si ha habido alguien que se ha inventado problemas imaginarios ese ha sido Pablo Casado Blanco. Debe ser que al verse reflejado en el espejo aquel pensaba que quien hablaba era otra persona –un típico doppelgänger– o que al cambiar de disfraz más que Mortadelo se haya quedado algo de cada personaje dentro y no sepa disociar realidad con imaginación. Y lo de enzarzarse en banderas ya es para desternillarse. Los que más banderas arrojan a sus conciudadanos del mundo, hasta tal punto que consiguen que a muchas personas les acabe hastiando su propia bandera española de lo manchada que la tienen.

Carencia de discurso

Lo peor que le puede pasar a un político es carecer de discurso. Relato tiene cualquiera. Con ponerse a decir tonterías hilvanadas se consigue un relato que, en tiempos de la política espectáculo, puede resultar aparente. El stoytelling que tanto hace humedecer a los comunicólogos políticos no es más que un recurso de sofistas que permite, al fin y al cabo, no tener jamás las manos atadas a un discurso por mínimo que sea. Les pasa a casi todos, pero en otros casos lo tapan con izquierdismos baratos, citas a Marx o a Von Mises, o con la presencia de alguna palabra simbólica. No es el caso de Casado. Salvo cuando habla de libertad –aunque realmente no sabe de qué habla, ya que es un término que necesita explicación al ser poliédrico-, el resto del tiempo sólo salen de su bocas frases inconexas.

No tiene por qué ser un apoyo en alguno de aquellos metarrelatos que la postmodernidad ha condenado, pero algo que encaje con mitologemas o valores universales cuando menos. Y el único valor que parece defender Casado es el capitalismo como mecanismo de generación de la totalidad. Muy neoliberal sin duda, pero en claro descrédito por el día a día que ha demostrado la endeblez del propio sistema. Los valores capitalistas están esparcidos por todo el espectro sistémico, empero las consecuencias del mismo (atomización, egoísmo, anomia, desgaste emocional, ruptura de lo social…) le parecen horribles a quienes más hacen por extenderlas. Es el caso del presidente pepero pero él no es capaz de comprenderlo. Vive de la foto y la frase ocurrente y así no llegará muy lejos. Una vez que lo ha conseguido una persona, el siguiente ya no podrá hacerlo. La cuadra aguirrista salió así.

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