El debate pre-electoral está siendo enconado, grosero y estéril. Faltando poco más de un mes para la cita en las urnas, esperemos que los dirigentes políticos eleven el nivel de los mensajes y dejen de hacer el ridículo.

El pueblo no es tonto y lo que pide es que se haga política para resolver los problemas que les afectan, principalmente los de la economía doméstica, para poder llegar a fin de mes y vivir dignamente del fruto de un puesto de trabajo fijo y bien remunerado.

Pero los analistas económicos más serios advierten que la economía mundial se viene ralentizando y es probable que se deslice hacia una nueva crisis y recesión dentro del actual bienio.

No es igual si la gestión de la próxima crisis  sea llevada a cabo por los que algunos llaman en Andalucía los “Trillizos Aznarianos” con un Gobierno en Madrid  compuesto por PP, C’s y Vox, en la que esta última fuerza ha empotrado cuatro generales franquista en las listas electorales, o que la intente sacar adelante un gobierno de las izquierdas que avance hacia un programa de transición que beneficie a la clase trabajadora y capas menos favorecidas, porque aunque algunos las nieguen sigue habiendo luchas de clases.

La irrupción del Gobierno de ultraderecha, condicionado por Vox en el Parlamento de Andalucía, ha causado un impacto muy preocupante entre amplios sectores de la clase trabajadora y la juventud en todo el Estado, pues con los discursos tan incendiarios y ofensivos, de improperios, denuestos, afrentas, ultrajes, vituperios y demás descalificaciones de mal gusto y baja calidad que emplean las Derechas, se  está agudizando la polarización entre las clases de forma acelerada.

Este cambio en la situación política pone fin a los efectos anteriores de la desmovilización social, propiciada por la posición de las organizaciones sindicales del “pacto por el pacto” aplicada por esas organizaciones de clase, atrapadas en el reformismo de una creciente burocratización, junto a su incapacidad para oponerse con firmeza a los recortes.

Los sindicatos dicen que se oponían moderadamente  a las políticas de austeridad, recortes y corrupción que venía aplicando durante años el Gobierno PP, pero debieran entender que con  el “diálogo permanente”, pero sin presión social en las calles no se consiguen avances, sino retrocesos, habiéndose perdido bastantes de los derechos y  conquistas anteriores.

La incapacidad de diálogo del  anterior Gobierno del PP se reflejaba asimismo, en las cuestiones sociales, que fueron maltratadas con leyes restrictivas como la contra-reforma Laboral, la Ley Mordaza, los recortes en Sanidad, Educación, Dependencia, el vaciado de la Hucha de las pensiones y la corrupción galopante que afectó al PP siendo condenado a “título lucrativo”, derechos eliminados por Rajoy que deben ser revertidos de inmediato por un próximo gobierno de izquierdas.

Es un hecho demostrado que el PP compitió en las campañas anteriores dopado hasta las cejas con dinero sucio de forma ilegítima e ilegal. Su Gobierno fue incapaz  de afrontar el creciente conflicto nacionalista en Cataluña, ofreciendo la represión como única alternativa, con la aplicación del Art. 155 que ahora amenazan con hacerlo permanente, si ganasen las derechas el próximo 28-A, lo cual sería como enquistar el conflicto ya que de forma “permanente” nos llevaría a una catástrofe ajena a la Democracia.

Aquella situación de pésima gestión Política del Gobierno Rajoy, “judicializando el conflicto”,  enfocado casi en exclusiva en el frente “independentista”,  hizo que se abandonaran también en la práctica las cuestiones sociales, propiciando la radicalización en línea “nacionalista españolista versus nacionalista catalanista”, con un crecimiento del independentismo en Cataluña y un cierto despertar del enfrentamiento acelerado por la “guerra de las banderas”.

Ese enfoque casi exclusivo y monotemático también produjo un hartazgo e incluso desmovilización de un amplio sector de la población que se expresó en la abstención entre amplias capas del movimiento obrero, como vimos  en Andalucía, con el 41 % de rechazo a las urnas que abrió el paso a la coalición de ultraderecha.

Esto alarmó a la ciudadanía más progresista y a las izquierdas, mientras otro sector del movimiento obrero y capas medidas empiezan ahora a despertar del letargo y la indignación pasando a la acción, como la exitosa Huelga Feminista del 8-M o la Huelga Estudiantil Europea del 15-M, contra el Cambio Climático, representando un aviso a las direcciones de los Partidos e incluso a los Sindicatos. También confirmada por la batalla semanal de los Pensionistas sobre todo en Euskadi y otras expresiones de luchas sociales.

El Bloque Tripartito condicionado por la ultraderecha reaccionaria, aspira a repetir el resultado de Andalucía en el resto del Estado, anunciando que se proponen formar un Gobierno en Madrid de ese modelo ultraderechista. Eso no se puede descartar, si la clase trabajadora y la juventud no les frenamos con una potente movilización en las próximas elecciones del 28-A en las urnas y en las calles.

Nadie dispone de una varita mágica para predecir con certeza lo que ocurrirá, ya que incluso las encuestas más fiables anteriores fracasaron estrepitosamente. Pero barajando algunas encuestas de opinión,  por ahora señalan una especie de empate técnico que podría romperse.  Dependerá de los abstencionistas y los indecisos de última hora, porque en realidad, las izquierdas son numéricamente mayoría, y algunas encuestas señalan que podría ocurrir cualquier cosa.

Un resultado favorable a las derechas no es descartable, sobre todo, si las direcciones de los Partidos de Izquierdas no ofrecen un programa atractivo que movilice a los millones de trabajadores, pensionistas, juventud, movimiento feminista y ecologista que están a la expectativa.

Las Direcciones de Izquierdas necesitan convencer a los votantes, para que canalicen su cabreo, su indignación y su desgana, movilizándose por el programa del Cambio Social que estamos necesitando, para que acudan a las urnas y sobre todo, alentándoles a las luchas sociales como debe corresponder a una verdadera democracia participativa y plena.

Para este capitalismo mafioso y agónico, las luchas feministas, ecologistas, pensionistas y movimiento obrero, en conjunto, si fuésemos unidos,  representarían para la clase dominante los 4 Jinetes del Apocalipsis y coordinando la batalla entre todas las izquierdas, la burguesía caería como una fruta madura abriendo los cauces para el Cambio Político, Social, Económico, Ecológico y Cultural, que necesita la Humanidad y este planeta Tierra esquilmado y en peligro con el Cambio Climático.

La idea de votar para cerrarle el paso a las derechas reaccionarias debe hacerse presente, ahora en el debate pre-electoral, pero sobre todo,  en la Campaña  hablando claro de programas y de coaliciones, explicándose bien por las direcciones de los partidos en pugna, cómo van a solucionar los problemas, dejando de acusarse mutuamente con insultos y malos modos como vienen haciendo, dando la impresión de un bajísimo nivel político e incluso mala educación que repugna al electorado.

Si se acomete el debate social y territorial en serio, pues son estas cuestiones las fundamentales a resolver, las izquierdas podrían encontrarse con un incremento de la participación en las urnas que favorezca el entendimiento.

Para ello es preciso atender a los problemas reales que expresa la población. Tomando un estudio del Barómetro del CIS (Meses Septiembre/Diciembre  2018), en el que se pregunta: “¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España?”  La respuesta  nos da una media como sigue:

1)  Paro 36,95%
2)  Los políticos en general. Partidos y la política 14,73%
3)  La corrupción y el fraude 11,95%
4)  Los problemas de índole económicos   8,05%
5)  Otros (sociales, inmigración, Cataluña, etc) 28,32%

 

El PSOE con Pedro Sánchez a la cabeza y Pablo Iglesias dirigiendo Unidas-Podemos, tienen que explicar cómo van a dar alternativas a esos problemas que el pueblo reclama y llegar a convencer en sus discursos programáticos a los millones de futuros votantes, que ahora la cosa va en serio,  respondiendo con claridad y firmeza en debates políticos, con alternativas y soluciones.

Debieran rechazar con datos, cifras y argumentos los ataques que vienen recibiendo desde hace semanas por parte de los  impresentables y maleducados Casado, Rivera y Abascal, representantes de esa derecha montaraz, carpetovetónica, conquistadora y violenta, que subidos en sus corceles nos apabullan con insultos, lindezas y descalificaciones personales porque no tienen nada que ofrecer, salvo llevarnos con métodos reaccionarios y represivos al modelo pre-constitucional aprovechándose de la democracia, cuando ellos quieren destruirla.

Hemos visto ese bochornoso espectáculo de la precampaña donde Pedro Sánchez es acusado de todo: de traidor a la patria, de vender España, de frentepopulista… así como otros cientos de calumnias y mentiras por boca de las huestes de Casado, Rivera y Abascal, pero en vez de debilitarle como era su intención, ha tenido el efecto contrario,  pues el PSOE sigue creciendo en expectativas de voto y obtiene cada vez más credibilidad, mientras que el PP se hunde y pierde votos por la ultraderecha fugándose a Vox que habla para los suyos con más “sinceridad franquista” y por el otro lado, C’s con Arrimadas y Rivera le cubren el centro, aunque dislocados y con nulos progresos.

Tanto el Candidato Sánchez (PSOE) como Iceta (PSC) en  Cataluña, recuperan credibilidad entre amplios sectores de la clase trabajadora y capas medias, pese al enrarecido conflicto nacionalista, pues está ocurriendo algo opuesto en C’s cuyo ejemplo es el abandono de Arrimadas del Frente Catalán, que lo da por perdido.

La población entiende que solo hay dos salidas:

1.-) El diálogo y la democracia, que es lo que viene planteando Pedro Sánchez.

2.-) La aplicación del 155 Permanente, que es lo que plantea la “Derecha Trilliza” si ganase las elecciones.

La deriva sería continuar con el Art.162, Declarando el Estado de Alarma, luego el Art. 163 Declarando el Estado de Excepción y luego el Art. 164 el Estado de  Sitio, lo cual equivaldría a suspender la Constitución y volver al pasado, que algunos nostálgicos reivindican, pero más temprano o más tarde esa situación podría desembocar en una peligrosa espiral de violencia.

Esos son los riesgos a los que nos enfrentamos, según mi punto de vista,  por lo que el debate debe ser a fondo, para que la ciudadanía vote en conciencia, si  elige esta Democracia, aunque sea Burguesa e incompleta, para luchar por un giro a la izquierda o apuesta por la reacción y la catástrofe.

Cualquier cosa que vote el pueblo tendrá sus consecuencias, porque a veces “toda revolución necesita el látigo de la contrarrevolución”. Una arremetida fascista contra el movimiento obrero podría  abrir de nuevo los procesos revolucionarios en el Estado Español y en Europa.

Necesitamos una alternativa Democrática para utilizar la creatividad maravillosa y la fuerza de la que es capaz la clase trabajadora en su lucha por un Programa de Cambio genuinamente Socialista, que consiste en poner la economía al servicio de la mayoría de la clase trabajadora y no de una minoría de banqueros y capitalistas que no se someten a las urnas.

Para ello demos la batalla por una banca pública democrática y nacionalizada para ejercer el control social sobre las principales palancas de la economía, los latifundios y monopolios y poner los recursos productivos bajo control democrático del pueblo evitando la corrupción y los despilfarros y  desarrollando un plan democrático, científico y ecológico de la producción para acabar con el paro y la pobreza,  poniendo la economía al servicio de la sociedad cuyo objetivo debe ser el bien de la Humanidad.

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