La incontinencia verbal de los políticos españoles es proverbial. Dicen lo que les viene a la cabeza de primeras y son capaces de jurar por lo más alto (o lo más bajo cuando aluden a los muertos propios) que jamás han pronunciado esas palabras. Existe una desconexión completa entre lo expresado y lo pensado. Al menos así parecía hasta que se ha visto llegar una recua de personas criadas en la mamandurria en las derechas parlamentarias. Da igual que se sea de Junts que del PP, el problema cognitivo es similar. Cierto que la ultraderecha ya venía así de casa y por eso asombra menos. Lo de ERC, con ese juego de aparentar ser de izquierdas pero realmente ser de derechas (sector pequeña burguesía) es de diván de psicoanalista. Exageran porque están poseídos por un veneno poderoso: la ponzoña del nacionalismo (también se extiende en una mezcla de regionalismo y nacionalismo por algunas partes de las izquierdas). Mas en el caso del PP no sólo tiene el tósigo nacionalista sino que además se suma la mitomanía de creerse sus propias fabulaciones. Realmente quedarse en el PP solamente no sería justo sino que se extiende incluso por la prensa de derechas.

Ayer Pablo Casado, el sinsorgo que dirige el PP… de momento, no tuvo el menor reparo que decir en la tribuna parlamentaria que España estaba bajo el yugo de una “dictadura constitucional” y que él estaba ahí para liberar a la nación. Difícilmente se puede considerar esa expresión un oxímoron pues no crea una nueva forma comprensiva, sino que la contradicción no lleva a comprensión alguna. Hay muchos tipos de dictaduras (la del proletariado se les ha pasado por alto, aunque es normal dado que carecen de mucha cultura) pero una constitucional no se había visto nunca. Ha habido engaños autoritarios de países que tenían constituciones (los principios generales del Movimiento, por ejemplo) que eran puro papel mojado, con sus elecciones orgánicas (municipios, familias, movimiento…), pero que en realidad eran verdaderas dictaduras. Es seguro que a esto no se habrá referido Casado, si es que conoce este tipo de cuestiones históricas, sino a que Pedro Sánchez ha instaurado una dictadura utilizando la Constitución Española (esa que hasta hace unos días querían preservar en la derecha a fuego de fusil) para el propio beneficio. Le deberían dar algún premio jurídico porque ha descubierto que la Constitución de 1978 encubre una dictadura. Igual mejor que premio jurídico, un premio al más estólido sería más acorde a su frase. Podría ser una salvajada propia de un calentón tribunero. No lo es, realmente lo piensan así en el PP y alrededores.

Enrique Fernández Miranda, ex-diputado del PP, ha escrito en twitter, por dos ocasiones, que las gentes de Ciudadanos, por apoyar el mantenimiento del estado de alarma, son una panda de colaboracionistas. Realmente que el hijo de uno de los prebostes de una dictadura fascista hable de colaboracionismo es suculentamente paradójico pues en su casa han conocido a muchos de ellos con total seguridad. Lo que esconde ese calificativo es que realmente piensan que Sánchez y compañía están dando un golpe de Estado y piensan alargar el estado de alarma sine die. Realmente piensan que la limitación de movilidad para evitar la extensión de la pandemia es el comienzo de una dictadura. ¿Por qué? Sin argumentos jurídicos recurren al absurdo de decir que como Pablo Iglesias es bolivariano, por ende un dictador en potencia, en España quiere hacer lo mismo. ¿Pruebas? Ninguna más allá de la limitación pandémica. No dan para más esas cabezas. Es así de triste para la política española. Es la antítesis de los postulados goebblesianos, las personas no se lo han creído pese a repetirlo tantas veces, sino que han sido los propios propaladores de la mentira. La existencia de un calendario de recuperación de la libertad de movimientos no significa nada para estas gentes.

Es verdad que Bieito Rubido, director de ABC, lleva casi dos meses con la cantinela sin aportar ni una sola prueba de ello. No sólo con la falta de libertades (hasta dedicó hace dos semanas un especial ideológico al tema), sino con la libertad de expresión. Tampoco han aportado prueba alguna. Piensen que han sacado bulos, mentiras y tergiversaciones en los medios de la derecha como para haberles hecho pagar unos buenos millones en multas y no ha pasado nada. (Perdonen la siguiente expresión castiza pero es necesaria) Habría que preguntarles, en televisión en directo, ¿qué libertad de expresión le han coartado a usted o su periódico (cualquier director) “peazo gilipollas”? Otra mentira que repiten y se acaban creyendo ellos mismos, a la espera de que Díaz Ayuso, Moreno Bonilla, Fernández Mañueco, López Miras o Núñez Feijóo les den una morterada de millones para salvar sus puestos de trabajo mediante publicidad institucional. Si no es por dinero, por el vil parné, es que las cabezas no funcionan como deberían. O que son todos muy malas personas que desean que mueran millones de personas. O que quieren España para ellos solos, en una dictadura no de clase (que en esa ya se está) sino de la que siempre les ha gustado a los “patriotas”, de espadón y hambre.

Y lo de catalogar de colaboracionistas a las gentes de Ciudadanos, ellas y ellos que son tan de derechas, es vil cuando menos. Un colaboracionista era aquel que ayudaba a los nazis y fascistas incluyendo la delación de judíos para que fueran llevados a los campos de exterminio. Curioso que ahora los que quieren convertir en campos de exterminio España son justo los que hablan de colaboracionistas. No es que la izquierda sea un jardín de rosas perfectas, pero el erial que hay a la derecha da miedo porque en cualquier momento esas personas mezquinas, viles y que nada más que saben insultar (lo hacían allá por los años 1930s sus parientes) podrían gobernar. Eso sí que da pavor y canguelo y no la supuesta dictadura de los socialcomunistas. Dejar el país en manos de perfectos inanes, estólidos y ponzoñosos sí que es peligroso porque entrarían destruyendo todo, pues es su propia ideología el acabar con todo lo que no sea monetarizable y llevar al ser humano a su autodestrucción mental y física. ¡Han perdido el oremus!

1 Comentario

  1. La Razón sin Sentido

    Estamos viviendo en una sociedad que quiere sobre todo tener razón, a
    toda costa y cueste lo que cueste. En éste trasiego de búsqueda
    razonable se nos olvida el sentido común, debido a tanto trabajo para
    justificar lo razonable. No dejamos de ver cosas de sentido común sin
    razón y cosas razonables sin sentido, todo por querer tener razón con
    desinformación. Las redes están llenas de estos temas, párate un
    momento y mira hacia dentro de tí.
    Hay personas, que aunque lleven razón al no expresar bién su sentir
    queda relegado, señalado y proscrito. Otros aprovechan la información
    para tener razón sin sentido, cometiendo el error de manipular o
    encauzar hacia otro lado siendo su objetivo otro que no es
    precisamente un sentido razonable. Creo que no hay cosa más bonita que
    al errar aprendemos de ello con razón o sin ella, porque la razón por
    la que estamos dónde estamos es precisamente, La Razón con Sentido.

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