Fuente: La Liga

Está España llena de grandes gestores de la ruina. Da igual el ámbito en el que se mire (política, deporte, economía…), siempre se encontrará a alguien que dice ser muy listo, tener una idea increíble –casi siempre financiada con el dinero de otros o de todos-, o venderse como el genio del emprendimiento. Eso sucede con Javier Tebas, abogado mediocre, que apareció en el mundo del fútbol supuestamente para salvarlo de la ruina económica y ha acabado por sumirlo en la mediocridad extendida. Desde Argentina el diario Olé se pregunta sobre la supervivencia de La Liga española ahora que ya no queda estrella alguna. En los medios españoles, da igual nacional-madridistas o nacional-barcelonistas, se rasgan las vestiduras por la huida de sus rutilantes estrellas. En ninguno de los casos aparece esa destrucción del producto vinculada a Tebas, el mayor culpable.

El “loable” esfuerzo para acercar a los equipos más modestos a las ganancias de los “grandes” ha traído consigo que La Liga se haya apretado en la mediocridad. A nivel deportivo siguen siendo dos los equipos (Real Madrid y FC Barcelona) por casi todos los títulos, les sigue un Atlético de Madrid que está a la espera de tropiezos –gracias a la gestión de Miguel Ángel Gil que cada año devalúa más su propio producto- y un Sevilla que sí pero no (una Europa League cada equis años). A esa banda de los cuatro se acercan unas veces el Villarreal, otras el Athletic Club, otras la Real Sociedad, cuando le deja Lim el Valencia y ya. Salvo milagro como el del Granada este año, no hay más competencia real en La Liga. Hay un nutrido grupo de equipos que viven de la televisión y poco más, por lo que su crecimiento no existirá, y otros que tienen un margen económico mayor pero sin llegar a ocupar los puestos destacados con asiduidad. Queriendo copiar a la Premier League inglesa, Tebas ha conseguido que La Liga sea más mediocre. Muy por encima de la Bundesliga (donde el Bayern domina año tras año), La Ligue 1 francesa, pero acercándose, al menos en cuanto al reparto de la mediocridad, el Calcio italiano.

La Liga sigue dominada en sus puestos Champions –que son los importantes más allá de los títulos- por los mismos tres equipos en la última década con pequeñas oscilaciones en el cuarto cupo. Fuera de los dos “grandes” el resto de equipos ganan un poco más de dinero, pero no hay inversión sino cobertura de gastos. No hay ánimo de dar un paso adelante porque la mayoría de clubes piensan que es mejor quedarse como se está que intentar avanzar. Esto es lo que ha conseguido Tebas no poder avanzar realmente por miedo al abismo que ha creado el propio presidente de La Liga. Mientras, los equipos de arriba clásicos han visto mermados sus recursos y se ven obligados a ir perdiendo a sus estrellas año tras año, siendo reemplazadas por jugadores de bastante menor nivel –lo que venden los medios adscritos a las diferentes cúpulas no es la realidad-. Las victorias en Champions del grupo que logró formar el viudo con gafas hace años, una especie de canto del cisne, han sido utilizadas para establecer una cortina de humo sobre la realidad y vivir de Messi. Ahora Messi se va y ¿qué queda? La nada.

Es ley de vida deportiva que los futbolistas no perduren en el tiempo en un club. Hay muchos intereses económicos para que ello sea así. Trinque de los dirigentes, comisiones de los representantes e, incluso, avances deportivos de los propios jugadores. Normal, por tanto, que se vayan Cristiano, Messi, Neymar o Godín. El problema viene cuando no se puede reemplazar a esos jugadores con otros de similar calidad. Salvo el Barça al que parece que dan manga ancha en ocasiones. Tras irse Cristiano del Real Madrid sólo pudieron traer a Hazard, más famoso por las hamburguesas que come que por los goles marcados o su incidencia en el juego. En el Atlético pierden a “la rata” Griezmann y sólo pueden traer a un proyecto de jugador gracias a que cobra cinco veces menos. Y así con muchísimos más ejemplos. ¿Por qué no ha podido el viudo con gafas traerse a Mbappé? No es por falta de dinero para afrontar su fichaje -300 millones los consiguen-; no es por rentabilización del fichaje; no es porque el jeque sea amigo y no venda; no, es por el rigorismo exacerbado de Tebas. Algo que ha acentuado esta temporada con la fórmula del 25% del chi cuadrado de la hipotenusa de 3.

En un período de crisis Tebas no ha tenido otra ocurrencia de ser más exigente que UEFA en el control financiero y de este modo ahogar a los clubes. Por ejemplo, si el Real Madrid se librase de Gareth Bale (35 millones al año de sueldo) no podría cubrir esa vacante con jugador que cobrase incluso 20 millones (caso Cavani). Si el Atlético vendiese a Diego Costa por 30 millones (más el ahorro de otros veinte de sueldo) con suerte podría traer al utilero del Bayern. De hecho el Barça para cubrir la baja de Messi, y traer a Lautaro, por ejemplo, debe dar la baja a cuatro jugadores. Y luego sale con toca su caradura en televisión a decir que es la mejor liga del mundo. Suerte si vende los derechos televisivos por cuatro duros y una pelota a este ritmo. Intentando que no haya grandes diferencias entre los equipos en cuanto a gastos e ingresos, ha conseguido Tebas machacar a los grandes equipos que, al fin y al cabo, son los que acaban dando prestigio a la competición a nivel ventas. Nadie paga en ningún lugar del mundo dos euros por ver un Betis-Alavés, un Watford-Everton o un Catania-Peruggia. El dinero que ganan las ligas es gracias a ver un City-Liverpool-Chelsea-United, un Madrid-Barça-Atleti, un Juventus-Inter-Nápoles y la Champions.

Con las exigencias de Tebas, más allá de gestores que hacen caja personal, La Liga se devalúa porque no es posible recambiar a los buenos jugadores que se marchan. João Félix igual llega a ser estrella dentro de un año, pero hoy no lo es. Harzard o Benzemá no venden una mosquitera. Ansu Fati no es Maradona. Los jugadores españoles son buenos jugadores pero muy lejos de Iniesta, Torres, Xavi… Y esto por no hablar del papelón del presidente de la Federación, Luis Rubiales, otro inútil gestionando y en constante enfrentamiento con Tebas, que está haciendo bueno a Villar. Hay que hacer un control financiero sin duda, pero eso de ser más papistas que el papa ya se sabe cómo termina, con hogueras y muertes. En este caso la muerte de La Liga. Ante una crisis, en vez de meter dinero al sistema, lo quita… igual que se hizo en la crisis económica mundial de 2008. Y todo el mundo ha sufrido aquello como Tebas va a hundir el producto. Le salva que invitará a comer y a viajes a ciertos personajes de la prensa y acabarán loándole y haciéndole la genuflexión correspondiente. En vez de hacer potencialmente 20 grandes equipos, está consiguiendo 20 equipos medianos. Pero esto no lo leerán en la prensa mamadora del régimen que dice Manolo Lama –ni al él se lo escucharán decir-. Hay dinero en publicidad que repartir.

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