Arthur Penn dirigió con destreza la película La jauría humana, hasta el momento no sabemos quién es el director principal de la cacería que se ha abierto contra Cristina Cifuentes. Se sabe que hay varios guionistas políticos y empresariales, corruptos, corruptores e incorruptos como la mano de santa Teresa que guarda el dictador Franco en su mesa de noche. No hay más que escuchar a Francisco Granados el aviso que transmitió a través de los medios de comunicación: “Si quieres venganza cava dos tumbas”. Interna y externamente han avisado a Cifuentes de que estaba muerta, que había tocado donde no debía y que mejor el silenzio stampa. Por tanto, no le ha quedado otra que dimitir de presidenta del PP de Madrid, lo que ha hecho mediante una misiva a María Dolores Cospedal, secretaria general del PP y buena amiga. De hecho la única que la ha apoyado en estos momentos.

En esta ocasión no ha sido el “abrazo mariano”, en acertada expresión de Antón Losada,  lo que ha acabado con Cifuentes, sino algo peor, más nauseabundo, más peligroso, la mafia del PP del aguirrismo junto al poder empresarial. Se han juntado las cloacas, los corruptos y los corruptores contra la ex-presidenta. Y hasta que no han conseguido que abandonase todos los cargos que poseía, no han parado. Esta vez con la colaboración de Fernández-Maíllo, quien ha presionado hasta el último momento para que salga como una apestada. Alguno y alguna lamentarán que no se haya tomado hace unos días algún güiscazo con tortilla de patatas que se la llevase al otro barrio. Ahí habrían salido todos a decir que era inadmisible el trato que la estaban dando. ¡¡Trato el que la están dando desde el propio PP!!

“Se trata de una decisión muy dolorosa para mí, porque llevo militando en este partido mucho más de la mitad de mi vida, dando siempre lo mejor de mí y luchando por principios y valores que creo son buenos para Madrid y, sobre todo, para España” ha explicado en la carta remitida a Cospedal. Continua la carta de renuncia agradeciendo a su “amiga” el apoyo y su lealtad a M. Rajoy. También resalta que lo hace para no provocar más daño al partido. El partido como ente supremo, la transposición carismática a la estructura, sin duda, pero seguro que se ha quedado con las ganas de soltar tres o cuatro verdades. Porque, según nos cuentan, las presiones estos días han sido terribles, no sólo contra ella, sino contra las gentes que la han venido acompañando estos últimos tiempos. Un ejemplo es que desde Génova ya le han advertido a Ángel Garrido y los que con él quedan que tonterías las justas. Y que nada de hacer homenajes el 2 de mayo.

Cifuentes ha dimitido no sólo por las presiones y lo que han amenazado con sacar más contra ella, de carácter personal para arruinar su vida, esto lo tiene asumido por lo pasado en las últimas semanas, sino porque ya han tocado a su equipo que nada tiene que ver en las marañas podridas del PP. Y por ahí sí que no pasa Cifuentes. Son personas que sólo han actuado en beneficio de la ciudadanía madrileña y no en favor de intereses oscuros y corruptelas, y por ello no deben pagar. Como en las mejores tramas mafiosas, al final con la cabeza del Don familiar (en este caso Doña), acaban salvando al sottocapo, al consigliere y a cada caporegime. Cifuentes está muerta políticamente pero igual se acaba llevando por delante a más de uno… del partido. Porque los empresarios del establishment que han apoyado esta operación están protegidos y puede parecer un accidente.

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