Supongamos por un momento que la Superliga europea no sea ese artefacto atroz ideado por cuatro equipos ricos para salvar sus cuentas anuales (como confesó el viudo con gafas en televisión). Supongamos que ese engendro futbolístico pudiese salir adelante sin que los organismos del mundo del fútbol puedan frenarlo o absorberlo. Supongamos que, incluso, los aficionados de los equipos españoles que podrían participar están muy de acuerdo con el lanzamiento –tan sólo se oponen con fiereza los aficionados del Atlético de Madrid-. Supongamos todo ello y analicemos el papel que jugarán los dos personajes más siniestros del fútbol español en décadas: Javier Tebas, presidente de La Liga, y Luis Rubiales, presidente de la Federación.

Aleksander Čeferin, presidente de UEFA, ha amenazado con expulsar de la actual competición de Champions a tres de los cuatro finalistas por participar en el proyecto de Superliga; ha amenazado a los jugadores de los doce equipos adheridos con impedirles jugar en sus respectivas selecciones nacionales; y ha amenazado con expulsar a esos equipos de sus ligas nacionales. Como buen integrante de mafia suiza de larga tradición –se sabe que UEFA es ese estamento feudal que hace lo que le da la gana con sus competiciones y donde todos viven a cuerpo de rey o papa-, ha tomado la vía de la amenaza, de la coacción y del señalamiento fuera de los bordes democráticos. Čeferin es un dictadorzuelo futbolístico que piensa que sólo su voluntad es válida y lo que él establezca tiene valor de ley. Un Putin eslovaco en el mundo de fútbol.

¿Qué han hecho Tebas y Rubiales? Por un lado, se han quejado utilizando el vocabulario propio de los macarras y, por otro lado, han lanzado a los equipos de primera y segunda contra los otros tres equipos pidiendo que lo dicho por Čeferin se aplique inmediatamente. Los dos macarras del fútbol español tienen ese punto de cobardía de los pelagatos pandilleros de barrio pijo y por ello se esconden detrás de la fuerza de la masa porque saben que sus sueldos dependen muy mucho de lo que suceda en esta guerra futbolística. Tebas se levanta tres millones de euros por beneficiar a Real Madrid y FC Barcelona al fin y al cabo. Rubiales gana medio millón de euros –de un organismo público-, más los extras de UEFA y FIFA manteniendo el duopolio y manejando por detrás ciertos arbitrajes extraños. Ambos viven de los dos equipos poderosos y no dan la cara –salvo alguna queja de Tebas contra Florentino Pérez– no vaya a ser que se la partan. En este momento están en apuros, acongojados y con el agua hasta el cuello.

El problema para ellos es que no pueden expulsar a los equipos de La Liga ya que no existe mecanismo administrativo para ello. Los equipos de la Superliga pueden o no inscribirse en la Champions, no están obligados a ello y en la disputa de la competición nacional sólo adquieren el derecho a, no la obligación a. Los tres clasificados que pertenecen a la Superliga podrían declinar en ese derecho y dedicarse a jugar una competición amistosa –que curiosamente tiene formato de Superliga y deja unos grandes beneficios-. Moralmente puede ser reprobable pero legalmente pueden hacerlo. ¿Algo que decir Rubiales antes de llevarse la supercopa española a cualquier país árabe para que le llenen de millones los bolsillos?  No. ¿Podría pedir Tebas que se jugasen partidos de Liga en EEUU como se empeñó antes de la pandemia? Poder, con la cara que tiene, puede, pero moralmente le afectaría por sus críticas contra la Superliga.

Cuando el tito Floren decía a su edecán en el programa televisivo de las noches que estaba seguro que no habría sanciones a los equipos y a los jugadores es porque conoce mejor el terreno que los dueños de los demás equipos de La Liga y que el don de la UEFA. Equipos que no tienen compromiso ligueros ¿por qué no van a poder jugar amistosos y al final del torneo entregarse una copa? Los jugadores, como trabajadores de sus empresas, jugarán donde sus empresas les digan que jueguen, en las locales 8que no desaparecen) y en las amistosas. ¿Puede sancionar UEFA a jugadores por trabajar donde les dicen según la ley sus jefes? No. Y si se inventan normas ad hoc para sancionar a equipos y jugadores las demandas judiciales van a ser tremebundas contra la UEFA, la RFEF y La Liga, tanto como para acabar con miles de millones de euros perdidos. Y ¿de dónde van a sacar esos millones si los equipos que realmente venden y producen esos millones no juegan? ¿Piensan que en Latinoamérica van a pagar por ver un Villarreal-Huesca una millonada? De ilusiones también se vive.

Florentino, de momento, ya tiene una cautelar judicial en la que impiden sanciones –aunque eso no les libre de que pueda haberlas- al menos en España. Tiene abogados que han estudiado todo, aunque cualquiera con un mínimo conocimiento sabe que sancionar y expulsar es contrario a la ley. Rubiales y Tebas pueden acribillar a arbitrajes infames a Atlético de Madrid (ya está casi acostumbrado), Real Madrid y FC Barcelona para que gane el Sevilla la liga, pero la campaña periodística que se desataría igual no la resistirían. Además perderían contratos publicitarios de empresas que no querrían verse en situaciones asquerosas, más el añadido de que podrían ser acusados de amaños por los perjudicados. Muy compleja la situación de los dos macarras del fútbol porque los demás equipos les presionan para que acaben con los poderosos… pensando que ellos pasarán a ser poderosos y jugarán la Champions siempre. ¿Con qué dinero? O ¿piensan que los tenedores de los derechos televisivos van a pagar 1.000 millones por una liga sin los tres equipos expulsados (a la espera de resoluciones judiciales)?

La bazofia de la Superliga, que seguramente acaba como la Euroliga de baloncesto, está bien pensada pese a que Tebas diga que no. Podrían arrancar como torneo amistoso y mientras tanto jugar las ligas con unos cientos de millones en los bolsillos. Si les expulsan, tal y como está la legislación española y europea, pueden prepararse para demandas que acabarían por restituir en sus derechos a los equipos con una millonada en indemnizaciones que saldrían de los bolsillos (mediante ingresos que no disfrutarían) de esos equipos que hoy chillan. En realidad, tal y como se han expresado algunos, como Fernando Roig del Villarreal, lo que hay es envidia por no pillar cacho del invento. Tebas y Rubiales hoy están muy gallitos, mañana, como han hecho siempre, lamerán las botas de los poderosos. Hoy son los más macarras del fútbol, mañana lacayos de quienes siempre lo han sido. Cuando Étienne de La Boétie escribió su Discurso sobre la servidumbre voluntaria lo hizo pensando en estos dos avant la lettre.

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