Pantallazo Libertad Digital

Hace unos meses, dadas las ventas ofrecidas, se cuestionaban en diversos medios si las personas de derechas leían más que las de izquierdas. El libro narrado de Pedro Sánchez obtuvo un buen número de ventas, pero el posterior de Mariano Rajoy le batió en ventas. Hoy nadie se acuerda ni del uno, ni del otro. Pero los libros aparentemente de derechas (salvo los de Federico Jiménez Losantos, que no son aparentes) parecen tener más tirón. Ahora bien, ¿esas ventas demuestran que hay más lectores de derechas que de izquierdas? Y lo que es más importante ¿tienen más impacto los libros de “derechas”?

No hace mucho el marcheriano profesor Ignacio Sánchez-Cuenca mostró que los datos sociológicos desmentían esta supuesta mayor lectura por parte de las personas de “derechas” –se entrecomilla porque tampoco es muy fiable el posicionamiento respecto a las lecturas-. Lo primero que hay que tener en cuenta es que, según el CIS (en sus estudios serios), existe un 40% de la población española que no lee ni un libro al año. Un 39% entre 1 y 5 libros al año. Y un 21% más de cinco libros al año. Entre los que nunca leen hay más personas de “derechas” que de “izquierdas” y entre los que leen más de cinco libros al año hay una pequeña mayor amplitud de “izquierdas”. Estos son los datos cuantitativos, pero ¿los cualitativos?

Diferenciar por categorías

El problema de estos estudios es que se va al número gordo sin importar factores más cualitativos, esos que indican qué tipo de lecturas hacen los españoles. Sin duda la novela, en todos sus formatos, es la preferida de los españoles; seguida de las magufadas de autoayuda, liderazgo hippy y demás publicaciones de cualquier famoso con tiempo libre o un “negro” a la espalda. Eso son lo que dicen los datos bajo la estúpida separación de ficción y no ficción –no hay mayor ficción que los libros de liderazgo del tipo que sean, pero son ubicados en no ficción-.

No hay más datos cualitativos y pensar que todos los libros de Jiménez Losantos o que todos los de Imperiofobia y demás los han comprado personas de derechas es, cuando menos, dejarse llevar por una intuición sin más. No hay datos cuantitativos, ni cualitativos que determinen la mayor o menor cultura (si es que un libro de autoayuda se puede considerar cultura) de cualquier persona a lo largo del espectro político. Sin embargo, hay datos curiosos, no tanto de ventas, como de repercusión y movimiento editorial que pueden indicar un mayor equilibrio cultural del que presume la izquierda buenista o la derecha mediática.

Editoriales para todos los gustos

Si se baja el nivel del ensayo -el real, no las “pajas mentales de un tipo o una tipa” sin referencias bibliográficas hablando del mundo feliz o triste, o expresando su opinión por él o ella lo vale-, en especial el de carácter político y social, todo cambia respecto a los prejuicios existentes. En un mundo editorial donde predominaban las editoriales de izquierdas, ahora hay más competencia por la derecha. Las grandes editoriales publican todo lo que pueda venderse y si es mediático mejor, pero dentro de las editoriales independientes hay un cambio.

En términos generales y de un tiempo a esta parte han venido apareciendo editoriales con un perfil más liberal, conservador y católico que las editoriales más progres. También las hay que son más globalistas y otras más identitarias. Las hay que mezclan autores de distinto perfil y otras que van por un camino concreto y menos plural (ahí Deusto con Thomas Piketty hace un pequeño desvío de su línea liberal, por ejemplo). Todo el mundo está de acuerdo que Akal, Siglo XXI, Clave Intelectual o Capitán Swing son editoriales progres clásicas. Como Unión Editorial es liberal libertaria. Homo Legens y El buey mudo conservadoras. Página Indómita, además de clásica, se podría ver como una editorial de centro. Editorial EAS tira hacia el identitarismo. Y así con muchas de ellas.

El impacto de las publicaciones

Lo importante, al final, es el impacto de las publicaciones. Ese runrún que se mueve en el mundillo. Ese “¡tienes que leer este libro!”. Y a este respecto parece, y es pura intuición, que las editoriales de “derechas” están ganando terreno. Hay libros de Homo Legens, de El buey mudo, de EAS, de Página Indómita, de Almuzara (aunque publican de todo se atrevieron con Ledesma Ramos) y otras que “suenan” en el ambiente intelectual mucho más que lo que puedan publicar otras editoriales. En la supuesta “guerra cultural” ese lado del espectro está consiguiendo más impacto. Más llamar la atención con esta o aquella obra, luego se venderán… poco, pero parece que hay una atracción mayor de esas obras de “derechas”. Diego Fusaro, Alain de Benoist y otros están siendo traducidos gracias al esfuerzo de EAS, por ejemplo. Todo el liberalismo clásico (especialmente el francés) está siendo recuperado por Página Indómita…

También hay un hecho curioso como es el ensayo de corte cristiano que comienza a ser muy comentado por la calidad de sus textos. Aquí la editorial Nuevo Inicio, apoyada por el arzobispado de Granada, parece estar “ganando” a sus competidores. Sus publicaciones de Fabrice Hadjadj, Philippe Muray, Wendell Berry, Stanley Hauerwas, William T. Cavanaugh o Daniel M. Bell (más clásicos como Hilaire Belloc, Charles Peguy o Alasdair McIntyre) están siendo muy difundidas entre diversos sectores, incluyendo los de izquierdas. Rialp (que cuenta con Mariano Fazio en sus filas), Palabra o Ediciones Encuentro (los libros de Rémi Brague) también ofrecen publicaciones que “se escuchan”.

Las personas de derechas no leen más que las de izquierdas en términos generales. Leer a Jiménez Losantos no dota de más o menos cultura. Pero sí hay un cierto mayor interés por ensayos que puedan aportar herramientas que vayan más allá de las tres tonterías de Hayek, Rand o la escuela de Chicago con las que siguen viviendo algunos. En la izquierda tampoco es que avancen mucho más en términos generales. Fuera de los “manuales de adoctrinamiento de derechas e izquierdas” parece que la derecha lleva cierta ventaja a nivel libros. ¿Un reflejo de un cambio más profundo que se está generando soterradamente?

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