En mayo de 2010, tras dos años sufriendo la crisis mundial generada por la banca americana junto a las agencias de calificación, tras probar a hacer inversiones para frenar el creciente aumento del paro en nuestro país, e imagino que teniendo en cuenta datos de los que nadie hemos dispuesto, Zapatero aprobó los recortes mandados por la troika. Fue en ese momento cuando millones de progresistas españoles que no habían provocado la crisis pero que la estaban sufriendo de forma cruenta, abandonaron nuestro partido.

Un año después, de forma acordada con el PP se cambio el artículo 135 de la constitución, priorizando el pago de la deuda a entidades bancarias que recibían el dinero del banco central europeo al 1% para prestarlo a los países al 6%, ganando dinero con el sufrimiento de la gente. De nuevo los votantes de izquierdas volvieron a sentir que no se les representaba y esta vez se lo hicieron pagar a nuestro partido en las urnas, perdiendo en las elecciones de 2011 más de cuatro millones de votantes.

Hace seis años nació en Madrid el movimiento 15M como consecuencia directa de los efectos de la crisis y de las políticas que se estaban efectuando en nuestro país para combatirlos sin resultado alguno; un movimiento que en las altas esferas del PSOE no supieron entender ni canalizar los entonces líderes de nuestro partido.

Los minusvaloramos, no nos sumamos a sus luchas contra los desahucios, contra los recortes que el PP impuso en cuanto entró al gobierno, con lo que provocamos la irrupción de un movimiento llamado Podemos y, más votantes socialistas se nos fueron esta vez a otro partido.

Durante su corto mandato Pedro Sánchez, ha tenido que lidiar con una dirección y unos líderes históricos que tiraban en dirección contraria a la de los votantes, además de con Susana Díaz haciendo palpable de forma constante su nulo apoyo, casualmente desde el momento en que Pedro anunció que quería ser el candidato a las generales.

Cuando todo el mundo ve claro que ni tu partido te apoya, no puedes ganar, y de nuevo los votantes de izquierdas volvieron a abandonarnos, absteniéndose o votando a Podemos.

Es a partir de ahí, cuando el aparato decidió que quería quitarse de en medio a Pedro, y no hace falta que yo cuente más sobre la penosa imagen que dio el partido en el nefasto comité de octubre de 2016, momento en el que de nuevo, más votantes nos abandonaron… Pero de las cenizas de aquel incendio en Ferraz surgieron brotes verdes, Pedro fue a la televisión y contó todo lo que había pasado con las altas esferas de poder, y las puso en su sitio, y de repente votantes que se fueron a Podemos y no les gusta Pablo Iglesias empezaron a ver a Pedro con otros ojos, empezaron a verlo como el “Líder que este Partido necesita”.

Tras aquello, nuestro antiguo Secretario General, se rodeó de gente que no había perdido en ningún momento su credibilidad ante el votante progresista…, Oscar López, Andrés Perelló, José Antonio Pérez Tapias…, y antiguos votantes empezaron a hablar bien de nuevo del PSOE.

Tras la confirmación de su candidatura en Sevilla donde nos reunimos miles de militantes y simpatizantes, un sentimiento de ilusión empezó a recorrer el progresismo en España. Acto tras acto, lleno tras lleno, con un programa formado por expertos y la militancia, con la ilusión de cambiar el PSOE para hacerlo un partido más democrático y abierto, Pedro se presento el día de los avales en Ferraz, con un empate técnico, desmontando el aparato en contra en todos los rincones de España y mostrando que se podía ganar.

Las encuestas, confirman una realidad que todos palpamos en la calle, que hay millones de votantes que se abstuvieron o fueron a Podemos y que volverían si ganaba este proyecto. Con Pedro a la cabeza, volveríamos a ser primera fuerza política en España, porque Pablo Iglesias supone un tapón para su formación, de la misma forma que Susana, ambos parecen ser un techo de votos que abre la puerta a la cronificación de la corrupción endémica del PP.

Por eso el próximo domingo 21 voy a votar a Pedro Sánchez, porque tenemos la oportunidad de recuperar nuestro partido y nuestro sitio en la sociedad, representando a la inmensa mayoría de progresistas españoles, lo que nos pondrá en situación de poder quitar al partido más corrupto de Europa del gobierno, y traer el cambio de rumbo que necesita nuestro país, pero por encima de todo, porque nos necesitan todos esos ciudadanos que tanto han perdido y siguen perdiendo por culpa de la crisis provocada por la avaricia desenfrenada y la corrupción.

 

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