Las intenciones del comisario José Manuel Villarejo debían ser acongojar a la clase política y judicial por las grabaciones que pueda tener. Un sinvergüenza que quiere tumbar el sistema político y judicial mediante grabaciones que no indican ningún delito en sí, salvo los tarros robados por Cristina Cifuentes, pero que pretende dejar un halo de porquería sobre todos. Tiene razón Pablo Iglesias cuando dice que huele a podrido todo lo relacionado con Villarejo e Inda (por qué la SER ha cortado esta parte de sus manifestaciones es un misterio). Y Pedro Sánchez lo tiene aún más claro: “ningún corrupto nos marcará la agenda política”.

Desde Estados Unidos el presidente del Gobierno ha querido, además, remarcar que la intención del PSOE gobernante es limpiar España de la corrupción, cloacas y podredumbre que ha dejado el PP en sus años de Gobierno. Limpiar y airear la pestilencia que los conservadores han dejado en el país. “Este es un Gobierno sin hipoteca, que tiene un mandato claro y está determinado a cumplirlo: regenerar la vida política y luchar contra la corrupción venga de donde venga” ha dicho con contundencia Sánchez. Al igual que ya tienen preparada la expulsión del PSOE, si no dimite antes, del presidente de la Diputación de Huelva, Ignacio Caraballo, por si fuese a juicio, como contó Diario 16, van a ser rigurosos con los demás corruptos sean del partido que sean.

“Si la oposición quiere hacer oposición en base a un corrupto es su problema” ha querido zanjar Sánchez, dejando claro que por ese lado no piensan dejar ni un milímetro de espacio a la duda a la derecha azul y naranja. Sabe que la derecha política y mediática están tras su cabeza, no una conspiración en sí, pero una persecución total a todo lo que diga o haga. Sabe que desde el PP van a catalogarle de golpista por haber utilizado un recurso constitucional legítimo y legal, como les ha recordado la vicepresidenta Carmen Calvo, y por ello no va cejar en el empeño, ni rehusar la batalla ahora.

Es consciente el presidente del Gobierno que estos ataques que sólo buscan elecciones cuanto antes, por si la derecha lograse sumar como aspiran desde Génova y Alcalá. Pero también sabe que debe resistir estos ataques pues se puede poner en quiebra el sistema por aquellos que pretenden salvarlo. Con una situación sin solventar en Cataluña, con una crisis económica (o al menos un ciclo bajista) a la vista, con un país que está destruido por el austericidio del PP y su socio Ciudadanos, con una población en el precariado debe aguantar por el bien del sistema, no el propio cuello. Además, no conocen en PP y Cs que es muy cabezota el presidente y capaz de aferrarse al cargo hasta que le echen, como ya le pasó dentro del PSOE. Por eso no sorprende que dijese que piensa aguantar hasta 2020 en el cargo.

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